Irán, Hezbolá y América Latina: un coctel que se vuelve a agitar

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Pacto militar entre Irán y Bolivia

Foto:Los ministros de Defensa de Bolivia e Irán, Edmundo Novillo y Mohamad Reza Qarai Ashtiani, sellan un pacto de cooperación militar (2023). Foto: Irna.

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Internacional

Irán, Hezbolá y América Latina: un coctel que se vuelve a agitar

Un acuerdo militar de Irán con Bolivia y denuncias de que Hezbolá estaría en Chile
reviven el tema.

Luciana Vázquez - Para LA NACIÓN (Argentina) GDA - Buenos Aires

Periodista y comunicador social. Universidad Central

Hace casi más de veinte años que Irán tomó la decisión de fortalecer su presencia en nuestra región”. Los vínculos de “Irán con los países bolivarianos se ha profundizado y ampliado”. “Hay muy pocas explicaciones que puedan justificar el vínculo de Irán con Bolivia en materia de defensa”. “La relación entre Irán y grupos como Hezbolá o Hamás ha cambiado: ya no son meros instrumentos o proxies, ahora tienen su propia agenda”. “En el mundo de hoy, no hay ningún riesgo geopolítico que pueda considerarse lejano”.

Las frases son del especialista en Oriente Medio y sus relaciones con América Latina, Paulo Botta, quien estuvo en La Repregunta, del diario La Nación, hablando de la presencia de Irán y sus grupos afines en nuestra región.

Botta es profesor en la Universidad Católica Argentina, donde dirige el programa de Oriente Medio Contemporáneo. Es investigador de la Universidad de la Defensa Nacional, y también del Centro de investigación naval y estudios estratégicos de la Marina argentina. Fue investigador del Centro de Estudios Estratégicos de la Fuerza Aérea Argentina y profesor de la Escuela Superior de Guerra Aérea. Es doctor en Relaciones Internacionales y director del Comité de Medio Oriente del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (Cari), pero deja claro que sus opiniones son personales.
En la última década, hemos estado hablando del crecimiento del soft power de China, que llega con inversiones y comercio a América Latina. Pero en la coyuntura actual, parece haber también una mayor presencia de Irán en distintos regímenes de democracia muy baja o directamente, autocracias…
En el caso de Irán, hace casi más de veinte años que tomaron la decisión de fortalecer su presencia en nuestra región. El primer acercamiento se dio durante la presidencia de Jatamí por la vía de los países que formaban parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep). Ese fue el puntapié inicial. Luego se utilizó el Movimiento de los Países No Alineados. A partir de esos dos vectores se sentaron las bases para el acercamiento a algunos países de la región. 
¿Y cómo ha evolucionado eso?
En los primeros años del siglo XXI, el principal país de la región al que Irán se acercó fue la República Bolivariana de Venezuela. Cuando se ve el tema de cerca, Venezuela tiene muy poco que ver con un sistema teocrático como el iraní, pero lo que unía a Irán y Venezuela era un profundo sentimiento anti-Estados Unidos. Además, ese vínculo le sirvió a Irán en otros dos sentidos. El primero es que a medida que comenzaba un aislamiento de Irán en el sistema internacional, sobre todo a partir del año 2005 o 2006, cuando comenzaron las primeras sanciones por su programa nuclear, a Irán le servía mostrar que había vínculos en otras partes del mundo y que no todo eran puertas que se estaban cerrando. Y esto tenía doble valor en el caso de América Latina, en tanto que para Irán era estar en el patio trasero de Estados Unidos. A partir de ahí, hay diversos tipos de vínculos: vínculos en temas comerciales, diplomáticos, políticos, en seguridad, etcétera.
En estos veinte años, ¿hay un recorrido en la calidad del vínculo que ahora pasa en alguna medida por, por ejemplo, la intersección entre los intereses de Irán como Estado y sus proxies, los grupos que usa como instrumento de ataque? Recientemente se hablado de organizaciones terroristas que estarían actuando en A. Latina…
La presencia de estos grupos terroristas, como el caso del grupo libanés Hezbolá, es anterior. Pensemos en la participación que, de acuerdo con la justicia argentina, tuvo ese grupo tanto en el atentado de la embajada de Israel en Buenos Aires (1992) como en el de la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia, 1994). Estamos hablando de los años 90. Hezbolá, muy vinculado a Irán en Líbano, se ha visto beneficiado sobre todo de los niveles de poca institucionalidad en algunos lugares de nuestra región. Y aprovechando una escasa presencia del Estado y algunos nichos poco controlados, han comenzado a utilizar esos ámbitos para actividades varias, desde el contrabando y la documentación falsificada, hasta la planificación de atentados terroristas.

