Black Adam (2022), de Jaume Collet-Serra

Kahndaq, país en algún lugar de Oriente Medio, está invadido por la organización criminal Intergang, que tiene esclavizados a sus habitantes. Sus agentes intentan detener como sea a Adrianna Tomaz, heroína que tras perder a su marido, asesinado por los opresores, cuida ahora en solitario a su hijo Amon. Con ayuda de su hermano Karim y sus colegas, Rami e Ishmael, tratará de hacerse con una poderosa corona ancestral, que ayudaría a combatir al enemigo. A punto de ser capturada, logra salvarse invocando a Teth Adam, esclavo de la edad antigua que se convirtió en libertador de su pueblo mucho tiempo atrás. Como éste tiene demasiado poder y no duda en liquidar a sus enemigos, acuden a atraparle los superhéroes que forman parte de la Sociedad de la Justicia, el Doctor Destino, Hombre Halcón, Ciclón y Atom Smasher.

A Dwayne Johnson le ofrecieron protagonizar el film de superhéroes DC ¡Shazam!, pero prefirió dar vida al villano, Black Adam, así que al final los ejecutivos de Warner decidieron sacar al personaje de aquella película, y dedicarle una propia. El propio Johnson ha elegido al director, el español Jaume Collet-Serra, con el que parece haber hecho buenas migas tras estar a sus órdenes en Jungle Cruise. El realizador tiene un importante hándicap en su contra, pues parte de un guión que apenas aporta nada al género de los tipos con superpoderes y pijama, pues su supuesta ‘novedad’ ya ha sido explotada muchas veces: el protagonista no es un héroe, sino un antihéroe, convencido de que el fin justifica los medios y que todo vale para combatir a los enemigos, incluso la violencia extrema y el asesinato. Hasta la propia compañía ya alumbró a personajes de este estilo en Escuadrón suicida.

Parece también que Collet-Serra ha tenido que ‘comerse’ la marca de la casa, o sea, unas escenas interminables de acción, tipo Zack Snyder, destinadas a la chavalada, pero que desaniman hasta al más paciente de los espectadores adultos. Conviene no desvelar quién es el villano principal del film, pero éste no tiene demasiada fuerza, un grave problema porque las mejores películas de acción y aventuras son aquellas que cuentan con un antagonista de altura. Como además a Collet-Serra se le nota desde el principio que no está tan a gusto en este tipo de películas como en los thrillers de acción, todo hace presagiar el desastre.

Por suerte, el cineasta demuestra una vez más su talento, imprimiendo el ritmo adecuado, y porque sabe filmar con humildad un producto nada pretencioso, del que en todo caso se puede entresacar una crítica un tanto genérica a la política exterior norteamericana, pero que no insiste en este mensaje. Compone secuencias de acción eficientes, sobre todo aquélla que homenajea a los westerns de Sergio Leone, lo mejor del film.

Como siempre Dwayne Johnson se mete al público en el bolsillo, pues se le da muy bien dar vida a una máquina de matar sin sentimientos que va humanizándose poco a poco, sobre todo por la relación con el niño Amon, bien interpretado por Bodhi Sabongui. En el reparto destaca también Pierce Brosnan, que derrocha carisma como Doctor Destino. No están mal Sarah Shahi en la piel de Adrianna, ni Mohammed Amer, que como Karim, hermano de ésta, aporta algo de humor. Por último, se desaprovecha a Viola Davis, que retoma brevemente su papel de Amanda Waller, que ya ha interpretado en otros filmes de la casa. Conviene quedarse a ver los créditos porque hacia la mitad aparece una escena extra, con una sorpresa para los apasionados de DC.