La herencia del viento

La herencia del viento

 

Libertad de pensamiento y tolerancia religiosa en las aulas

 

Enrique Mart�nez-Salanova S�nchez

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El puntero de don Honorato/Bibliograf�a/Lecturas de cine/Glosario de cine


Tolerancia religiosa y libertad de c�tedra

La herencia del viento. Pel�cula

El director: Stanley Kramer

El hecho real: El juicio del mono

Algunos comentarios de la pel�cula

Di�logos del juicio

La obra de teatro

Tolerancia en las aulas

Libertad de c�tedra, libertad acad�mica y libertad de pensamiento

Darwinismo y neodarwinismo

Teor�as creacionistas

Teor�as del dise�o inteligente

Tolerancia religiosa y libertad de c�tedra


�Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religi�n; este derecho incluye la libertad de cambiar de religi�n o de creencia, as� como la libertad de manifestar su religi�n o su creencia, individual y colectivamente, tanto en p�blico como en privado, por la ense�anza, la pr�ctica, el culto y la observancia�. (De la Declaraci�n universal de los derechos humanos; art�culo 18).

�Una idea es un monumento m�s grande que cualquier catedral�.  Henry Drummond (Abogado de la defensa en el film):

La tolerancia religiosa significa respetar y aceptar la existencia de otras formas de vida, creencias e ideas, o aun la no creencia en ninguna religi�n. La intolerancia religiosa puede consistir en considerar ciertas creencias como an�malas, fuera de lugar o her�ticas por el simple hecho de ser diferentes. Para que se d� la tolerancia religiosa es necesario que los individuos y las instituciones reconozcan la pluralidad y diversidad del mundo en que vivimos, as� como la existencia de conceptos que para otros son importantes aunque pertenezcan a una minor�a. Los dogmas de un culto en particular se deben interpretar como para uso dentro de la comunidad que los profesa y sin involucrar a terceros en el mundo exterior que no deseen participar de ellos.

La Libertad de c�tedra es derecho de los profesores e investigadores, para investigar en sus respectivos campos de conocimiento y expresar sus anotaciones y opiniones sin temor a ser rechazados o apartados de su tarea.


�La Biblia es un libro. Es un buen libro, pero no el �nico libro�.

Henry Drummond (Abogado de la defensa en el film)


La herencia del viento. La pel�cula


La herencia del viento. Inherit the wind

1960. EEUU. 122 min.

Director. Stanley Kramer

Montaje: Ernest Laszlo

Gui�n: Jerome Lawrence, Harold Jacob Smith, Robert E. Lee, Nedrick Young

M�sica: Ernest Gold

Reparto: Spencer Tracy (Henry Drummond, abogado de la defensa), Fredric March (Matthew Harrison Brady, abogado de la acusaci�n), Gene Kelly (E. K. Hornbeck, periodista), Florence Eldridge, Dick York (Bertram Cates, profesor), Claude Akins (predicador), Donna Anderson, Harry Morgan, Elliott Reid

Comentario y sinopsis. Notable adaptaci�n de la obra de teatro de Jerome Lawrence y Robert E., basada en uno de los m�s espectaculares episodios de la jurisprudencia norteamericana. En verano de 1925, en el estado de Tennessee, un fan�tico predicador llev� a los tribunales a un joven profesor, Bertram Cates, detenido por explicar en clase la teor�a de la evoluci�n de Darwin y negar la creaci�n divina del hombre tal y como recoge la Biblia. Cates ha violado la ley del Estado. Las contrapuestas teor�as del darwinismo y el creacionismo son los dos polos opuestos que enfrentan en una explosiva batalla de creencias el abogado defensor Henry Drummond y al l�der ultraconservador Matthew Harrison Brady, abogado de la acusaci�n. El juicio, que tuvo una enorme trascendencia social, se convirti� en una batalla tit�nica, entre el abogado de la defensa y de la acusaci�n y en un espect�culo medi�tico, pues la defensa fue financiada por un gran peri�dico y seguida por un afamado periodista.

Premios. Fredric March, Oso de Plata en el Festival de Berl�n. Nomienaciones al oscar: Mejor gui�n adaptado 1960. Mejor actor 1960 (Spencer Tracy). Mejor fotograf�a 1960. Mejor montaje 1960. Elegida mejor pel�cula para el p�blico joven en Berl�n, en 1960.


El t�tulo de la pel�cula


El t�tulo procede del vers�culo del libro de los Proverbios (11, 29) de la Biblia que dice que �El que perturba su casa, solo heredar� el viento, y el insensato, ser� esclavo del sabio de coraz�n�.


La herencia del viento. Inherit the Wind (Otra versi�n)


1999. EEUU. 109 min.

Direcci�n: Daniel Petrie

Reparto: Jack Lemmon, George C. Scott, Beau Bridges

Sinopsis: A�o 1925. El profesor Bertram Cates es detenido por ense�ar la teor�a de la evoluci�n de Darwin. Al negar la creaci�n divina del hombre tal y como recoge la Biblia, Cates ha violado la ley del Estado. En el juicio, que se celebrar� en una atm�sfera hostil para el acusado, medir�n sus armas un fiscal de notoria trayectoria pol�tica y un defensor agn�stico de reconocido prestigio.


