Perfecto perfil
Apodado en los años 30 como “el hombre del perfil perfecto”, Robert Taylor enamoró a la gran mayoría del público femenino de su época gracias a su agraciado físico. Este galán norteamericano ha rodado más de 70 películas a pesar de su temprano fallecimiento.
Spangler Arlington Brugh –su verdadero nombre– nació el 5 de agosto de 1911 en Filley, Nebraska (Estado Unidos). Estudió solfeo en un conservatorio de Nebraska y música en Doane College. Su padre se hizo médico para poder curar a su esposa, que tenía graves problemas de salud, y quizá fuese por ese motivo por lo que Taylor decidió seguir sus pasos, ya que, a principios de los años 30 se fue a California para estudiar medicina, donde también se apuntó al grupo de teatro de la universidad. Poco después abandonaría la carrera de medicina para dedicarse a la interpretación.
En 1934, un cazatalentos de la productora MGM se fijó en él y decidió contratarle. Su debut en la gran pantalla –ya acreditado con su nombre artístico, Robert Taylor- llegó con un pequeño papel en Receta para la felicidad (1934), película dirigida por David Butler. Durante estos años rodó otras películas, pero su primer gran éxito fue con el largometraje Sublime obsesión (1935), junto a Irene Dunne. Narra la historia de cómo el joven Robert Merrick le quiere devolver la vista a su enamorada Helen después de que todos le culpen a él de su ceguera. La película fue un gran éxito y el actor tuvo muy buenas críticas por su interpretación. Taylor intervino después en un gran número de películas importantes como en el gran musical Melodía de Broadway 1936 (1935), y en el drama Un yanqui en Oxford (1938).
Entre sus mejores dramas románticos destacan: Margarita Gautier (1937), una película que rodó junto a la actriz Greta Garbo, basada en el gran clásico “La dama de las camelias” de Alejandro Dumas; y El puente de Waterloo (1940), dirigida por Mervyn LeRoy, que cuenta la nostálgica historia de amor entre un soldado y una bailarina que se separan por el destino cruel de la guerra. Taylor protagoniza esta película junto con la bella Vivien Leigh.
Robert Taylor contrajo matrimonio con Barbara Stanwyck, actriz con la que coincidió en las películas La esposa de su hermano (1936), La contraseña (1937) y, después de su divorcio en 1951, en The Night Walker (1964). En 1954 se casó con la actriz alemana Ursula Thiess, con la que tuvo dos hijos. Durante la Segunda Guerra Mundial ingresó en la Marina, lo que hizo que el actor estuviese ausente en la pantalla durante un largo periodo de tiempo.
Entre sus triunfos están Senda prohibida (1942), donde tenía el papel protagonista de Johnny Eager, el cabecilla de una banda de delincuentes que consiguen burlarse de la justicia; Tres camaradas (1938), tragicomedia de tres amigos que se enamoran de la misma mujer; y Chicago, años 30 (1958), película de cine negro sobre la corrupción y las mafias, donde comparte pantalla con la espléndida Cyd Charisse.
Tras el fracaso en taquilla de la película La puerta del diablo (1950), Robert Taylor volvió a triunfar gracias al papel protagonista en Quo vadis? (1950), donde interpretó a Marco Vinicio. Ambientada en el siglo II, cuenta la historia de cómo el romano Marco se enamora de la cristiana Ligia pero sus distintas creencias les impiden estar juntos. Dirigida por Mervyn LeRoy, se convirtió en el mayor éxito taquillero de la época.
Después de la guerra, Robert Taylor decidió dejar en segundo plano su rol de galán romántico y los dramas de este género, y comenzó a hacer películas de otro tipo, como los thrillers Corrientes ocultas (1946), de Vincente Minnelli, o Traición (1949), de Victor Saville, una regular película en la que por primera vez compartió pantalla con Elizabeth Taylor. También coincidió con esta gran actriz en Ivanhoe (1952), film de aventuras dirigido por Richard Thorpe, que narra cómo Ivanhoe trata de conseguir el dinero para el rescate del Rey Ricardo Corazón de León. Fue nominada a tres premios Oscar y a dos Globos de Oro. Su rol de aventurero le iba la mar de bien y protagonizó varias películas de este género, como Los Caballeros del Rey Arturo (1953), Todos los hermanos eran valientes (1953) o Las aventuras de Quentin Durward (1955), entre otras.
Entre sus western destaca Caravana de mujeres (1951), donde interpretó el papel de un guía que debe llevar a un grupo de mujeres, de una manera segura, desde Chicago a California. Y en la década de los años 60, Robert Taylor trabajó para la pequeña pantalla en las series La llamada del Oeste (1952) y The detectives (1959).
El actor se despidió del cine con la comedia El rublo de dos caras (1968), película de espionaje franco-española. Robert Taylor falleció el 8 de junio de 1969 en Santa Mónica, Los Ángeles, debido a un cáncer de pulmón.