Daniel-Henry Kahnweiler. Marchante y editor

Kahnweiler fue uno de los más grandes marchantes de arte del siglo xx. Su nombre continúa estrechamente vinculado a la historia del cubismo. Fue su primer promotor, presentando ya en 1908 en su galería parisina las obras de Georges Braque, Pablo Picasso, Juan Gris y Fernand Léger. También fue su mejor testigo, así como su primer historiador y editor. Severamente castigado por las convulsiones de la historia, que en 1914 privaron al alemán pacifista de su colección y en 1940 despojaron al hombre judío de todos sus bienes, Kahnweiler se mantuvo siempre fiel a una ética intelectual y moral que confirió a las relaciones con sus artistas, más amicales que comerciales, un carácter particular. Hombre con sentido del deber y de convicciones, fue el protector y coleccionista de todos los artistas presentados en sus tres sucesivas galerías: la galería Kahnweiler, la galería Simon y la galería Louise Leiris. Rechazando toda línea unitaria, pero contrario a la abstracción, consideraba la pintura como una escritura inteligible del mundo, impulsada por un sentimiento poético. Fue indiferente a las modas y a los dogmas de su tiempo, y puso a Picasso, «el choque de su vida», por encima de todo.