Stanley Kramer. El director


Stanley Kramer (1913-2001). Director y productor estadounidense

Kramer estudiaba Derecho cuando en el �ltimo a�o de carrera, se le ofreci� la posibilidad de trabajar en el departamento de elaboraci�n de guiones de la 20th Century Fox. Aunque su primer trabajo con la compa��a fue un fracaso, So This Is New York (1948), de Richard Fleischer, la siguiente pel�cula dirigida por Mark Robson, El �dolo de barro, protagonizada por Kirk Douglas, fue todo un �xito. La pel�cula recibi� seis nominaciones a los Oscar: Mejor Actor, mejor actor secundario, mejor fotograf�a en blanco y negro, mejor banda sonora y mejor gui�n original y gan� el Oscar en la categor�a de mejor montaje. En los siguientes a�os, Kramer producir�a films tan importantes como Cyrano de Bergerac (1950), de Michael Gordon que supuso otro �xito rotundo como productor u Hombres, de Fred Zinnemann y que supondr�a el debut de Marlon Brando.

Una a�o despu�s, Harry Cohn, presidente de Columbia Pictures ofrecer�a a Kramer la oportunidad de hacer pel�culas con la firma de su estudio. Kramer ten�a plena libertad de realizar proyectos siempre que no pasaran del mill�n de d�lares de presupuesto. Aunque Kramer acept� el trabajo, se dedic� el resto del a�o a acabar un proyecto independiente de gran inter�s para �l, Solo ante el peligro, un western dirigido por Fred Zinnemann. El proyecto, aparte de ser un �xito total de p�blico, recibi� cuatro Oscars: el de mejor actor principal (Gary Cooper), mejor montaje, mejor canci�n y mejor gui�n original, aparte de cuatro nominaciones m�s mejor director, mejor pel�cula y mejor argumento.

En octubre de 1951, Kramer acab� su relaci�n con Carl Foreman, que tuvo que testificar por su pasado comunista ante la Comisi�n de actividades antiamericanas. Kramer empez� a producir pel�culas para Columbia. Una �poca poco fruct�fera donde cabe destacar Muerte de un viajante (1951), The Sniper (1952), The Member of the Wedding (1952), Hombres olvidados (1953) o �Salvaje! (1953), pel�culas de escaso estilo, valor y �xito.

En 1953 el presidente de Columbia Harry Cohn y Stanley Kramer acordaron rescindir el contrato del productor. De todas maneras, Kramer quiso despedirse de la compa��a con el �nico �xito de su etapa por la productora. El film, El mot�n del Caine, fue una adaptaci�n de la novela de Herman Wouk y fue dirigida por Edward Dmytryk. A pesar del �xito, Kramer tuvo que resistir las cr�ticas de la marina norteamericana ya que el papel irascible y tirano del teniente Philip Francis Queeg, que encarnaba Humphrey Bogart, atentaba contra la moral de la marina.

Despu�s de El mot�n de Caine, Kramer abandona Columbia y crea su propia productora, aunque en �sta ocasi�n en el cargo de director. En este tiempo, Kramer se ocupa de dirigir y producir sus propias pel�culas. As�, surgen productos como No ser�s un extra�o (1955) y Orgullo y pasi�n (1957). Aunque Kramer era conocido en todo Hollywood por sus ideas liberales, nunca fue incluido en la lista negra de Hollywood. En 1961, dirige �Vencedores o vencidos? lo que le vale su primera nominaci�n para los Oscar como director.

En contraposici�n a sus proyectos m�s contestatarios y sociales, en 1963 Kramer produce y dirige la comedia El mundo est� loco, loco, loco. Cuatro a�os despu�s, Kramer realiza Adivina qui�n viene esta noche. Una pel�cula muy pol�mica en su �poca por mostrar la uni�n matrimonial entre un hombre negro y una mujer blanca pero de la de la que se cree que el director se sinti� profundamente orgulloso. El film recibi� ocho nominaciones a los Oscar: mejor actor, mejor actor secundario, mejor actriz secundaria, mejor direcci�n art�stica, mejor director, mejor montaje, mejor banda sonora original y mejor pel�cula.

En los siguientes a�os, Kramer dirigi� t�tulos como Bendice a los animales y a los ni�os (1971), Oklahoma Crude (1973) y M�s all� del amor (1979).

 


Algunos comentarios de la pel�cula


En el a�o 1960, el juicio de Dayton fue llevado al cine en blanco y negro por Stanley Kramer en una pel�cula titulada La herencia del viento, Inherit the Wind (aunque quiz�s hubiera sido m�s apropiada la traducci�n del t�tulo que se us� en Sudam�rica �Heredar�s el viento�), protagonizada por Spencer Tracy, en el papel de Henry Drummond (nombre supuesto de Darrow en el film); Fredric March en el papel de Matthew Harrison Brady (nombres supuesto para Bryan); Gene Kelly en el papel del periodista progresista E. K. Hornbeck (nombre que se le dio en la pel�cula por H. L. Mencken); Dick York como Bertram T. Cates (nombre supuesto que encubr�a a Scopes) y Claude Atkins como el reverendo fundamentalista que lleva a los tribunales al profesor Cates.

