Las mujeres en la historia de Inglaterra siempre han tenido un papel muy importante. Y no solo por la reina Isabel II, que estuvo al frente de la corona británica durante 70 años, sino también su tocaya, la reina Isabel I, que reinó durante 45 años, convirtiéndose en una de las personalidades más influyentes tanto de su época como en la actualidad. No en vano, su reinado trajo consigo muchos éxitos para el país británico e incluso, gracias a su afición al teatro, se desarrolló este arte de la mano de muchos coetáneos, entre ellos Shakespeare, con una nueva manera de ver el teatro que se denominó teatro isabelino.

Pero vamos paso a paso. Isabel I de Inglaterra, conocida también como Isabel la Grande o la Reina Virgen, nació el 7 de septiembre de 1533 en el Palacio de Greenwich. Era hija de Enrique VIII de Inglaterra y Ana Bolena, su segunda esposa. Dos años y medio después de su nacimiento, Ana fue ejecutada por traición y su matrimonio con Enrique VIII anulado, lo que dejó a Isabel bastarda y sin derecho al trono.

Sin embargo, a la muerte de su hermanastro Eduardo VI en 1553, Isabel se convirtió en reina, desafiando las pretensiones de su hermanastra católica María I, quien la encarceló durante un año por sospecha de herejía.

Al acceder al trono en 1558, Isabel se centró en restaurar la estabilidad religiosa en un país dividido por las turbulentas reformas protestantes de su padre y la Contrarreforma católica de su hermana. Para ello, estableció un compromiso religioso conocido como el Acta de Supremacía y el Acta de Uniformidad, que instauraron la Iglesia de Inglaterra con la monarca como jefa suprema.

Además de sus logros religiosos, Isabel también impulsó el desarrollo cultural y económico de Inglaterra. Durante su reinado, el país experimentó un período de florecimiento conocido como la «Edad de Oro», caracterizado por un renacimiento cultural, el florecimiento de las artes y la literatura, y el crecimiento del comercio y la exploración.

De hecho, es la época de Shakespeare y sus magníficas obras teatrales, que se enmarcan dentro del teatro isabelino, un tipo de teatro que rompía con lo establecido en otras partes de Europa y que se basaba en los estereotipos de la commedia del’arte pero con ciertos matices. Se dice que Isabel I adoraba el teatro, y que su corte estaba plagada de eventos teatrales en los que se divertía no solo ella sino también el resto de los nobles.

Otro de los éxitos de su reinado fue una gran estabilidad política, ya que Isabel I logró mantener la paz interna y sofocar varias rebeliones. Además, el comercio y la industria florecieron, impulsando el crecimiento económico del país. No hay que olvidar que Inglaterra también estaba viviendo una época de expansión territorial, sobre todo a América del Norte, con el establecimiento de colonias como Virginia.

Sin embargo, el reinado de Isabel también estuvo marcado por desafíos significativos, tanto internos como externos. En el ámbito doméstico, tuvo que enfrentarse a numerosas conspiraciones y amenazas a su gobierno, incluidos varios intentos de rebelión por parte de nobles católicos y pretendientes al trono.

Isabel I también tuvo que enfrentarse a algunos fracasos, como la inestabilidad matrimonial. De hecho, a esta reina se la conoce como Reina Virgen, ya que nunca se casó, lo que generó incertidumbre sobre la sucesión al trono. Algunas razones probables incluyen su deseo de mantener el control absoluto sobre su reino, su temor a ser controlada por un marido o su falta de interés en el matrimonio.

En el ámbito religioso, Isabel también fue controvertida, ya que persiguió a los católicos y puritanos que no se ajustaban a la Iglesia de Inglaterra. Algunos historiadores la critican por su intolerancia religiosa y por la ejecución de varios de sus súbditos por motivos religiosos.

No hay que olvidar que durante su reinado también hubo una serie de problemas económicos, ya que la economía inglesa se vio afectada por las guerras y la inflación.

En el ámbito internacional, Isabel se enfrentó a la creciente amenaza de España, que en ese momento era la principal potencia europea. El conflicto con España alcanzó su punto álgido con el intento de invasión de la Armada Española en 1588, que fue derrotada en una serie de enfrentamientos navales conocidos como la Batalla de Gravelinas y la Batalla de las Islas Sorlingas. La derrota de la Armada Española marcó un hito importante en la historia de Inglaterra y consolidó el poder naval de la nación.

El legado de Isabel I perdura hasta el día de hoy. Su reinado se recuerda como un período de estabilidad y prosperidad para Inglaterra, y su influencia en la política, la cultura y la religión continúa siendo objeto de estudio y admiración. Aunque enfrentó numerosos desafíos durante su vida, Isabel demostró ser una líder formidable cuyo legado perdura a través de los siglos.

Isabel I fue una monarca excepcional que dejó una huella imborrable en la historia. Su reinado estuvo marcado por grandes logros, pero también por controversias y desafíos. Su figura compleja e intrigante continúa fascinando a historiadores y público en general.

Su vida ha cautivado de tal modo que ha sido objeto de muchos estudios y también protagonista de algunas películas de Hollywood. Hay que recordar la cinta Elizabeth: la edad de oro, en la que se observa una reina guerrera, capaz de aplastar a sus enemigos y así consolidarse en el trono de Inglaterra. Su amor por la literatura, las artes y el teatro se puede ver en la magnífica película de Shakespeare enamorado, que muestra cómo funcionaba el teatro en esa época y con la que se aprende mucho de la vida y obra del gran poeta del Renacimiento.