La expedición de Alfonso I de Aragón en Al-Ándalus (1125-1126) - Revista de Historia

La expedición de Alfonso I de Aragón en Al-Ándalus (1125-1126)

El rey Alfonso I de Aragón (c. 1073-7 de septiembre de 1134), conocido como el Batallador, fue rey de Aragón y Pamplona entre los años 1104 y 1134.

Tuvo un reinado de extrema importancia debido a que consiguió doblar la extensión del Reino de Aragón durante su mandato, siendo especialmente significativa la conquista de Zaragoza y Calatayud en el año 1118.

En esta entrada vamos a centrarnos exclusivamente en la expedición organizada y liderada por Alfonso I en Al-Ándalus durante nueve meses, entre el 2 de septiembre de 1125 y junio de 1126.

La expedición de Alfonso I de Aragón en Al-Ándalus (1125-1126)

El origen de esta expedición vino dada por las continuas reclamaciones de los mozárabes de Granada, liderados por Ibn al-Qalas hacia Alfonso I para que los ayudara y rescatara del fanatismo religioso que los Almorávides habían instalado en Al-Ándalus.

Los mozárabes granadinos, sobre todo de las comarcas de las Alpujarras y la serranía del Darro, plantearon al monarca aragonés una rebelión interna dentro de Al-Ándalus con la ayuda del ejército aragonés para que la expedición tuviera éxito. Intentaban conseguir el apoyo del monarca asegurando que tenían una gran cantidad de hombres dispuestos para la batalla y también intentaron convencerle aludiendo a la gran riqueza agrícola de la Vega granadina.

Lo cierto es que Alfonso I vio una oportunidad para repoblar con población cristiana los territorios recién conquistados en el valle del Ebro.

La expedición fue organizada en marzo del año 1125 en la localidad de Uncastillo, actual provincia de Zaragoza. En esa reunión, además del monarca aragonés, se encontraban Gastón IV de Bearne, que era el titular de la plaza de Uncastillo; Auger III de Miramont, Vizconde de Tursan; Céntulo II, Conde de Bigorra, hermanastro de Gastón; y los obispos Pedro Librana, de Zaragoza y Esteban, de Huesca.

La expedición partió de Zaragoza el 2 de septiembre de 1125 y emprendió el primer tramo del trayecto hacia Valencia, pasando por Daroca, Monreal, Teruel y Segorbe.

La hueste llegó a los alrededores de la ciudad de Valencia sobre el 20 de octubre, ya en terreno musulmán. Allí esperaba a la expedición el jeque de la ciudad, Abu Muhammad Badr ibn Warqa, con una tropa de almorávides. Alfonso ataca durante algunos días a las tropas musulmanas, sin poder conquistar la ciudad.

Tras Denia, la hueste aragonesa llegó a la costa y empezaron a unirse al ejército mozárabes de las actuales provincias de Alicante y Murcia. Tras pasar por Alicante y Murcia, el ejército aragonés llegó a Tijola, actual provincia de Almería, donde acamparon durante 8 días.

Tras el descanso, la hueste aragonesa llegó a Baza e intentaron conquistar la ciudad, sin éxito. Entonces, marcharon hacia Guadix, a la que atacaron el 4 de diciembre. En Guadix se establecieron los aragoneses (con cada vez mayor número de mozárabes) para pasar el invierno.

Mientras tanto, el Gobernador de Granada, Abul Tahir, solicitó refuerzos a los gobernadores de Valencia y Murcia, así como a su hermano, el Emir almorávide Ali ibn Yusuf.

Tras el descanso en Guadix, el ejército aragonés marcha hacia Granada, llegando a las afueras de la ciudad el 7 de enero de 1126. Alfonso I espera casi dos semanas esperando entablar batalla contra las tropas andalusíes de Granada o que la prometida revuelta mozárabe de la ciudad triunfase y pudiera entrar en la ciudad.

Viendo Alfonso que no iba a poder entrar en Granada decide dar un nuevo rumbo a la expedición y dirigirse hacia Córdoba. Antes de llegar al territorio de la actual provincia de Córdoba, arrasa los campos de la Vega granadina. Pasan por las villas de Luque, Baena y Espejo. Luego se dirigen más al sur y pasan por Cabra y Lucena para volver a poner rumbo a Córdoba y pasar por Aguilar de la Frontera.

Mientras tanto, Abu Bakr, hijo del Emir almorávide Ali ibn Yusuf, parte desde Sevilla con tropas para intentar parar a la expedición aragonesa. Ambos ejércitos se encuentran en Arnisol, cerca de Lucena. La batalla ocurrió el 9 o el 10 de marzo del año 1126. El ejército aragonés derrota al ejército andalusí.

Tras esta batalla, Alfonso decide seguir saqueando al-Ándalus y se dirige a la costa, pasando por Motril y Salobreña y llegando finalmente a Vélez-Málaga.

Desde la costa malagueña vuelven las huestes aragonesas a dirigirse a Granada. Acampan en la villa de Dílar, y posteriormente en la de Alhedín, rechazando en el camino varios ataques almorávides.

Al llegar nuevamente a la Vega de Granada, las tropas aragonesas se instalan en la Zubia, a 6 kilómetros de Granada. Las tropas almorávides siguieron a las castellanas hacia Granada y la caballería andalusí persiguió a las tropas aragonesas por varios lugares de la actual provincia granadina. Además, llegaron refuerzos desde el Norte de África, desde Mequinez y Fez.

La presión de las tropas musulmanas, unido al lastre que suponía arrastrar ese enorme contingente de población civil, unido a las enfermedades y el cansancio, hicieron que el monarca aragonés tomara la decisión de retirarse hacia Aragón.

Tras realizar la marcha de regreso lo más rápido posible para evitar ser interceptados por el ejército musulmán, las huestes de Alfonso I, junto a unos 10 mil mozárabes, llegan a Aragón en junio de 1126.

Los resultados de esta expedición fueron nefastos para los mozárabes andaluces que decidieron no acompañar a las huestes aragonesas hacia el Reino de Aragón. Los Almorávides reaccionaron a esta ofensa de los mozárabes y decidieron deportar a muchos de ellos hacia diversas zonas del Magreb a finales de octubre del año 1126.

La verdadera motivación o motivaciones de la realización, por parte del monarca aragonés, de esta vasta y peligrosa expedición, siguen siendo un misterio. ¿Realmente el rey Alfonso I realizó esta importante expedición solo para rescatar mozárabes? ¿De verdad era imprescindible ese contingente poblacional para poblar los nuevos territorios conquistados por el monarca? ¿Buscaba el rey Alfonso ocupar Granada y formar en Al-Ándalus un pequeño reino o estado cristiano? Son preguntas que quizás nunca tengan respuesta…

Autor: Julián Córdoba Toro, Licenciado en Historia para revistadehistoria.es

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