El gui�n, fue escrito por Nedrick Young (que originalmente lo firm� como Nathan E. Douglas debido a sus problemas para hacerlo con su nombre original por estar incluido en las listas negras elaboradas en Hollywood por la influencia del senador McCarthy) y Harold Jacob Smith, sobre la base de la obra de teatro de Jerome Lawrence y Robert E. Lee.

La pel�cula de Kramer va m�s all� de los hechos hist�ricos. Probablemente el juicio a Scopes fuera muy diferente a como podemos verlo en la pantalla. Resulta sintom�tico que todos los nombres hayan sido cambiados. As� pues el hecho del pasado resulta una mera excusa; es el sobre que contiene lo verdaderamente importante, el mensaje. El del peligro de los fanatismos, y el de la fina barrera que existe entre la libertad individual, las ideas y la ley de los pueblos.

La pel�cula fue y es, sin duda, un film impactante. Sobre el respeto a los sucesos de Dayton, desde la perspectiva m�s hist�rica, en el film y en la obra de teatro fueron cambiados los nombres de personas y lugares, y en muchas escena (quiz�s demasiadas) hubo algunas exageradas concesiones a la agilidad narrativa y al dramatismo, como hacer de Scopes el novio de la hija del pastor fundamentalista que lo ataca, detener a Scopes durante su clase, quemarlo en efigie, etc. De hecho, Scopes parece ser que nunca estuvo en la c�rcel ni ten�a novia, ni le fueron a detener mientras daba clase. Darrow tampoco lleg� s�lo al pueblo ni Bryan era el estramb�tico fundamentalista que se puede ver en la pel�cula.

Desde el mismo comienzo de la pel�cula Kramer introduce c�nticos religiosos para crear una atm�sfera �spera, identificando religi�n y fanatismo, y describiendo a todo un pueblo en contra de un individuo. De un modo singular, el defensor de la fe Harrison Brady resulta ser un hombre bastante cabal, alejado del oscurantismo del reverendo Brown, quien repudia a su hija por estar prometida al hombre que ense�a el pasado del hombre sin mencionar a Dios. Con todo, acosado en el juicio por el temperamental y astuto Drummond, Brady se revelar� como un �dolo mesi�nico con pies de barro.


El hecho real. �El Juicio del mono� o �El Estado contra Scopes�


 En el viejo Mississippi, en 1925, la localidad de Dayton se vio turbada por un juicio (el juicio del �Mono�) que marc� �poca: el del Estado contra John Scopes, al que se encontr� culpable a John Scopes de ense�ar la teor�a de la evoluci�n de Charles Darwin en una clase de ciencia en una escuela secundaria, en contra de lo que establec�a una ley del estado de Tennessee que prohib�a la ense�anza de toda otra explicaci�n que no fuera el creacionismo. Se cre� una batalla, amparada por los medios de comunicaci�n y las manifestaciones populares, entre ciencia y religi�n, y por cada uno de los bandos lidiaron dos de las m�s l�cidas mentes de aquel entonces: Clarence Darrow y William Jennings Brian. Existen versiones muy contradictorias sobre los hechos. Unos dicen que fue un juicio ama�ado desde la prensa y la pol�tica para poner en cuesti�n el Butler Act, otros que los ciudadanos de Dayton se pusieron de acuerdo para levantar un esc�ndalo y dar popularidad al municipio. El Butler Act establec�a que era ilegal en todo establecimiento educativo del estado de Tennessee, �la ense�anza de cualquier teor�a que niegue la historia de la Divina Creaci�n del hombre tal como se encuentra explicada en la Biblia, y reemplazarla por la ense�anza de que el hombre desciende de un orden de animales inferiores�.

Someramente, �stos son los hechos hist�ricos.

John Scopes, un profesor de escuela secundaria, fue acusado el 5 de mayo de 1925 de ense�ar la evoluci�n utilizando un cap�tulo de un libro de textos que estaba basado en ideas inspiradas en el libro de Charles Darwin El Origen de las Especies. John Scopes no pod�a entender su situaci�n. Estaba preso por ense�ar ciencia, que era su trabajo. Tampoco entend�a que, con su arresto, los l�deres locales buscaran atraer la atenci�n sobre Dayton y tentar a alg�n empresario a invertir en un pueblo que cada vez ten�a menos habitantes. La Asociaci�n de Libertades Civiles Norteamericanas (ACLU) ofreci� pagar los honorarios del defensor y eligi� a H.G. Wells, el escritor de ciencia ficci�n autor de La m�quina del tiempo y otros relatos fascinantes. Pero a Wells no le interes�. En realidad, el defensor surgi� despu�s de que se conociera qui�n iba a ser el fiscal. Las autoridades del pueblo consiguieron que William Jennings Bryan, un fundamentalista religioso, tres veces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, asumiera la acusaci�n a pesar de que no ejerc�a el derecho desde hac�a 30 a�os.

