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Arthur Lubin; Gerry Chiniquy, Robert McKimson, Hawley Pratt, Bill Tytla (animación). Categoría: Película. |
Un pez con gafas ha ido creciendo en estatura con el paso del tiempo hasta convertirse en un clásico del híbrido de ‘acción real’ y dibujos animados. La Warner llegó a anunciar su edición en DVD conjuntamente con Un mundo de fantasía (1971), con un similar diseño de carátulas, como si fueran films igualmente importantes, aunque el que nos ocupa es muchísimo menos popular -a juzgar por IMDb-. A quien esto escribe, en cambio, le parece una película poco lograda y no especialmente interesante.
El film tiene su encanto y algunas escenas logradas, pero globalmente está rodada de un modo muy convencional y son demasiados los pasajes visualmente muy pobres. Pienso, por ejemplo, en todos aquellos en los que el protagonista, tras convertirse en pez, trata de comunicarse con los humanos: solo se oye su voz durante varios minutos mientras lo que vemos es muy poco llamativo. En general, las interacciones entre dibujos animados y actores de carne y hueso son escasas y mal resueltas. No es que me parezca que está a años luz de lo conseguido con ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988), pues son épocas diferentes y la comparación es injusta, es que en la contemporánea Mary Poppins (1964) la integración de ambos medios resulta mucho más deslumbrante.
En cuanto a la animación, que no representa ni la mitad del metraje, parece mentira que fuese obra de Warner Bros. Cartoons, el mismo estudio que animó los cortos de los Looney Tunes. El diseño de los tres personajes principales, los dos peces y el crustáceo, no están mal, pero no hay ni una sola escena con la inventiva visual a la que nos tenían acostumbrados los directores y animadores de la Warner. Fue uno de los últimos trabajos del estudio y como despedida no es de las más memorables.
En cambio, hay que reconocerle a Un pez con gafas que, como propuesta apta para todos los públicos, es de lo más inusual. Tiene la pega de que el humano protagonista se convierte en pez simplemente porque lo desea -no hay una explicación lógica, ni mágica, ni interviene un hada…-, pero en adelante el argumento es tan rocambolesco que se aleja de prácticamente cualquier otra película de animación para todas las edades. Eso de que el pez ayude a hundir submarinos Nazis y se dedique a ayudar a la marina estadounidense en la Segunda Guerra Mundial es un atrevimiento de la Warner que quizá no hubiera sido aprobado por los ejecutivos de solo unas décadas después. Otra cosa es que el tratamiento de esa trama no sea muy convincente y que el sonido que produce el pez Mr. Limpet sea tan gratuito como molesto.
Supongo que para los estudiosos de la animación puede ser interesante. Quien solo busque un producto entretenido seguramente se encuentre con una película envejecida y superada técnicamente.
