(DOC) Buenas noches, buena suerte. Análisis | Ana Bernal-Triviño - Academia.edu
Universidad de Málaga Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Historia del Arte MÁSTER DESARROLLOS SOCIALES DE LA CULTURA ARTÍSTICA Cine y sociedad Ana Isabel Bernal Triviño Buenas noches y buena suerte (2005). Dir. George Clooney Buenas noches y buena suerte, de George Clooney, es una película realizada en 2005 que reconstruye el enfrentamiento entre el senador McCarthy y el periodista Ed. Murrow. Se trata de una producción que retoma el pasado de la historia de América, en concreto la caza de brujas iniciada por el senador, para reflexionar sobre la importancia de la libertad de expresión en la sociedad y en los medios de comunicación, y los derechos civiles. Precisamente, Buenas noches y buena suerte constituye no sólo una recreación que aporta un retrato político de un hecho real en la sociedad norteamericana, sino también cultural y social. Respecto al primer punto, el filme desarrolla la trama del ataque a “presuntos” comunistas iniciada por el senador republicano McCarthy. La película sitúa desde el principio al espectador en ese contexto. Entre los años 40 y 50, tras la posguerra de la II Guerra Mundial, EE.UU. inicia su batalla contra el comunismo y sus simpatizantes, evitando su presencia en el país bajo el control del Comité de Actividades Antiamericanas. El senador aportó un listado de nombres bastante extenso de personas que, según él (sin pruebas que lo certificasen) eran comunistas que trabajan en el departamento de Estado, es decir, en el mismo gobierno. En esta “caza de brujas” no sólo salieron a la luz nombres de personajes conocidos del mundo de la cultura, sino que cualquier persona podía ser calificada de comunista o vigilada por esta razón sin tener pruebas ni testigos de esa vinculación. Se originó un estado de desconfianza y miedo subyacente en la sociedad americana, donde unos sospechaban de otros, sin poder ejercer la libertad de pensamiento político y la libertad de expresión, en presunto beneficio de la seguridad e interés nacional del país. Esta medida afectó a más de 2000 personas que perdieron su empleo y que vieron mermada su dignidad, al ser señalados como subersivos. En este sentido, la película hace partícipe al espectador de ese valor y sentimiento de identidad nacional que debían de reforzar sus ciudadanos día tras día. La situación más desesperada por las críticas como comunista tiene su reflejo en uno de los trabajadores de la cadena quien, criticado, agobiado, y con miedo, decide suicidarse antes de seguir escuchando cada día las críticas que realizan de él en la prensa por su ideología. En cuanto al segundo punto, la película trata este enfoque desde una perspectiva cultural y social muy concreta: los medios de comunicación, como canal intermedio entre el poder y la sociedad. Aunque en las redacciones se comentaba la inexistencia de garantías sociales (como individuos) que tenían quienes eran acusados de comunistas, y se criticaba la ausencia de normas en las actividades ejercidas por McCarthy, pocos periodistas se enfrentaban a él. En ese caso, Buenas noches y buena suerte recoge la labor que, en este sentido, realizó uno de ellos, el periodista Ed. Murrow. Murrow se había ganado su reputación como excelente reportero durante su cobertura en la II Guerra Mundial. Este prestigioso periodista, que presentaba en televisión un programa adaptado de una emisión que antes hacía para la radio. El programa que se recrea en la película, See it now, fue el escenario en el que se enfrentaron el periodista y el senador republicano. La raíz del enfrentamiento procede del caso de Milo Radulovich, un ciudadano al que expulsan del ejército del aire porque su padre leía un diario serbio. Pero por otra parte, la película muestra la realidad entre los medios y la sociedad. Desde el comienzo de la película se demuestra que son los inicios del periodismo televisivo y, como en una cuestión de modas, la radio ha perdido su poder ante la televisión, que se convierte en la reina de la casa. La sociedad adopta una nueva posición. Lo deja bien claro Ed. Murrow en el discurso que ofrece en 1958 en la convención de la Asociación de Directores de Informativos para Radio y Televisión, cuando analiza la imagen que dejaremos a nuestros descendientes en función de lo que verán en los archivos de las televisiones, donde se mostrará la “decadencia, nuestro escapismo y aislamiento de la sociedad en la que vivimos. Somos una sociedad opulenta, acomodada y autocomplaciente. Adolecemos de una alergia innata a la información que nos perturba.” Este enfoque de la lucha contra el comunismo en EE.UU., desde un análisis periodístico, está determinado en gran medida por la identidad del director de la película. El padre de George Clooney era periodista y para toda la familia Ed. Murrow se convirtió en un ejemplo. De ahí su interés de llevar esta etapa del periodista a la pantalla. Aunque la