Cuando se supo de que actuar�a Bryan, hubo un abogado que se propuso para la defensa. Era Clarence Darrow, de 70 a�os, el abogado m�s famoso del pa�s. George Rappleyea, propietario de varias minas en la regi�n, convenci� a un grupo de empresarios de Dayton, que entonces era un pueblo con 1756 habitantes, que la atenci�n p�blica que generar�a tal juicio aportar�a publicidad para Dayton.

Una joven de unos 20 a�os estaba parada en la puerta de la Corte con un beb� en su brazo derecho y un cartel en el izquierdo que dec�a: �Scopes, arder�s en el infierno�. Hab�a m�s carteles, algunos con la figura de un mono y la cara de Darrow. Uno de ellos permaneci� siempre en la puerta del tribunal: �Lea su Biblia todos los d�as�. Una se�ora vestida con una camisa de volantes blancos, abotonada hasta el cuello, y una falda larga y negra, cantaba una canci�n religiosa al frente de otras 50 mujeres. Hac�a un calor insufrible y casi todos se defend�an del sol con diarios, cart�n o abanicos. Hab�a puestos de limonada y de comidas. Llegaron periodistas hasta de Hong Kong. Fue la prensa la que bautiz� el caso con el nombre que lo identificar�a para siempre: �El juicio del mono�. Desde muchos meses antes de su inicio, gentes de todos los EE.UU. hab�an estado siguiendo lo que se estaba aprobando en Tennessee con atenci�n, d�ndose cuenta de lo que estaba en juego y, poco a poco, los dos bandos enfrentados, los que defend�an y atacaban la evoluci�n, fueron juntando fuerzas para tratar de ganarlo. Incluso se llegaron a enviar reporteros desde la Instituci�n Smithsoniana un mes antes para fotografiar a los protagonistas de los acontecimientos, a medida que �stos se iban sucediendo, e ir captando el ambiente que se iba viviendo en la ciudad.

Scopes fue enjuiciado el 24 de abril. Durante la ma�ana, unas 1.000 personas fueron entrando a la sala del tribunal para asistir al juicio. Alrededor de 300 se quedaron de pie. El juez John Raulston golpe� con su martillo para acallar los murmullos. El calor era tan insoportable adentro que se permiti� a los hombres estar en camisa. Los procedimientos empezaron con una oraci�n, bajo la firme protesta de Darrow. La presentaci�n de Bryan, de inflamada aunque aburrida oratoria, era rubricada a cada pausa por un sonoro �am�n� del p�blico. Darrow volvi� a protestar y el juez debi� pedir mesura.

El caso para la fiscal�a era muy claro. Con el testimonio de los alumnos prob� que Scopes ense�aba la teor�a de Charles Darwin, y que esto constitu�a una violaci�n a la ley de Tennessee. En este tramo, Darrow s�lo le pregunt� a un alumno si le parec�a que su profesor ense�aba cosas perversas o malas. El chico dijo que no. Los cient�ficos que la defensa propuso como testigos dir�an que la ley era injusta pues no se pod�a tomar a la Biblia, que es un texto religioso, como si fuese un libro de ciencias. Pero Darrow tuvo serios problemas cuando el juez rechaz� esos testimonios por impertinentes.

Darrow decidi� entonces dar batalla en el terreno de sus oponentes y llam� como testigo al mayor experto en la Biblia que se encontraba presente, es decir al propio fiscal. Bryan, confiado, acept�. (ver di�logo). Darrow pidi� un veredicto inmediato. El final fue transmitido por radio a todo el pa�s. En 8 minutos, el jurado declar� a Scopes culpable, lo mult� con 100 d�lares y una fianza de 500 d�lares, que pag� Paul Patterson, propietario del Baltimore Sun. Por primera vez las noticias sobre un juicio se retransmit�an diariamente por radio a todos los EEUU gracias a la WGN, la primera emisora de radio inaugurada en Chicago.

Darrow apel�, pues buscaba que un tribunal superior dijera que la ley antievoluci�n era inconstitucional. Cinco d�as despu�s, el fiscal Bryan se recost� a dormir una siesta de domingo y muri�. La diabetes lo hab�a vencido. El 14 de enero de 1927, la Corte del estado redujo la multa a un d�lar y evit� pensar el asunto en profundidad. Dijo: �No es conveniente prolongar este caso tan extra�o�. La ley no se aplic� m�s.


�Solo porque la gente ve tantas cosas en la tierra y en el cielo de los cuales no conocen la causa creen que las deidades est�n trabajando all�. Si solo pudieran ver que nada puede ser creado de nada, entonces avanzar�an un paso m�s hacia la respuesta que buscan: Esos elementos eternos se han vuelto todo lo que es, sin interferencia de los dioses�

Lucrecio, �De rerum natura�. Escrito alrededor del a�o 60 AC

Scopes en 1925

Clarence  Darrow  y  William  Jennings  Bryan  durante  el  juicio.

Edificio del tribunal de Dayton, Condado Rhea, Tennesse


 

�El Hombre, en su orgullo, cre� a Dios a su imagen y semejanza�.

Friedrich Niestzsche


De la pel�cula

 

Di�logos del juicio que fueron reproducidos en la obra de teatro y en la pel�cula


Darrow  derrot�  a  Bryan  en su  propio  terreno, llam�ndolo  a declarar  como el mayor experto en temas b�blicos.

