Nuestra vinculaci�n emocional con Winona Ryder cambiar� seg�n la edad que tengamos. Si hemos nacido en fechas pr�ximas a la suya -este 29 de octubre la actriz cumple 50 a�os muy bien llevados-, seguramente la tendremos como un �dolo generacional, un referente de fragilidad emocional y belleza oscura, pues el primer contacto habr� sido, muy posiblemente, a trav�s de las pel�culas de Tim Burton, de quien fue una musa temprana -particip�, con papeles destacados, en Bitelch�s (1988) y Eduardo Manostijeras (1990)-, o en las de Martin Scorsese -La edad de la inocencia (1993)-, y por supuesto en aquel acontecimiento generacional que fue Reality bites (1994), uno de los t�tulos que definen el apogeo cultural de la llamada generaci�n X, los a�os de desorientaci�n vital y la tendencia al demacre de los a�os del grunge.
Ahora bien, si usted es m�s joven, o ha estado despistado durante todo este tiempo, la importancia de Winona Ryder se puede calibrar, seguramente, a partir de su papel de madre sufriente en la serie Stranger Things, aquel artefacto retronost�lgico ochentero que ha engrosado de manera generosa las arcas de la plataforma Netflix durante tres temporadas, a la espera de que se anuncie la cuarta. La inclusi�n de Ryder en Stranger Things ha sido importante en la vida de la actriz, pues aunque aunque hab�a estado trabajando de manera continuada en los a�os anteriores al estreno de 2016, lo cierto era que su perfil -que apuntaba al de superestrella a mediados de los 90- se hab�a visto afectado por otro famoso altercado a finales de 2001, y que durante un tiempo le dio mal nombre en Hollywood y le impidi� acceder a ciertos papeles durante casi una d�cada.
Y es que, para mucha gente que no ve pel�culas o series, el nombre de Winona Ryder suena porque fue protagonista del primer espect�culo moderno de la era pop relacionado con la cleptoman�a en tiendas, un trastorno de la mano larga que m�s tarde hemos sabido que afecta a mucha gente -incluso en el �mbito de la pol�tica, y no precisamente por meter la mano en la caja del presupuesto p�blico-, pero que en aquel momento caus� un tremendo impacto, porque parec�a cutre e innecesario que alguien con tanto dinero se dedicara a entrar en las tiendas a sisar cosas que podr�a haber adquirido con un simple pase de la tarjeta de cr�dito, y sin sufrir da�o. Tan ic�nico result� el caso de Winona que incluso termin� siendo imagen involuntaria de Yomango, un proyecto art�stico de denuncia de las leyes de propiedad intelectual que surgi� en Barcelona en 2002, justo cuando se elevaba el debate sobre los l�mites de la pirater�a de contenidos protegidos y logos de marcas comerciales.
As�, de la misma manera en que Winona Ryder cumple ahora medio siglo, pronto tambi�n se cumplir�n 20 a�os -el 12 de diciembre- de su arresto en Los �ngeles, acusada de haber robado ropa de alta gama y complementos de toda �ndole en Saks Fifth Avenue, unos grandes almacenes de Beverly Hills. La cantidad hurtada no era especialmente elevada -5.500 d�lares, que a la gran mayor�a le parecer� un montante alto, pero que para una estrella de Hollywood en aquel tiempo era claramente calderilla residual-, y precisamente porque aquello lo motiv� un impulso incontrolable, el caso de la cleptoman�a de Ryder se termin� convirtiendo en la gran comidilla del coraz�n en el amanecer del mundo post 11S.
Ryder en el acto, y fue acompa�ada hasta la salida de los almacenes por dos agentes de polic�a que la arrestaron. El juicio subsiguiente tambi�n fue medi�tico: en 2002 fue condenada a tres a�os de libertad condicional, a pagar una multa de casi 4.000 d�lares y a devolver la cantidad sustra�da con un generoso inter�s, hasta un total de 6.355 d�lares. Adem�s, tuvo que dedicar cerca de 500 horas a trabajos comunitarios para saldar su deuda con la sociedad; no se plante� que entrara en la c�rcel porque se consider� que el hurto era una falta menor -no fue un atraco a mano armada, l�gicamente-, y en cualquier otro caso este incidente habr�a esquivado la opini�n p�blica de manera silenciosa.
Pero hablamos de Winona Ryder, una de las actrices m�s cotizadas de su tiempo, e inmediatamente ca�da en desgracia. Las circunstancias de la detenci�n y los atenuantes que exhibi� en su defensa -argument� que atravesaba una depresi�n por entonces, que iba muy medicada y ten�a el conocimiento nublado; durante el juicio tambi�n se demostr� que hab�a consumido calmantes como vicodina y diazepam, aunque sin receta m�dica- lo que hicieron fue dibujar un cuadro poco apetecible para muchos productores de cine, que consideraron que no era prudente trabajar con ella, como ocurr�a tambi�n por entonces con Robert Downey Jr., otro joven talentoso hundido en el pozo del vicio y el derroche. Woody Allen, que hab�a contado con ella en Celebrity, tuvo que renunciar a volver a contratarla porque ninguna aseguradora quer�a hacerse cargo de la posible indemnizaci�n si Winona la volv�a a liar mangando por los sitios.
De todos modos, incluso cuando se ha tocado fondo pueden surgir las segundas oportunidades, y si para Robert Downey Jr. fue el papel de Iron-Man en 2008, Winona tambi�n volvi� al cine, al principio regresando al circuito indie, con peque�os papeles en pel�culas de Asia Argento o Richard Linklater, y a partir de 2009, expiados los a�os de traves�a por el desierto posteriores al incidente del trinque, en producciones grandes como el primer reboot de Star Trek en 2009 o Cisne negro, de Darren Aronofsky, en 2010, aunque, eso s�, en papeles secundarios. Su rol en Stranger Things -con categor�a de protagonista- y el �xito mundial de la serie, en cierto modo, es lo que le ha ayudado a recuperar el perfil perdido. Desde entonces, tambi�n ha tenido otro papel principal en La conjura contra Am�rica (2020), la serie de David Simon y Ed Burns para HBO inspirada en la novela de Philip Roth.
De todos modos, si alguien tiene la tentaci�n de sentir pena por Winona Ryder, por tantos a�os de oportunidades perdidas por un qu�tame all� esas gafas de sol, que tampoco se preocupe: su vida sentimental es estable -es pareja desde 2011 del dise�ador de moda y empresario de �xito Scott Mackinlay Hahn; al parecer, quien les present� fue Bono, el cantante de U2-, y atr�s quedaron aquellos novios medi�ticos de su juventud, como Johnny Depp o Matt Damon. Incluso se lleg� a rumorear un romance con Keanu Reeves, que no lleg� a producirse nunca -que se sepa-. Durante sus a�os dif�ciles pudo resistir gracias a los beneficios amasados en la d�cada de los 90, y aunque no est� en el club de las s�per millonarias de Hollywood, tampoco le va mal: tiene una casa en San Francisco tasada en cinco millones de d�lares, un apartamento en Nueva York, y su salario en Stranger Things subi� de los 100.000 d�lares por cap�tulo en las dos primeras temporadas a 350.000 en la tercera. No hay que descartar, pues, que en la cuarta se haga de oro.
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