sociedad, como tal, no se ve en las imágenes de la película, excepto en un plano donde la población sigue el enfrentamiento entre el senador y el periodista en los televisores de un escaparate en la calle, Buenas noches y buenas suerte aporta elementos con un valor iconográfico y documental que al menos sí recrea a la perfección el problema planteado y los propios estudios de la CBS, medio de comunicación donde se desarrolla la acción. Las imágenes son en blanco y negro. La elección de este color remite simbólicamente no sólo a un traslado histórico, sino también al inicio de la televisión, que se emitía en este color. Justo el marco contextual en el que se desarrolla este largometraje. La elección de esta tonalidad, en contraposición al color, también está determinada por requisitos de producción de la película. Como muchas de las secuencias están protagonizadas por visionados reales y auténticos de discursos de McCarthy y de las sesiones del Comité de Actividades Antiamericanas, grabadas en blanco y negro, éstas se integran mejor en la credibilidad de la historia si las recreaciones sobre los hechos también se mantienen en blanco y negro, proporcionando uniformidad en la película. Un contenido que aporta también un valor documental al largometraje. Por lo tanto, ningún actor interpreta a McCarthy, sino que se introducen sus propias imágenes de archivo, para que él mismo sea definido por sus palabras y sus actos. No obstante, sí hay que citar que, frente al valor estético que aporta la cinta, es fundamental destacar el valor de sus diálogos, que sustentan gran parte del potencial de la obra. Toda la película se desarrolla en interiores, sobre todo los estudios de la CBS. De este predominan tres lugares: la sala de redacción, la sala de reuniones y el plató de la CBS. Estos escenarios son más diáfanos y se reflejan como lugares que demuestran el trabajo común de todo el equipo de Murrow. Por el contrario, cuando acuden al despacho del director de la cadena, William S. Paley, se identifica con el enmoquetado del suelo, la ausencia de personas en los pasillos, el control de acceso por la secretaria y el silencio imperante en toda la habitación. La iluminación juega un papel fundamental en las escenas grabadas en plató como reflejo de lo que es emisión del programa y lo que queda fuera de ella. Así, cuando las luces del plató se encienden y empieza el programa se muestra el ambiente más impersonal, donde Murrow expone los mismos discursos que en su día realizó en esos programas. Sin embargo, cuando las luces están apagadas, se recrea el antes y el después de la emisión, lo que dota a la cinta de un carácter más personal, donde pueden identificarse el carácter de Murrow y adivinarse la tensión o sensaciones que provocaban ciertos programas en él o en sus compañeros. La luz crea dos escenarios que permiten al espectador distanciarse o acercarse al lado más personal e íntimo de los protagonistas. Ese mismo poder de la iluminación, como creadora de dos atmósferas diferentes, es empleado durante los visionados de las grabaciones de los discursos de Murrow. Cuando todo el equipo está observando estas grabaciones, se apagan las luces dando preferencia al contenido de esas cintas. Cuando se encienden las luces, tras el visionado, se vuelve a la realidad de la redacción y del trabajo del equipo. La música aparece en la producción en pocas ocasiones, sólo en tres, pero cuando surge tiene un protagonismo mayor al aparecer dentro de campo y al integrarse dentro de la estructura de la película como identidad narrativa. La música actúa como nexo de unión entre secuencias, ya que la letra de las canciones aporta un significado vinculante a los hechos que ocurren. Para su integración más natural, aparecen los propios músicos y la cantante en espacios de la empresa, como el estudio de grabación de la CBS o como acompañamiento a una fiesta. El predominio de los primeros planos de Murrow se justifica para recrear las emisiones en directo, donde el periodista mira directamente a la cámara, apelando al espectador. Precisamente, durante los discursos donde el periodista defiende su posición frente a McCarthy, se observa un picado que ayuda a ensalzar el valor de sus palabras y refuerza su poder de transmisión. Durante las emisiones en el plató, el director opta por jugar con los monitores del decorado ofreciendo múltiples perspectivas del propio Murrow dentro del mismo plano. Los monitores del plató le ayudan a acotar la realidad que quiere mostrar, al igual que la profundidad de campo, lo que le sirve para integrar el discurso de Murrow y el de McCarthy en el mismo plano. Ellos son los dos personajes que polarizan el discurso de la película, donde Murrow arrebate las duras críticas que le realiza McCarthy que, como demuestra en las imágenes originales, sostiene sólo sus afirmaciones con argumentaciones, sin pruebas. McCarthy lo acusa de pertenecer a la Internacional Obrera y considera que su lenguaje es un estatuto