Darrow: �Todo debe  ser interpretado  en  forma  literal en  la Biblia?

Bryan: As� es

Darrow: (mostr�ndole una piedra),  �Qu� edad cree  que tiene esta piedra?  La ciencia dice que puede tener millones de a�os.

Bryan: Tiene menos de 6.000  porque el obispo de Usher fij� la fecha  de la  Creaci�n  el 23  de octubre del  4004 a.C.  a  las 9 Hs.

Darrow: �Hora del este  o  del oeste? (Bryan qued� perplejo) D�game... �El  primer d�a  tuvo 24 horas?

Bryan: La Biblia dice que fue un d�a.

Darrow: Seg�n  la Biblia,  Dios  no hab�a creado todav�a  el Sol. Por lo tanto... �Puede decirme  como sab�a  que  el  d�a duraba  24  horas?  �No pod�a durar  un mes,  un a�o,  o millones de a�os?

Bryan: No lo s�. Mi impresi�n es que fueron per�odos.

Darrow: Bueno,    si   los   llama   per�odos... �Podr�an   haber abarcado  mucho  tiempo?

Bryan: Tal  vez.  Podr�an  haber  abarcado  millones  de a�os (Bryan baj� los ojos,  apesadumbrado  por haber tenido que admitir eso  y  sus seguidores  quedaron  pasmados).


Conversaci�n tomada de las notas del proceso de juicio al ser interrogado Bryan por Darrow:

Darrow: �Pudo Vd.. descubrir de donde tom� Ca�n a su esposa?

Bryan: No Se�or; eso se lo dejo a los agn�sticos.

Darrow: �Nunca lo ha descubierto?

Bryan: Nunca lo he averiguado.

Darrow: �Nunca lo ha analizado?

Bryan: No.

Darrow: �La Biblia dice que tom� una, verdad? �Hab�a m�s gente en la Tierra en ese tiempo?

Bryan: No le puedo decir.

Darrow: No me puede decir� �Nunca entr� eso en su consideraci�n?

Bryan: Nunca me preocup�.

Darrow: No hab�a notas de que existieran otras personas, mas Ca�n tom� una esposa.

Bryan: Eso es lo que dice la Biblia.

Darrow: De d�nde vino ella no lo sabe�


Darrow: (cogi� la Biblia y comenz� a leer) �Y el Se�or Dios dijo a la serpiente: Porque t� has causado esto, tu arte maldijo todo el ganado y toda bestia del campo; sobre tu vientre te arrastrar�s y comer�s polvo todos los d�as de tu vida�. �Piensa que por eso la serpiente se ve obligada a arrastrarse sobre su vientre?�.

Bryan: Lo creo

Darrow: �Tiene idea de c�mo andaba la serpiente hasta entonces?

Bryan: No se�or

��No sabe si andaba o no sobre su cola?�

Bryan: No se�or, no tengo modo de saberlo. (Hubo una risotada general de la multitud y de repente, se alz� la voz de Bryan, chillando, hist�rica) El �nico prop�sito del se�or Darrow es injuriar la Biblia y quiero que el mundo sepa que este hombre, que no cree en Dios, est� tratando de utilizar un tribunal de Tennessee.

Darrow: Objeto su afirmaci�n. (Darrow afirm� despectivo). Estoy examin�ndole de las locas ideas que tiene y que ning�n cristiano inteligente cree en esta tierra.

El Juez Raulston puso fin a la controversia levantando la sesi�n.


La obra de teatro


Treinta a�os despu�s dos dramaturgos consideraron que la libertad del individuo estaba siendo nuevamente puesta a prueba. Corr�an entonces los oscuros a�os del Macartismo, del terror sovi�tico y de la Caza de Brujas en Hollywood. Jerome Lawrence y Robert Edwin Lee escribieron la obra Inherit The Wind como un modo de atraer la atenci�n sobre la particular e injusta cruzada que estaba llevando a cabo el terrible senador de Wisconsin Joseph McCarthy. La obra de teatro se estren� en Broadway en Enero de 1955, cinco a�os antes que la versi�n cinematogr�fica basada en la obra.

A pesar de que existen numerosas similitudes entre la obra y la historia, la obra no fue concebida como un documental sobre el juicio a Scopes, sino como una llamada de atenci�n sobre el da�o del macartismo, que algunos consideran uno de los per�odos m�s oscuros de la historia de los Estados Unidos. La obra de teatro ha sido aclamada como una de las m�s grandes obras del siglo XX, en gran parte debido a los temas que trata, como la fe y tolerancia religiosas, junto a la libertad de pensamiento.

  Los personajes en la ficci�n de Matthew Harrison Brady, Henry Drummond, Bertram Cates y E. K. Hornbeck se corresponden con las siguientes personas en la vida real William Jennings Bryan, Clarence Darrow, John Scopes, y H.L. Mencken, respectivamente.

Gracias a esta obra, cuyos hechos hab�an pasado una generaci�n antes, Lawrence y Lee pudieron hablar del clima asfixiante que se viv�a en los EEUU de su �poca. En realidad, la interpretaci�n de March, muy histri�nica, la hizo tratando de que recordara m�s a los gestos de McCarthy que a los de Bryan.


