F�tbol

En la cuna de Salah: el hijo de campesinos que ayuda a viudas y divorciadas

Champions League

Real Madrid vs Liverpool
Dos ni�os juegan al bal�n en Nagrig, uno con una camiseta de Salah. F. Carri�n

En el pueblo del goleador egipcio, los cr�os sue�an con imitarle

"Sigue siendo uno m�s. Una persona buena y creyente", dicen sus vecinos

El doble de Salah se convierte en el �ltimo fen�meno viral de Egipto

En las callejuelas sin asfaltar de Nagrig, el pueblo natal de Mohamed Salah, la chiquiller�a s�lo piensa en emular las gestas de su vecino m�s ilustre. �Quiero ser como �l�, confiesa Mohamed Arafa, de siete a�os, enfundado en una camiseta que luce el rostro del jugador del Liverpool y un breve r�tulo en ingl�s: La leyenda. Es mediod�a y Mohamed, junto a dos amigos, arrastra un ra�do bal�n de cuero sobre una polvorienta arter�a de este t�pica aldea de felahin (campesinos, en �rabe), emplazada a 130 kil�metros al norte de El Cairo, entre canales del Nilo.

A unos metros, un bloque de desnudo cemento se alza al final de una hilera de modestas viviendas. Es el domicilio familiar de Salah, el aspirante a Bal�n de Oro y la mayor amenaza del Real Madrid en la final de Champions del pr�ximo s�bado en Kiev. La puerta permanece cerrada a cal y canto y sobre el dintel asoma un par de c�maras de vigilancia. �Es un honor para toda la familia�, comenta su primo Talat Muatamed, maestro de ingl�s en la villa.

�Sigue siendo un hijo de campesinos, uno m�s. Una persona buena y creyente�, refiere el pariente, reacio -como su clan- a proporcionar detalles de la biograf�a del nuevo fara�n de la Premier, cuyas botas se exhiben desde la semana pasada en mitad de la preciada colecci�n de antig�edades egipcias del Museo Brit�nico de Londres. �Cuando nos visita, sale a rezar a la mezquita cercana, juega al ping-pong y charla con la gente en el caf�, apunta su familiar.

En los confines de Nagrig, entre los campos verdes donde pastan las vacas y el callejero que comparten carros tirados por burros y tok tok (motocicletas de tres ruedas), sus habitantes s�lo despachan palabras de admiraci�n hacia el delantero talentoso de 25 a�os que, tras su periplo por el Basilea, el Chelsea y la Roma, acab� por despuntar en Anfield. �Le conozco desde que era un cr�o y no ha cambiado. En las �ltimas vacaciones le vi caminando por el pueblo y le pregunt� que hacia donde se dirig�a. �l me contest�: 'voy a casa de mi t�a'. No se comporta como un jugador famoso y no repudia sus or�genes humildes, como hacen otros futbolistas�, asegura Hasan Abu, un vecino que -como tantos otros en Nagrig- se busc� durante a�os la vida como emigrante en Arabia Saud�.

�Le he visto desde peque�o jugar en esta misma calle�, evoca Um Ali, una anciana que reside en el inmueble contiguo al de la familia del astro. �Dios le dio esa cualidad pero �l no es un arrogante�, admite la matriarca.

Salah inaugur� su carrera en un club del cercano Basiun, cabecera de la comarca, y de all� salt� poco despu�s a las categor�as inferiores del Arab Contractors, el equipo propiedad de la constructora estatal en cuyas filas fue escalando hasta debutar con su el�stica en la primera divisi�n egipcia. Antes, durante la adolescencia, Salah padeci� en carne propia el infierno de viajar a diario para asistir a los entrenamientos, desde su p�ramo hasta la megal�polis cairota, hacinado en una sucesi�n de microbuses y abri�ndose paso por las congestionadas carreteras del pa�s. �Eran unos traslados que le cansaban mucho. Un d�a le coment� a su padre que su intenci�n era tirar la toalla. Fue su progenitor quien le convenci� para que continuara y ya ves ahora�, rememora Maher Anuar, alcalde de Nagrig.