Hezbolá ha utilizado el narcotráfico y
el contrabando para financiarse en algunos lugares de funcionamiento no tan claro que existen en América Latina. Y estas organizaciones
ya no son peones, como lo fueron
en el pasado.

Paulo Botta, especialista en Oriente Medio y sus relaciones con América Latina.

La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, denunció (en abril) la presencia de Hezbolá en el norte de Chile. Días antes, el legislador republicano Marco Rubio dijo lo mismo en el subcomité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense. Por otro lado, hay alarma por el pacto que está llevando adelante Bolivia con Irán para la provisión, entre otras cosas, de drones, cohetes y tecnología de ciberseguridad iraníes. Ese salto en el vínculo de Irán con algunos países, para pasar a temas militares, ¿es preocupante? ¿Marca una diferencia con el pasado?
El primer elemento diferencial es que, en los primeros años del siglo XXI, Venezuela era la puerta de entrada de Irán hacia otros países bolivarianos como Nicaragua, Ecuador, Bolivia. Hoy ya no es solamente un Estado el que es la puerta de ingreso, sino que se han generado vínculos con otros Estados.
Pero más allá de los países bolivarianos, ¿no hay un avance ahora?
Con el resto de los otros países de nuestra región, claramente se ha establecido una diferenciación. Puede haber un vínculo de tipo comercial, pero el resto de los países han tenido mucho cuidado a la hora de establecer vínculos profundos en el ámbito político. En el caso de los países bolivarianos, se da lo inverso: hay profundos vínculos desde el punto de vista político, pero, generalmente, por la propia estructura productiva que tienen esos países, tienen muy pocos vínculos desde el punto de vista comercial. La relación de Irán con esos países bolivarianos se ha profundizado en aspectos que van desde lo financiero hasta lo turístico, la exención de visados y asuntos de defensa y seguridad. Y en el caso de algunos países, hay algo muy preocupante en esa evolución.
¿Le resultan preocupantes los acuerdos entre Bolivia e Irán?
En principio, parece sorprendente. ¿Cuál es la necesidad de un país como Irán de profundizar los vínculos en materia de defensa en el corazón de América del Sur? Hay muy pocas explicaciones que se puedan dar como justificativo. Ese es el primer dato. También es cierto, y hay que señalarlo, que por la experiencia que dejan los vínculos entre Irán y Venezuela en los últimos veinte años, se ha mostrado que hay mucho de retórica. Se firman muchos acuerdos, hay visitas de alto nivel, pero después, nunca se concreta demasiado. ¿Por qué? En primer lugar, porque no hay muchos recursos de un lado y del otro como para llevar adelante todos esos proyectos faraónicos y grandilocuentes. Por otra parte, porque las agendas son muy diferentes. Los puntos que unen a Irán con esos países tienen más bien que ver con la oposición a Estados Unidos o al Estado de Israel, pero hay muy poco contenido estrictamente bilateral. Es decir que, primero, hay muy poca justificación para ese vínculo creciente con Bolivia y segundo, también hay mucho de retórica.
Si esa relación de Irán con Estados del eje bolivariano es algo sobre todo retórico, ¿puede estar siendo la excusa institucional para que detrás de eso ingresen personas que tengan algún tipo de relación con Hezbolá? Otra denuncia de la ministra Bullrich es que en los últimos meses ingresaron a Bolivia unos setecientos iraníes: el temor es que estén obteniendo pasaportes bolivianos que les permitan ingresar a Argentina, por ejemplo. ¿La excusa retórica puede estar encubriendo el ingreso de ese proxy de Irán que es Hezbolá a la región?
De acuerdo con los organismos de seguridad e inteligencia, no solamente de Argentina, sino también de otros Estados, eso es una realidad más que un temor. 0 si le hacemos caso a lo que señalan esos funcionarios, sería una realidad preocupante, porque implica un riesgo, una amenaza que podría concretarse. Esa podría ser la justificación que responde a esta pregunta: ¿por qué hay tanto interés de Irán en vincularse en una región tan lejana con la que hay pocos elementos estrictamente bilaterales que puedan justificar esa relación?