Tolerancia en las aulas


(Extra�do de Educacion para la tolerancia. Una pedagog�a de la libertad de conciencia. Ponencia de Luis Mar�a Cifuentes P�rez)

��Por qu� hoy d�a en todos los sistemas educativos europeos resurge de nuevo la preocupaci�n por el tema de la educaci�n intercultural y del respeto a las minor�as? Precisamente porque vivimos en sociedades multinacionales, complejas y plurales en el �mbito religioso, moral y cultural. Ning�n Estado puede pretender hoy d�a una total coincidencia de sus ciudadanos en una sola creencia religiosa, en una sola lengua y en una id�ntica tradici�n cultural; al contrario, la tolerancia hacia lo diferente se ha convertido en el reto m�s serio de la sociedad presente y futura.

La escuela, todo el sistema educativo, debe ser ante todo un servicio p�blico gratuito que se ofrezca en plano de igualdad a todos los ciudadanos, con independencia de su capacidad econ�mica y de sus tradiciones culturales; y creo que la red p�blica de centros debe ser atendida de modo prioritario, dot�ndola de todos los recursos financieros y humanos que necesita para realizar esa labor social tan importante. El factor de compensaci�n de las desigualdades que posee la escuela p�blica se basa en que ofrece un servicio p�blico gratuito que procede de la recaudaci�n fiscal por v�a de impuestos y ello no significa, bajo ning�n concepto, que deba prescindir de la exigencia acad�mica ni de la disciplina colectiva como garant�a de igualdad para todos en los centros educativos. Al contrario, debe mirar con la m�xima vigilancia y control el uso de los recursos p�blicos que son de todos y est�n al servicio de todos. Por lo tanto, la evidente funci�n social que ejerce la escuela p�blica es totalmente compatible con la exigencia cient�fica y racional propia de toda instituci�n que trasmite conocimientos y que pasa el testigo a los j�venes de toda la tradici�n can�nica de nuestra cultura.

Una de las caracter�sticas esenciales de la escuela p�blica es que su objetivo irrenunciable es ante todo de car�cter moral; es decir, educar ciudadanos libres, democr�ticos, cr�ticos y tolerantes. Y ello desde una perspectiva integral del ser humano; es decir, que en el sistema escolar no se mutile ni cercene ninguna dimensi�n de la vida ni de la cultura humanas: ciencia, humanidades, arte, tecnolog�a, religi�n, educaci�n f�sica; y todo ello de un modo arm�nico y equilibrado a trav�s de unos curr�culos dise�ados con ese objetivo de formar ciudadanos que sean y se sientan �tiles a s� mismos y a los dem�s.

Educar en la libertad y en la tolerancia se ha convertido en todos los pa�ses europeos en una exigencia imprescindible porque la escuela es la instituci�n que con m�s intensidad est� sintiendo en su propia piel la realidad social del pluralismo cultural y moral de las sociedades actuales�.


Libertad de c�tedra, libertad acad�mica y libertad de pensamiento


La libertad de c�tedra es uno de los derechos incluidos dentro del derecho humano o fundamental de Libertad Acad�mica.

Es el derecho a ejercer la docencia, en el �mbito de la Educaci�n Superior, con absoluta libertad, es decir, es �la libertad de ense�ar y debatir sin verse limitado por doctrinas instituidas�.

La libertad acad�mica, sin embargo, es un concepto mucho m�s amplio que la libertad de c�tedra. Incluye, por ejemplo, la libertad de llevar a cabo investigaciones y difundir y publicar los resultados de las mismas, la libertad de expresar libremente su opini�n sobre la instituci�n o el sistema en que trabaja, la libertad ante la censura institucional y la libertad de participar en �rganos profesionales u organizaciones acad�micas representativas.

La constituci�n espa�ola reconoce el derecho a la libertad de c�tedra en su art�culo 20.1 c) y la ley org�nica de universidades, en su art�culo 33 lo dota de contenido de la siguiente forma: La docencia es un derecho y un deber de los profesores de las universidades que ejercer�n con libertad de c�tedra, sin m�s l�mites que los establecidos en la constituci�n y en las leyes y los derivados de la organizaci�n de las ense�anzas en las universidades.


Libertad de pensamiento


�Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religi�n; este derecho incluye la libertad de cambiar de religi�n o de creencia, as� como la libertad de manifestar su religi�n o su creencia, individual y colectivamente, tanto en p�blico como en privado, por la ense�anza, la pr�ctica, el culto y la observancia�.

(Art�culo 18 de la Declaraci�n Universal de Derechos Humanos. Adoptada y proclamada por la Asamblea General de la Organizaci�n de las Naciones Unidas, en su resoluci�n 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948).


Darwinismo y neodarwinismo (Extra�do de Wikipedia)


Las concepciones evolucionistas de Darwin constituyen un complejo sistema te�rico, un conjunto de teor�as relacionadas, m�s que una teor�a singular. El n�cleo de esas concepciones sigue conservando toda su validez, a pesar de su natural insuficiencia y de alg�n error significativo, sobre todo en su explicaci�n de la herencia.

