'El asesino' de David Fincher ya está en Netflix y esto significa principalmente dos cosas. La primera es que hemos podido ver en streaming una de las películas más importantes del año; y otra, que el director que más vueltas le ha dado a la temática "asesinos" en el cine desde Hitchcock ha vuelto a las andadas. Pero 'El asesino' de Fincher no es ni mucho menos John Wick. Sí, estamos ante una persona aparentemente fría y sin sentimientos, una que ha matado a decenas de personas a lo largo de su vida y que matará a unas cuantas más en la película, pero también ante un personaje que falla, que calcula porque puede que se equivoque. Solo entendiendo eso entendemos el camino hasta un final más complejo de la parece.

Antes de pasar a analizar el final, lo primero es decir que 'El asesino' empieza encajando con la típica película de "asesino que se venga tras una traición". El protagonista, tras contarnos su ritual y sus costumbres para ser un asesino eficaz comete un error, asustando a su objetivo e impidiendo su futuro asesinato. Como regla de este mundo, ahora al que le van a matar a es a él. Sin embargo, antes de que llegue a su refugio en República Dominicana, atacan a su pareja. Su novia, malherido, sobrevive a la visita de dos asaltantes: un hombre muy intimidante y una mujer que "parece un bastoncillo". Además, ambos se fueron en lo que parecía un taxi verde. Con esas pistas, nuestro protagonista querrá llevar a cabo su misión, no solo la de vengarse, sino la de que nadie más vuelva a ir a por él o a por sus seres queridos.

el asesino netflix michael fassbender
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'El asesino' de Netflix: final explicado

Tras acabar con el pobre taxista, el asesino se dirige a Luisiana para acabar con Hodges (Charles Parnell). Este es el mediador entre los clientes y los asesinos, y además de cortar lazos le sirve para localizar mejor a los dos asesinos que enviaron a su casa y también al contratista.

Lo consigue, sin embargo, con la colaboración de la secretaria, Dolores (Kerry O'Malley). Durante toda la película, 'El asesino' se nos presenta como un frío psicópata, como una máquina de matar. Sin embargo, Fincher siempre continúa humanizándolo sin desmentir su naturaleza. Falla en el primer asesinato, duda antes de matar al taxista y cumple el deseo de Dolores. No tiene clemencia con ella, pero no hace desaparecer su cadáver, y simula un accidente (le parte el cuello y la tira por las escaleras) para que sus hijos puedan cobrar el seguro como le prometió si colabora.

Obtenida la información y acabado con el intermediario, el asesino se dirige a acabar con sus dos compañeros de profesión. Al primero (Sala Baker) lo identifica entre sus colegas fácilmente gracias a una herida en la pierna. La lucha es cruenta, brutal y otro detalle del protagonista es que ni al final utiliza la pistola con el perro guardián de su enemigo. Prefiere huir y usar somníferos que matar al animal.

el asesino netflix tilda swinton
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La secuencia, que acaba en un incendio, contrasta totalmente con el enfrentamiento con el personaje de Swinton. Conversan de manera fría en un restaurante de lujo y, desde el principio, ella parece asumir su final con entereza. Tras salir del restaurante, eso sí, esta finge caerse y extiendo su mano hacia nuestro asesino, que no duda en ejecutarla. Inmediatamente después descubrimos que había sacado un cuchillo del bolso, y que todo era una treta para intentar sobrevivir.

Fincher, por tanto, no para de navegar entre el asesino de película, frío y calculador, con el humano que duda aunque intente ocultarlo, que se apoya en su experiencia, pero tiene tentaciones y errores que le podrían costar la vida.

Así llegamos a la última parada, el contratista que lo comenzó todo, Claybourne (Arliss Howard). Lo primero que nos sorprende es que con el cliente se toma más precauciones que con los asesinos. Incluso liquida sus cuentas en el país para no tener que volver. Tras conseguir traspasar su seguridad y adentrarse en su piso, lo curioso es que ambos tienen una conversación. El cliente se justifica, le asegura que le aconsejaron "eliminar el rastro" y que no tiene nada contra él.

El protagonista, al contrario de lo que esperábamos, deja vivir al culpable de todo el follón. Le amenaza, y le dice que si vuelve a ir contra él le matará sin duda, pero le deja libre ¿Por qué? La razón la tenemos en un epílogo en el que nuestro asesino protagonista se encuentra junto a su novia en el Cariba, jubilado y con toda la vida por delante para disfrutar de todo. Ha pasado de ser "una minoría" a ser una "mayoría", según su propia visión del mundo, claro.

el asesino netflix michael fassbender
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Tras este final hay un claro compromiso desmitificador del protagonista, uno que no deja de repetir "Cíñete al plan" o "pelea solo la batalla por la que te pagan". Asesinar al contratista y a los asesinos que habían cobrado, no por herir a su pareja, sino por matarle a él, era necesario. También lo era acabar con cabos sueltos como el taxista o la secretaria. Sin embargo, acabar con el poderoso cliente hubiera podido desencadenar una investigación internacional que hubiese llegado a que le persiguieran incluso en República Dominicana. En este caso, dejarlo libre aunque asustado le convenía más que matarla.

El asesino de Fincher es más frío, pero también más humano, que las máquinas de matar icónicas que conocemos en el cine. Aquí no se presume de la eficiencia del protagonista, de sus habilidades o de su inteligencia, sino de su pragmatismo, de su apego a la realidad, a nuestra realidad. No hay una venganza épica, sino la historia de un asesino que ve que tras su primer error es hora de retirarse y hace todo lo necesario para hacerlo lo mejor posible.

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Rafael Sánchez Casademont

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.

Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.

Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino. 

Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación. 

Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.