El Tottenham logró un triunfo de jabato para poder seguir soñando en jugar la Champions League la próxima temporada, aunque no dependa de ellos, y remontando para condenar al Burnley al descenso ya de forma matemática (2-1).
Fue la noche y el día el cuadro de Ange Postecoglou, con dos tiempos muy diferentes. El primero fue malo. Pasados unos primeros minutos en los que Muric y Vicario fueron protagonistas, y más allá del tanto de Larsen (25') que puso por delante a los de Kompany, a los 'spurs' les jugó en contra su precipitación en los ataques, algo que ha sido una constante a lo largo de toda la temporada.
Ni siquiera la presencia de Maddison, fundamental en la creación de juego, alivió la precipitación de sus compañeros quien, pese a igualar con un gran remate de Pedro Porro (32'), no sacaron partido de las facilidades que otorgó el Burnley, especialmente con un Kulusevski muy discreto.
Nada que ver tuvo la segunda mitad. Más allá de un par de acercamientos claro del rival, el Tottenham sacó su mejor versión a excepción de la definición. Muric se volvió protagonistas con paradas de mucho mérito que hacían pensar que los londinenses no se iban a llevar el partido. Maddison, Porro y especialmente Sarr y Brennan Johnson, que falló a portería vacía, tuvieron las más claras.
Tuvo que salir al rescate Van de Ben, en una excursión a área rival, el que acabara con la falta de puntería de sus compañeros. Controló, se posicionó para darle con la izquierda y la puso enganchada al palo, donde Muric no pudo llegar por mucho que lo intentara (82'). No tuvo ninguna más el Burnley para empatar y al terminar el duelo ya era equipo de Championship.