El regreso de Trump

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CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Acorralado, acusado y expuesto por su pasado, pero más vivo que nunca. Donald Trump está de regreso. Sus enemigos no lo acabaron, y por lo mismo, se fortalece. Desde el poder hay una persecución política en su contra, pero ya lo sabemos, sólo se ha reposicionado, y ahora regresa como Trump recargado. Por el contrario, Joe Biden deja serias dudas sobre sus capacidades físicas, ya no digamos políticas. Con la aprobación por los suelos, tan sólo 38% por ciento aprueba su gobierno, busca la reelección en noviembre. Al mismo tiempo, causa enorme repudio su apoyo a Israel, en lo que ya es una abierta masacre de palestinos. En 1968 los universitarios protestaron en los más emblemáticos y relevantes centros de educación, contra el absurdo de la guerra en Vietnam. Al final, el imperio perdió la guerra y también la opinión pública. Como una reedición de aquellas protestas, jóvenes universitarios tomaron nuevamente los campus para denunciar el exterminio en Gaza. En el país de la democracia y la libertad, la policía rompió las protestas y encarceló a estudiantes. A punta de macana, desalojaron las universidades, y no faltó el nervioso policía, que disparó en Columbia. Al respecto, Estados Unidos se mostró incondicional con Israel, que sostiene a su primer ministro acusado de corrupción, y ahora encabeza la destrucción de Gaza. La situación es tan aberrante, que hasta los israelíes ya piden en masa, la renuncia del gobernante. La relación Estados Unidos e Israel, puede resumirse de la siguiente manera: el poder protege al poder. No obstante, en tiempos de las redes sociales, Biden se ganó el repudio de los electores más jóvenes por el consabido apoyo a Israel. A estas alturas, ya empiezan a ver a Trump como "menos peor". En las protestas repiten gritos y pancartas: "Genocide Joe".

Las cifras registran más de 35 mil muertos en Gaza, entre los que incluyen, asesinatos de niños a manos de francotiradores. A ese paso, ya superaron el ojo por ojo y todo terminaremos tuertos o muertos. En medio de la refriega sin fin, Trump comparece una vez más, ahora frente a la ex actriz porno, Stormy Daniels, que años atrás silenció a billetazos. Los gringos no son menos corruptos que el más corrupto. Sin embargo, poco a poco va librando los obstáculos. En esas condiciones, no nos extrañemos el escenario donde gana las elecciones y al mismo tiempo es imputado, al fin, como presidente, ya se desquitará. Así sucedió en 2017 con el director del poderoso FBI, James Comey, quien no convino a los intereses de Trump y lo despidió de un plumazo.

Si la realidad no gusta, tenemos la ficción. En el mismo año de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, circula la película Civil War (2024), del director británico Alex Garland, quien, en 2015, entregó Ex Machina, película que presenta a un androide mujer dotado de sorprendentes movimientos e inteligencia artificial. En esta ocasión, Garland imagina el futuro de Estados Unidos en plena guerra civil. El concepto hace guiños a la tremenda Guerra de Secesión que dividió a los norteamericanos en esclavistas y abolicionistas, en norte y sur. Su visión es catastrófica. Resumo el argumento. El presidente de los Estados Unidos se reelige ilegalmente para un tercer periodo, lo que desata una guerra civil. La demócrata California y la republicana Florida encabezan la rebelión armada y avanzan hacia Washington para derrocar al presidente. En medio de la guerra, el país está en llamas y un grupo de periodistas buscan llegar hasta la Casa Blanca, para cubrir de primera mano, la inminente caída del presidente. La película no escatima en intensidad. Desde que empieza no para. Así que abróchense los cinturones. Lo interesante de la ficción es lo que puede proyectar del presente, y sobre todo, la imagen del futuro. De esa manera, imagina la caída del imperio desde dentro, por una guerra fratricida y con tintes raciales. En algún momento, un asesino disfrazado con uniforme de soldado, cuestiona a los periodistas: "son americanos, pero ¿qué clase de americanos?"

Un mérito de la mirada que encontramos en Guerra Civil, es que no toma partido, ni tampoco señala las fronteras claras entre el bien y el mal; más bien exalta la ambigüedad de país sin Estado ni leyes. Por momentos, las acciones del gobernador de Texas, Greg Abbott, parecen la película de la Purga. Para impedir la entrada de migrantes, contraviene la "sagrada" constitución y viola flagrantemente la ley. Todavía más, instala en el río Bravo, boyas con filosos perfiles para dañar a las personas que quieren cruzar hacia el otro lado. Por las mismas el gobernador de Florida, Ron DeSantis, radical de ultraderecha que realiza políticas antimigrantes, antiderechos y de paso anti woke. Hasta se confronta, lo cual parece broma, con la administración de Disneylandia.

Para Biden, la reelección se aleja y al mismo tiempo, los fanáticos de MAGA (Make America Great Again), están nuevamente a las puertas de la Casa Blanca. No está demás recordar que el 6 de enero de 2021, un grupo de Maga pretendió dar golpe de estado en el Capitolio, cuando el magnate perdió las elecciones.

@uncuadros

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES Trump, guerra, Estados, película

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