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Cine
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hallie, la prostituta de lujo de la ‘La gata negra’, es el epítome de la mujer sin interés por los hombres que le siguen el juego

Basada en la novela ‘Walk on the Wild Side’, la historia está dedicada a la amante de su autor, Simone de Beauvoir

Hallie La gata negra
Un fotograma de la película.EVERETT COLLECTION / CORDON PRESS

La gata negra se recuerda por sus asombrosos títulos de crédito, firmados por una leyenda, Saul Bass, y por ser un melodrama noir lésbico con un prostíbulo para “caballeros” de fondo. Jo (Barbara Stanwyck) es la madame del burdel y está loca por Hallie (Capucine), una artista muerta de hambre que se encontró en el Village neoyorquino y que ahora se gana la vida como prostituta de lujo. La melancólica Hallie ayuda a sus compañeras de alterne, lee a T. S. Eliot y sigue el juego a sus ricos clientes con desgana y altivez. Cuando un banquero le pide un regalo ella sugiere una escultura de Brancusi para poner en evidencia la ignorancia del que paga. “Hallie has aprendido mucho de los libros, yo no, pero eso no te hace más inteligente”, le responde el cliente. La gata negra se inscribe dentro de la etapa hollywoodiense de Capucine, una mujer a la que sus extraordinarias elegancia y belleza no le evitaron que la persiguiera la sombra de la depresión El filme es una obra LGTB pionera, en la que una estrella clásica como Stanwyck —que, al igual que Capucine convivió con los rumores sobre su bisexualidad—, interpretaba a una mujer que pierde la cabeza por otra.

En los créditos iniciales y finales una gata negra elegante y sinuosa atraviesa los nombres propios de esta película dirigida en 1962 por una de las víctimas del macartismo y de la caza de brujas, Edward Dmytryk. La rodó tras el exilio, la cárcel y después de delatar a algunos de sus excompañeros comunistas para poder volver a trabajar. Blake Edwards, que un año después de La gata negra lanzaría a Capucine al estrellato con La pantera rosa, fue contratado para rehacer algunas secuencias de la película. Basada en la novela Walk on the Wild Side, de Nelson Algren (autor también de El hombre del brazo de oro), la historia estaba dedicada a su amante, Simone de Beauvoir. El formidable elenco femenino incluye, además, a Anne Baxter, a una jovencísima Jane Fonda y a Joanna Moore. Fonda, más clavada a su padre que nunca, es Kitty Twist, una pobre vagabunda que recorre el país como puede. En su vida sin rumbo se cruza con un hombre que busca de forma obsesiva al amor de su vida, la inalcanzable y trágica Hallie, perdida en un burdel de Nueva Orleans. Capucine se tiró por la ventana de su apartamento, un octavo piso en Lausana (Suiza), en 1990. Tenía 62 años.

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’
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