Caridad

�Jam�s pensamos que pudiera llegar tan lejos. Salah ha hecho so�ar a este peque�o pueblo, conocido por el cultivo de cebollas y las flores de jazm�n�, detalla el regidor, uno de sus m�s entusiastas forofos. En el poblado, de 15.000 habitantes, el estrellato de su hijo m�s c�lebre ha estado acompa�ado por una lluvia de d�divas. El jugador ha establecido una asociaci�n de caridad que reparte un salario mensual a viudas y divorciadas del municipio. El relato de su generosidad, divulgado hasta la extenuaci�n por la prensa local, ha transfigurado Nagrig en un lugar de peregrinaci�n para cientos de parias, en busca de los servicios que no proporciona la negligencia gubernamental.

�La gente viene de las provincias lim�trofes a rogarle ayuda. Los viernes son las jornadas m�s multitudinarias. Es un problema�, maldice Ahmed Ramad�n en la barber�a que hace esquina con la residencia de Salah, el destino de la procesi�n. �He venido porque estoy divorciada y enferma de hepatitis C. Necesito dinero�, murmura una de las mujeres enlutadas que aguarda a que alguien atienda sus s�plicas.

�Nunca pensamos que los buenos actos de Salah y su familia tuvieran como consecuencia la renuncia a nuestra libertad�, lamenta el ingeniero Majarush, un primo del jugador que supervisa la construcci�n del centro local de Al Azhar -la instituci�n m�s prestigiosa del islam sun�- sufragado �ntegramente por la estrella de la selecci�n nacional de f�tbol, clave en la clasificaci�n de los Faraones -la primera desde el a�o 1990- para el Mundial de Rusia. Su fama de benefactor ha alcanzado tambi�n el rudimentario ambulatorio de la villa, ahogado entre anodinos bloques de ladrillo. �Cuando nos falta equipamiento o existencias, llamamos a la madre de Mohamed Salah y se las pedimos�, confirma una de las enfermeras que espera sentada en el recibidor de la cl�nica. Su �ltima donaci�n es una ambulancia que a�n est� por llegar.

La efusiva generosidad de Salah ha esparcido su rostro por su patria chica. Su imagen sonriente decora las furgonetas que hacen las veces de transporte p�blico y todos los negocios, incluidos los caf�s que han proliferado desde el inicio de su aventura europea. �Antes hab�a dos establecimientos. Hoy son ocho y se han convertido en el lugar desde el que ver los partidos de Salah�, reconoce el alcalde.

Conscientes del fil�n que supone el jugador del Liverpool, unos pocos -como quien fuera su primer entrenador- han tratado de enriquecerse comerciando con las entrevistas a los periodistas que visitan la localidad. Para el resto, incluso para los que han sacrificado su madridismo con tal de apoyar a Salah en la final, el mayor desvelo ahora es su porvenir, abierto a todo tipo de c�balas sobre el �dolo cuyos �xitos alivian la vida de un pa�s asfixiado por la represi�n, la superpoblaci�n y la crisis econ�mica.

�En la Liga espa�ola ya est�n Cristiano Ronaldo y Mesi. No hay hueco para Salah�, opina Mohamed el Gazar, un barcelonista que prefiere ver a su viejo amigo militando en el Manchester United de Mourinho. �Yo quiero que acabe en el Real Madrid, pero s�lo cuando tenga las mismas opciones de jugar que en el Liverpool�, clama Hasan. Un destino con el que tambi�n sue�a el alcalde de Nagrig: �Salah nunca desvela sus planes pero en una de las �ltimas ocasiones que estuvo por el pueblo, habl� con �l de su futuro. Le dije que me gustar�a verle en el Real Madrid y el me respondi�: 'Un d�a si Dios quiere'. Ya es el rey de Inglaterra y se ha ganado el amor de los ingleses. Si llega a Espa�a, tiene que ser como n�mero uno�, concluye.