María Antonieta: La reina que perdió la cabeza

María Antonieta: La reina que perdió la cabeza

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María Antonieta (María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena) nació en Viena, Austria, el 2 de noviembre de 1755, fue la decimoquinta de 16 hermanos, engendrados por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco I y la emperatriz austriaca María Teresa quien se caracterizó por la rigidez con que educó a sus descencientes en las normas sociales de la época. Por Francisco Herrera Coca

Siempre destacó en disciplinas como el baile, además de tomar clases de dicción con actores, lo cual no era bien visto por los candidatos amorosos de la corte francesa que de manera constante la visitaban como parte de las tentativas de su madre.

Gracias a su belleza tuvo varios enamorados, entre ellos el compositor Wolfgan Amadeus Mozart, quien era un año menor que ella.

Al llegar a la adolescencia, sus padres acordaron su compromiso matrimonial con el príncipe Luis XVI de Francia, conocido bajo del apodo de el ‘Delfín’ –debido a lo abultado de su frente–, heredero al trono de su abuelo Luis XV.

El pretendiete era un año más grande que María Antonieta, sin embargo era tímido como consecuencia del defecto en su rostro que lo volvía inseguro. El 16 de abril de 1770 el príncipe francés viajó a Austria y pidió la mano de Antonieta.

Tres días después se efectúo la boda en el Palacio de Versalles; la concurrencia y el morbo del pueblo francés llegaron a tal extremo que, según cuenta la historia, más de cien personas murieron asfixiadas en la calle debido a los tumultos que se formaron por ver a la nueva pareja real.

Luis XVI retratado por Callet, Museo del Prado, Madrid.

María Antonieta

Luis XVI retratado por Callet, Museo del Prado, Madrid.María Antonieta

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Inició con el pie izquierdo

La princesa no fue bien recibida en la corte francesa, el rechazo se debió al carácter festivo que manifestaba, la fuerte influencia que ejercía sobre el futuro monarca y, como era extranjera, no eran pocos los cortesanos que estaban en desacuerdo con su injerencia en asuntos de Estado. El desdén de los galos fue tal que comenzaron a llamarla despectivamente ‘la Austriaca’.

Tras la muerte de su abuelo en 1774, el 10 de mayo de ese año Luis XVI ascendió al trono acompañado de María Antonieta. Al momento de la coronación él tenía 20 años y ella 19. Al convertirse en reina de Francia, se cuidó muy poco de mantener las costumbres de la corte, casi de inmediato se distanció de su esposo y pasaba la mayor parte de su tiempo con un grupo de amigos aristócratas.

La campaña de desprestigio de la nueva reina comenzó cuando intentó influir en la política del rey a través de caprichosos nombramientos y destituciones de ministros influenciada por las posturas políticas e intereses sociales de sus amigos.

Las críticas en su contra se acrecentaron cuando en París comenzaron a circular panfletos en los que se detallaba que constantemente organizaba fiestas o veladas que concluían hasta el amanecer. También en esos comunicados se hablaba acerca de que mantenía romances con otros hombres.

Una de las historias más difundidas fue su amistad demasiado cercana con el conde de Artois, hermano menor del ‘Delfín’.

El rumor provocó la intervención de su madre, María Teresa, quien por medio de cartas le exigió comportarse a la altura de la corona. Otra de sus polémicas relaciones se dio con el sueco Hans Axel de Fersen, a quien conoció en la ópera y sostuvo una ‘amistad’ que se prolongó con el intercambio de correspondencia durante muchos años, incluyendo los que María Antonieta pasó encarcelada.

Otro de los asuntos que motivaron grandes críticas en contra de la emperatriz fue su tardanza en traer al mundo a un nuevo heredero al trono; desde su boda la pareja esperó siete años para concebir a su primera hija, que bautizaron como María Teresa. Era del dominio público la falta de intimidad entre María Antonieta y Luis XVI. Incluso se mencionó que durante la noche de bodas el entonces príncipe no consumó el matrimonio, sino hasta julio de 1773.

En 1781 nació su heredero varón, y de inmediato surgieron rumores donde se especulaba que el hijo no era de Luis XVI, sino de alguno de los amantes de la reina, porque tras su alumbramiento María Antonieta dejó de vivir en el castillo con el rey y se recluyó en la villa de Hameau, sitio en que permaneció hasta ser encarcelada.

Maria Antonieta, cuadro de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun

Maria Antonieta, cuadro de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun

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La gota que derramó el vaso

A finales del siglo XIX la situación económica del pueblo francés era insostenible, veía con malos ojos a sus monarcas, que derrochaban dinero a manos llenas mientras el grueso de la gente no tenía qué comer.

El escándalo que en parte influyó en el estallido de la Revolución Francesa fue el ocurrido en julio de 1785, conocido como ‘el caso del collar’: se hizo público cuando el joyero inglés Bohmer reclamó a María Antonieta la suma de 1.5 millones de libras como pago por la confección de un collar de diamantes que el cardenal de Rohan había encargado en nombre de la soberana. De inmediato ésta negó la acusación e hizo encarcelar al religioso, pero el escándalo ya estaba en boca de los parisinos.

El rey descubrió que la culpa correspondió a los condes de La Motte y perdonó al cardenal de Rohan, engañado pero inocente.

Los historiadores aseguran que este incidente hizo tomar conciencia, así que de inmediato redujo sus gastos personales y los que destinaba a la corte, lo que provocó el enojo de los miembros. Las críticas se agudizaron y la reina se ganó el apodo de ‘Madame Déficit’. El momento más crudo de su impopularidad llegó cuando gritó a un grupo de hambrientos que se manifestaban en las calles exigiendo pan: “si no

El momento de la revolución

Se han atribuido a ella las causas que dieron origen a las revueltas sociales de los años siguientes, aunque en realidad se produjeron por una variedad de factores, como la debilidad de Luis XVI al gobernar, su falta de pericia para reducir el empobrecimiento del pueblo, un mal sistema de recaudación fiscal que tenía vacías las arcas del reino, el regreso de su gobierno a las viejas costumbres de la monarquía y su mala relación con el Parlamento.

El 14 de julio de 1789 fue tomada La Bastilla, y pocos días después los reyes fueron encarcelados y trasladados al castillo de las Tullerías, que permanecía deshabitado desde hacía siglos. María Antonieta aún tenía aliados entre la nobleza y un grupo encabezado por el sueco De Fersen ayudó a la pareja real a huir al extranjero, pero fueron sorprendidos en la región de Varennes y regresados de inmediato a París.

La reina intentó también convencer a su hermano, el monarca de Austria Leopoldo II, de invadir Francia para recuperar su reinado y acabar con la revolución; pero no aceptó.

El 21 de septiembre de 1792 Luis XVI y María Antonieta fueron derrocados e inició la República. Cinco meses después se ejecutó a su marido y ella quedó recluida con sus hijos en la torre del Temple. Tiempo después se trasladó sola a una celda en la Concergerie.

María Antonieta subió al cadalso, instalado en lo que hoy se llama plaza de la Concordia, frente a una multitud enardecida que pedía su cabeza.

Murió en la guillotinada al mediodía del 15 de octubre de 1793.

Sus últimas palabras las dedicó al pueblo francés; sin perder la compostura, pidió perdón por sus acciones. “No lo he hecho a propósito, perdónenme”, dijo antes de perder la cabeza.

María Antonieta con sus hijos, cuadro de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun

María Antonieta con sus hijos, cuadro de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun

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