La Taberna, Émile Zola

[L’Assommoir]. Novela del escritor francés Émile Zola (1840-1902), publicada en 1877; es la séptima del ciclo de los Rougon-Macquart (v.).

Gervaise, una de las criaturas más sinceras de la familia Macquart, ha tenido por amante a un sombre­rero, Lantier, desde la primera juventud, y tiene de él dos hijos, Claude (v.) y Étienne. De su tierra se traslada a París con la esperanza de hacer fortuna: con su trabajo de lavandera consigue hacer algunas eco­nomías, pero Lantier es perezoso y vividor, y muy pronto abandona a su amante por otros amores. Gervaise continúa trabajando con confianza, y por amor a sus hijos lleva a cabo todos los sacrificios, hasta que en­cuentra un hojalatero, Copeau, su inquilino, y acepta casarse con él. Copeau cae de un tejado quedando malherido, es curado en su casa, pero muy pronto desaparece el dine­ro ahorrado por Gervaise; él mismo se empereza, se da a la bebida y al vicio.

La vida de Gervaise se hace cada vez más triste, e inútilmente otro obrero, Goujet, admirando a la mujer y amándola en secreto, la ayuda con delicadeza. Con el ejemplo del marido, para olvidar sus miserias, también ella se da a la bebida. Hasta que, en una fiesta, Copeau invita a comer a Lantier; a continuación éste va a vivir con ellos y cínicamente, mientras en la habitación vecina Copeau se entrega al vino, reanuda sus amores con Gervaise. La desgraciada, lentamente, pierde el gusto al trabajo, cae en el vicio, en la miseria más negra, por lo que, casi vieja, se entrega a la prostitución. Tras la horrible muerte del marido en un hospital, también ella acaba con su vida, una existencia de miserias. La obra, crudamente realista, está inspirada en la vida de los obreros parisien­ses, mediante estudios personales en dis­tintos ambientes, en la lectura de la cró­nica de sucesos y la de un libro de Denis Poulot (1832-1900) publicado en 1870, Lo Sublime o El trabajador tal como es en 1870 y lo que puede ser [Le Sublime, ou Le travailleur comme il est en 1870 et ce qu’il peut étre].

En torno al «matadero» — la taberna donde, los personajes van a encontrar en el aguardiente los engañosos sueños del vicio — pululan las figuras dolorosas y tremebundas de quienes ceden al atractivo del mal e incluso con el espejismo de una redención social continúan presos de la ruina más es­pantosa. [Trad. de A. Peratoner (Barcelo­na, 1880)].

C. Cordié

Zola sobresale en dar a las cosas casi un estremecimiento del alma que en parte sus­trae a los hombres, y mientras hace vivir un bosque, un mercado, el mostrador de un vinatero, una tienda de novedades, con vida casi humana, reduce las criaturas tristes y bajas que allí se agitan a una vida casi animal. (Lemaitre)

Ninguno de nosotros ha tenido estómago para ir allí y estudiar esa miseria: el asco nos aleja. Pues bien, Zola ha tenido en Pa­rís ese valor. (De Sanctis)

Este libro no aburre, – pero cansa. Se sale de su lectura como salen del lodazal los cerdos, realistas de cuatro patas. Lodazal, es cierto: lodazal de cosas, lodazal de pala­bras, un lodazal irresistible. (Barbey d’Aurevilly)