En el darwinismo hay tres ejes te�ricos que explican distintos aspectos de la realidad biol�gica.

El transformismo, que es la noci�n de que las estirpes van cambiando sus caracter�sticas a lo largo del tiempo de una manera fundamentalmente gradual. Lo que ahora designa el t�rmino evolucionismo fue se�alado durante mucho tiempo, hasta bien entrado el siglo XX, como transformismo.

La noci�n de que las estirpes se diversifican, por adaptaci�n a ambientes o modos de vida diferenciados, ramific�ndose; el otro aspecto del mismo fen�meno es que todas las especies est�n emparentadas, aunque en grados distintos, y en �ltimo t�rmino todas las especies tienen su origen com�n en un remoto antepasado �nico. De esta convicci�n deriva la de que es obligado intentar clasificar las especies por su parentesco (filogenia), criterio que debe pasar por encima de cualquier otro. Darwin desconfiaba de que este ideal fuera alcanzable, aunque el desarrollo reciente del an�lisis filogen�tico lo est� aproximando.

La adaptaci�n al ambiente que motiva el cambio evolutivo, deb�a tener su mecanismo en la selecci�n natural, concebida como resultado de dos factores: por un lado, la variabilidad natural hereditaria de los individuos de una especie y, por otro, la tasa diferencial de �xito reproductivo, dependiente tambi�n de la tasa de supervivencia, entre las distintas variantes gen�ticas presentes en la poblaci�n.

El neodarwinismo tambi�n llamado teor�a sint�tica de la evoluci�n, es b�sicamente el intento de fusionar el darwinismo cl�sico con la gen�tica moderna, y fue formulado en la d�cada del 30 y el 40 (siglo XX) por cient�ficos tales como G. G. Simpson, Mayr, Huxley, Dobzhansky, Fischer, Sewall Wright, y otros. En general significa la integraci�n de la teor�a de la evoluci�n de las especies por selecci�n natural de Charles Darwin, la teor�a gen�tica de Gregor Mendel como base de la herencia biol�gica, la mutaci�n gen�tica aleatoria como fuente de variaci�n y la gen�tica de poblaciones matem�tica.

Seg�n esta teor�a los fen�menos evolutivos se explican b�sicamente por medio de las mutaciones (las variaciones accidentales de que hablaba Darwin) sumadas a la acci�n de la selecci�n natural.

As�, la evoluci�n se habr�a debido a la acumulaci�n de peque�as mutaciones favorables, preservadas por la selecci�n natural y por consiguiente, la producci�n de nuevas especies no ser�a nada m�s que la extrapolaci�n y magnificaci�n de las variaciones que ocurren dentro de la especies.

La s�ntesis evolutiva moderna se denomina tambi�n nueva s�ntesis, s�ntesis moderna, s�ntesis evolutiva, teor�a sint�tica, s�ntesis neodarwinista o neodarwinismo.

 


Charles Robert Darwin. (1809-1882)


Darwin fue un cient�fico brit�nico, quien sent� las bases de la teor�a moderna de la evoluci�n con su concepto del desarrollo de todas las formas de vida a trav�s del proceso lento de la selecci�n natural. Su trabajo tuvo una influencia decisiva sobre las ciencias de la vida y de la tierra, y sobre el pensamiento moderno en general.


Teor�as creacionistas (Tomado de Si Darwin no hubiera muerto)


Para muchos, la ense�anza de las doctrinas de Darwin estaba a punto de dispersarse como una epidemia que contaminar�a la mente de los peque�os. Fue as� como naci� el movimiento de los creacionistas.

El creacionismo es una doctrina que dice que cada ser vivo que existe actualmente proviene de un acto independiente de creaci�n divina. Pero no est�n unificados, hay diferentes acepciones de lo que el creacionismo es: Hay un tipo de creacionismo en el que la formaci�n de la tierra es muy reciente: habr�a sido creada hace unos 6.000-10.000 a�os, todas las formas de vida habr�an sido creadas en 6 d�as y los cambios geol�gicos se interpretar�a en t�rminos de �diluvio�.

Hay otra corriente en la que se aceptar�a la antig�edad geol�gica de la tierra, pero donde la vida habr�a sido creada por Dios siguiendo los textos b�blicos. Uno m�s donde cada d�a de la creaci�n representar�a miles e incluso millones de a�os.

Una corriente es la del Creacionismo progresivo, en el que la tierra es muy antigua: el �Big-Bang� ser�a la evidencia de la fuerza creadora de Dios, aqu� se rechazan tanto la biolog�a moderna como la evoluci�n, y Dios habr�a creado a los organismos de manera secuencial seg�n lo que se observa en los estratos geol�gicos.

El Creacionismo evolutivo (o evolucionista): la naturaleza no tiene existencia m�s all� de la voluntad divina, los sucesos de la creaci�n existen y Ad�n no fue el primer Hombre, pero s� el primero que fue consciente de ser humano. La Evoluci�n te�sta, por su parte dice que Dios cre� la vida por medio de la evoluci�n; este punto de vista acepta los datos biol�gicos modernos salvo cuando se trata de la creaci�n del alma humana (esta fue la posici�n del Papa Juan Pablo II y de numerosas escuelas protestantes).

