Biografia de Emilio Fernández

Emilio Fernández

(Mineral del Hondo, 1904 - ciudad de M�xico, 1986) Director y actor mexicano, llamado el Indio. Hijo de padre mexicano e india kikap�, estudi� la carrera militar y se uni� a la Revoluci�n. Sali� del pa�s a causa de su complicidad en un frustrado levantamiento contra �lvaro Obreg�n, y vivi� en Estados Unidos, donde ejerci� diversos oficios, entre ellos el de doble de cine.


Emilio Fernández

Regres� a M�xico en 1933 para incursionar en la industria f�lmica local como actor. En 1941 dirigi� su primera pel�cula: La isla de la pasi�n. A Emilio Fernández se le considera uno de los m�s grandes cineastas mexicanos y el principal representante del llamado "nacionalismo cinematogr�fico". Junto con el fot�grafo Gabriel Figueroa, el escritor y argumentista Mauricio Magdaleno y los actores Pedro Armend�riz, Dolores del R�o y Mar�a F�lix, form� uno de los m�s importantes y exitosos equipos creativos del cine nacional.

Entre las pel�culas que la cr�tica ha considerado como las m�s importantes de su producci�n se hallan Mar�a Candelaria y Flor silvestre (ambas de 1943). Flor Silvestre, su tercera realizaci�n, es una de sus creaciones m�s destacadas; en su argumento se entremezcla la cl�sica pel�cula mexicana de acci�n con elementos claramente pertenecientes al drama de costumbres, y, en su planteamiento est�tico, sobresale el profundo estatismo (que el Indio tom� de las mejores obras de su admirado Sergei Eisenstein), un estatismo que le sirve para vehicular el n�cleo central y vital de lo mexicano.

En esta pel�cula la pareja protagonista, dos j�venes enamorados, vive la Revoluci�n y es v�ctima de la tragedia por su doble empe�o en amar y en exigir justicia: Flor Silvestre (Dolores del R�o) arrostrar� el sacrificio, ahogando las l�grimas con los ojos llenos de furia imp�vida mientras es fusilado su hombre (Pedro Armend�riz), en una de las escenas mejor filmadas del cine de todos los tiempos. Fern�ndez, con Figueroa en la c�mara, valora dram�ticamente el paisaje, que se convierte en el verdadero protagonista. No son s�lo los seres humanos los que viven y luchan; es la tierra la que vibra y protesta, y son los �rboles acusadores los que se�alan el cielo de la esperanza.

Pero la obra cumbre de Emilio Fern�ndez fue Mar�a Candelaria, historia de un amor imposible que brota de los mismos hombres y del ambiente social que les rodea. De nuevo el tema central de su obra es el problema humano: la explotaci�n y la velada esclavitud contempor�nea, narradas con lenguaje po�tico, viril y elemental. En esta cinta se plantea un grave problema social: ah� est� el hombre oprimido, que lucha por su sustento contra un cacique poderoso, contra la explotaci�n por el extranjero, contra la mezquindad del ambiente; y a ese hombre se le deja solo. No hay cooperaci�n. Por eso la referencia al hombre y a lo que est� unido a �l ha sido tambi�n la gran palabra, el mensaje hist�rico de su pueblo, su aportaci�n a esta edad de lo colectivo y despersonalizado.


María Candelaria (1943), de Emilio Fernández

Emilio Fern�ndez, al elegir el camino nacional e indigenista, tom� la resoluci�n m�s certera, pero al mismo tiempo la m�s dif�cil. Se enfrent� con decisi�n a la corriente general que prevalec�a en la industria cinematogr�fica del pa�s, y plante� además con valent�a, en los argumentos de sus pel�culas, uno de los problemas fundamentales y m�s espinosos no s�lo de la sociedad mexicana, sino de todos los pa�ses de Am�rica Latina: el de la situaci�n real del indio.

Fern�ndez lo expuso, es cierto, de un modo muy simplista, recogiendo el viejo mito del "buen salvaje" de Rousseau para reconvertirlo en el mito del "buen indio". Bas�ndose en este arquetipo, el director fue realizando casi todas sus producciones, cuyas historias giran, por lo com�n, alrededor de un indio sencillo y noble enamorado de una india bella y c�ndida, personajes que habitan en un maravilloso marco natural de espl�ndidos paisajes, como representaci�n visible de una naturaleza pr�diga y casi como una par�bola de la "madre tierra". Esos amores se ven siempre contrariados por alg�n civilizado voraz y s�rdido, nacional o extranjero, que actúa como la mano ejecutora de la fatalidad cl�sica.

Su nombre fue muy respetado en otras cinematograf�as y por directores muy dispares, para los que trabaj� como actor. Por encima de sus fracasos, su figura ha sido fundamental para entender el despertar de la cinematografía latinoamericana, en un deseo de ofrecer una imagen propia, diferente a la impuesta desde otros dominios m�s mercantilistas, aunque este protagonismo no impida que tambi�n se le achaque un exceso de realismo y el ser un defensor a ultranza de la justicia social, con personajes sumergidos en un torrente de violencia, drama y conformismo, apoy�ndose para ello en una est�tica muy pict�rica y escenogr�fica.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].