de traición. Murrow contrarresta sus valoraciones, pero al margen de su posición ideológica, Murrow lleva el debate y el problema al daño que ocasiona esta causa a la democracia del país: “No nos es posible defender la libertad afuera si la descuidamos en casa”, manifiesta en el discurso. Pero, ¿qué pertinencia tiene el haber recuperado esta parte de la historia hace cinco años? La respuesta está que en precisamente, en 2005 (y en muchos aspectos, también hoy día), la sociedad no ha cambiado tanto. Los medios de comunicación siguen siendo los intermediarios con el poder político, pero la mayoría no se rebelan contra él, siguen los dictados del poder, “comprados”, con servilismo, sin capacidad de ejercer la libertad de expresión, además de estar dominados por las audiencias y la publicidad. Predomina la censura encubierta y la autocensura. Es la visión más mercantilista de la comunicación, donde el valor de empresa queda relegado al valor de la información, al compromiso social y de denuncia. Pero además, la sociedad (como la que se refleja en la película) también asiste impasible, solo como espectadora, a los hechos que suceden en la vida política y que les afectan. La política se muestra como un juego perverso, como una ruleta rusa donde a cualquiera les puede tocar o verse afectado. Y que, aunque les perjudiquen, en la mayor parte de las ocasiones, se silencia. La sociedad prefiere, como dice el presidente de la CBS en la película, “divertirse, no una lección de civismo.” Y además, estos planteamientos generan problemas: “Debo mantener la licencia con los políticos a los que tú criticas”, le advierte el presidente de la cadena a Murrow. Poco importa lo demás, mientras la televisión cumpla con su deber de narcotizar su pensamiento. Por lo tanto, la realidad de los años 40-50 sobre los medios y la sociedad no distan en la actualidad, sino que se ha agravado hoy día. El filme ofrece, pues, un sinsabor de la labor de Murrow quien, además de sufrir consecuencias profesionales, observa el declive de la sociedad ante el nuevo sistema de medios que se estaba configurando: “La televisión puede enseñar, puede arrojar luz y hasta inspirar, pero si estamos dispuestos a usarla con estos fines. De lo contrario, será solo un amasijo de luces y cables”, afirma Murrow. Buenas noches y buena suerte viene a completar una nueva visión de un tema (la “caza” de comunistas y el Comité de Actividades Antiamericanas) recurrido en el cine norteamericano, como en Solo ante el peligro (1952); o en el teatro con Las brujas de Salem (1953), de Arthur Miller. Es inevitable establecer una relación entre las afinidades políticas del director y las mostradas en el film. Clooney ha apoyado al equipo demócrata en las últimas elecciones norteamericanas. Por lo tanto, se podría considerar un ataque de un demócrata a las acciones emprendidas por McCarthy, como imagen del partido republicano. Una imagen que se podía extrapolar a la encabezada por el mismo partido durante el mandato de Bush, donde la seguridad nacional superaba los derechos civiles en las leyes antiterroristas. Por lo tanto, es tentador establecer una similitud entre estas dos realidades tan cercanas y lejanas (en tiempo) a la vez. Sin embargo, el hecho de que Clooney hubiese atacado en diversas entrevistas la apatía Consultar “George Clooney critica a los demócratas por no criticar la guerra de Irak”, en http://www.elcorreo.com/alava/pg060314/actualidad/gente/200603/14/RC-clooney.html de los demócratas ante determinadas acciones del gobierno republicano, y ante los valores que Murrow defiende en el reportaje, Buenas noches y buenas suerte aporta una visión que va más allá de la simpatía o no con la causa comunista, de la simple dicotomía de lo bueno y lo malo, del americano de pro y del comunista, del demócrata y del republicano, para hacer hincapié en su pura dimensión social: la importancia de que la sociedad no asista impasible ante la falta de deslealtad de sus políticos y la manipulación, del peligro de instaurar el miedo en la democracia, que sólo puede desencadenar reacciones extremas y que, ante todo, sea quien sea el que gobierne, la necesidad de que tanto los periodistas como la sociedad defiendan sus derechos fundamentales, como un requisito indispensable para que la democracia no sea una falacia y, cada uno de nosotros, unas marionetas manejadas que no luchen dialécticamente por su dignidad, por la justicia moral y por la libertad de expresión. Bibliografía LABORDA, Luis (2007). La construcción histórica en la cinematografía norteamericana. Oribes, Universidad Autónoma de Barcelona Buenas Noches y Buena Suerte. Página oficial. En <http://www.mangafilms.com/buenasnochesybuenasuerte> (Consultado el 9 de marzo de 2010) “George Clooney critica a los demócratas por no criticar la guerra de Irak”, en elcorreo.com. Disponible en: <http://www.elcorreo.com/alava/pg060314/actualidad/gente/200603/14/RC-clooney.html> (Consultado: 9 de marzo de 2010) 6