Los creacionistas se mantuvieron en un perfil bajo durante varios a�os hasta que a mediados de los a�os 1920, los cristianos conservadores americanos, en una b�squeda del renacimiento de valores que ellos consideraban tradicionales, propusieron prohibir toda noci�n de evoluci�n en la ense�anza p�blica. Esto trajo consigo el �Acta Butler�, votada en 1925, que prohib�a la ense�anza de la evoluci�n. Fue en aquello momento cuando se produjo el �juicio del mono� contra John Thomas Scopes, que expuso ante la opini�n p�blica a los fundamentalistas cristianos que defienden la historicidad y literalidad de la Biblia: Dios cre� el mundo en 6 d�as y, seg�n las cuentas que el arzobispo anglicano y primado de Irlanda James Ussher hizo en su libro Anales del Antiguo Testamento (1650), la Tierra fue creada en el anochecer previo al 23 de octubre de 4000 a. de C. Conocidos como Creacionistas de la Tierra Joven, hoy se agrupan en torno al Institute for Creation Research fundado en 1970 por el ingeniero Henry M. Morris, el creacionista m�s influyente de la segunda mitad del siglo XX. Pretenden expulsar la evoluci�n del sistema educativo, o al menos que se ense�e el creacionismo como una visi�n cient�fica alternativa.

�El juicio del mono�


Teor�as del dise�o inteligente (Del Blog de divulgaci�n cient�fica de Miguel �ngel Sabadell)


La expresi�n Dise�o inteligente fue popularizada por Phillip E. Johnson al utilizarla en su libro de 1991 Proceso a Darwin. Denomina a la posici�n de que la vida en la tierra y el origen del hombre son el resultado de acciones emprendidas de forma deliberada por uno o m�s agentes inteligentes.

Seg�n sus proponentes se trata de una propuesta cient�fica leg�tima, capaz de sustentar un programa de investigaci�n dentro de las reglas metodol�gicas de la ciencia.

El dise�o inteligente no es m�s que la teor�a creacionista, vestida en un traje m�s formal, pero su esencia es la misma. En realidad se podr�a ver como un caballo de Troya del creacionismo, una justificaci�n a posteriori de la creencia en un creador absoluto y trascendente (el Dios de las religiones monote�stas), aunque sus proponentes aleguen no prejuzgar la naturaleza del �dise�ador�.

El movimiento dise�o inteligente ha logrado suscitar una cierta movilizaci�n pol�tica en Estados Unidos con seguidores, incluidos algunos miembros de las C�maras legislativas, que abogan por la inserci�n del dise�o inteligente en los programas de educaci�n como teor�a alterna a la evoluci�n.

Tal como se practica hoy, es metodol�gicamente naturalista: busca explicaciones naturales al mundo natural. Johnson aboga por introducir un Dise�ador Inteligente como causa v�lida para explicar los fen�menos naturales. Antes de la aparici�n del libro, Johnson se reuni� con el fil�sofo Stephen C. Meyer, actual vicepresidente del Discovery Institute, para delinear una pol�tica de actuaci�n cuyo principal objetivo fuera sustituir la �ciencia materialista� por la �ciencia te�sta�, y convertir el Dise�o Inteligente en �el punto de vista dominante en la ciencia�. Con esta terminolog�a se abri� un paraguas bajo el cual todos aquellos te�stas que tuvieran alg�n tipo de creencia creacionista pod�an cobijarse. En la reuni�n de 1999 Reclamando Am�rica para Cristo, Johnson dio una conferencia titulada C�mo ganar el debate sobre la evoluci�n: �El DI es un movimiento ecum�nico� nos permite tener un punto de apoyo en las revistas cient�ficas y otra en las revistas de diferentes confesiones religiosas� la teor�a darwiniana de la evoluci�n contradice no s�lo el G�nesis, sino toda la Biblia de principio a fin�.

En 1993 el Movimiento por el Dise�o Inteligente comenz� su andadura gracias a una beca del multimillonario Howard Ahmanson, Jr y 450.000 d�lares de la fundaci�n de la familia MacLellan, ambos cristianos fundamentalistas. Teniendo a Johnson como su padre fundador y principal ide�logo, el Discovery Institute esboz� lo que bautiz� como la Estrategia Cu�a, donde plantea una guerra cultural contra la concepci�n de la ciencia moderna y cuya punta de lanza es el Dise�o Inteligente, difundiendo a los cuatro vientos la idea falaz de que la evoluci�n es una teor�a en crisis. El principal campo de batalla, los consejos escolares de EE.UU.. Es una operaci�n pol�tica en toda regla: el brazo legal del Discovery Institute, el Thomas More Law Center, proporciona apoyo y asesoramiento a todos aquellos consejos o asociaciones que quieran introducir el DI en el curr�culum educativo; las universidades asociadas a las iglesias evang�licas ofrecen cursos con su asesoramiento y el programa dirigido a estudiantes universitarios, IDEA, ha conseguido �colocar� conferencias en universidades del prestigio de Yale.


Enrique Mart�nez-Salanova S�nchez