¿Cuál es el interés de Irán en abrirle la puerta a Hezbolá para que actúe en A. Latina?
Irán ha conceptualizado lo que ellos mismos denominan ‘el eje de la resistencia’, esto es, la vinculación con grupos subnacionales en distintas partes de Medio Oriente, Hezbolá en Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen, la Fuerza de Movilización Popular en Irak: es un grupo variopinto, cada uno con su propia agenda, pero lo común es que todos son antiisraelíes y antiestadounidenses. En los últimos veinte o veinticinco años, Irán ha utilizado a estos grupos. Y en el caso de Hezbolá, desde hace mucho más tiempo, desde inicios de los años 80, cuando en plena guerra civil libanesa Irán da el paso de fomentar este grupo chiita en el Líbano. Ahora bien, una de las cosas que estamos viendo en la actualidad es que la relación entre Irán y estos grupos está mutando. Ya no se trata pura y exclusivamente de instrumentos o proxies. Muchos de estos grupos comienzan a ser socios: generan su propia agenda, sus propias prioridades, sus propias fuentes de financiación. Por ejemplo, las investigaciones que se han realizado en nuestra región hacen mucho énfasis en ese punto: Hezbolá ha utilizado el narcotráfico y el contrabando para financiarse en algunos lugares de funcionamiento no tan claro que existen en América Latina. El panorama es aún mucho más complejo: las organizaciones terroristas no solamente ya son peones como lo fueron en el pasado, al inicio de estos procesos, cuando estos grupos se conformaron. Ahora estos grupos también tienen lógicas propias e intereses propios. Ya no solamente hay que considerar un actor y sus grupos sino que hay que considerar a todos como actores. Eso muestra la evolución de la situación, mucho más compleja en términos de seguridad porque hay que atender los intereses de varios, no solamente de un actor.
¿Están las FF. AA. y los servicios de inteligencia argentinos –y regionales– preparados para enfrentar estas nuevas amenazas?
En el caso de nuestras Fuerzas Armadas, hay un debate muy profundo acerca de si realmente tenemos que prepararnos pura y exclusivamente para amenazas de tipo estatal o, por el contrario, se podría modificar la normativa y hacer una interpretación más amplia. En cuanto a los servicios de inteligencia, si bien como académico solo contamos con fuentes abiertas, da la sensación de que después de los años 90 y la relevancia que tuvieron los atentados contra la República Argentina, y luego los ataques del 11 de septiembre, estoy seguro de que ha habido mucho tiempo, institucionalmente hablando, para prepararse para el mundo en el que estamos. Estamos en un mundo donde no hay ningún riesgo que pueda considerarse lejano. Aun los ámbitos más lejanos geográficamente rápidamente pueden influir en nosotros y tener un impacto. En términos de seguridad, estamos en un mundo pandémico: cosas que pasan en otra parte del mundo, en 24 horas o menos pueden estar afectándonos. La geografía nunca es una excusa para no actuar o para considerar como demasiado alejadas situaciones que luego pueden ser lesivas para nuestros intereses, los de nuestros ciudadanos y los de nuestros países.

Y esto es lo que dice Estados Unidos sobre el tema

El más reciente reporte del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre terrorismo, divulgado en 2023, anota que “el grupo terrorista Hezbolá continuó su larga historia de actividad en el hemisferio occidental, incluida la recaudación de fondos por parte de sus partidarios y financistas en lugares clave (...), a través de actividades lícitas e ilícitas”, para luego transferir esos dineros a la sede del grupo para así “permitir que Hezbolá avance en su agenda”. Y luego destaca: “En los últimos años se han identificado partidarios y miembros de Hezbolá en Brasil, Chile, Colombia, Panamá, Perú y Estados Unidos”.
Análisis publicado en la Edición Domingo de EL TIEMPO.
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