Saul Bass convirtió en arte los títulos de crédito cinematográficos

Los títulos de crédito pueden establecer el estado de ánimo de una película y expresar de manera metafórica la historia que vamos a ver. Un arte cada vez menos cuidado en el cine reciente. Aparte de algunas películas (James Bond) y de ciertos directores como David Fincher, Jason Reitman o Spielberg que siempre prestan especial atención a sus secuencias de crédito, se echa de menos el buen hacer de artistas como Saul Bass (1920-1996), del que seguimos disfrutando de su genialidad cada vez que vemos nuevamente alguno de sus trabajos en la gran pantalla.

Saul Bass fue un diseñador gráfico del Bronx que se fue al Oeste en los años 40 para comenzar a trabajar en las promociones de películas. En su prolífica carrera, Saul Bass creó 55 secuencias de títulos de crédito. Su primer trabajo fue en 1954 para ‘Carmen Jones’, pero fue con ‘El hombre del brazo de oro’ (1955) cuando cambió la forma en que los directores y diseñadores tratarían los títulos de crédito iniciales. Bass diseñó créditos y carteles para cineastas de la talla de Stanley Kubrick, Billy Wilder, Alfred Hitchcock, Martin Scorsese o Otto Preminger, con el que colaboraría durante veinte años. También es suyo, aunque no acreditado los créditos de ‘Alien‘.

Saul Bass creó algunas de las mejores secuencias de títulos de crédito de la historia del cine con una personalidad y un estilo reconocible que hoy en día es fuente de inspiración de muchos diseñadores, solo basta echar un vistazo a los créditos de ‘Atrápame si puedes‘ o ‘Mad Men’.

“Para el espectador medio, los créditos les avisan que solo quedan tres minutos para comer palomitas. Tomo este tiempo «muerto» y trato de hacer algo más que deshacerme de los nombres en los que los cinéfilos no están interesados. Mi objetivo es preparar al público para lo que viene; hacerles esperar», afirmaba Saul Bass.

Desde Macguffin007 un pequeño tributo a este original maestro del diseño con una selección de sus 10 mejores trabajos cinematográficos. Una elección casi imposible. El orden es meramente cronológico.

El hombre del brazo de oro (Otto Preminger, 1955)

El tema de la película era la lucha de un músico de jazz para superar su adicción a la heroína, un tema tabú a mediados de los años 50. Saul Bass decidió crear una secuencia de títulos de crédito que fuera en sintonía con el controvertido tema que aborda la película. Eligió el brazo como imagen central, ya que el brazo es una imagen fuerte relacionada con la drogadicción. Los títulos presentaban un brazo animado, cortado en papel negro, de un adicto a la heroína y causaron una gran sensación. Este trabajo para Preminger marcó un hito muy importante, ya que a partir de este año cambió la manera en que los directores y diseñadores tratarían los títulos de crédito iniciales.

Vertigo (Alfred Hitchcock, 1958)

‘Vertigo’ fue la primera de las tres secuencias de títulos de crédito que Saul Bass diseñó para el cineasta británico Alfred Hitchcock. El mismo Scorsese, que trabajaría años más tarde con el diseñador neoyorkino, definió mejor que nadie su trabajo en la considerada por algunos mejor película del maestro del suspense. «Bass convirtió las secuencias de los títulos de crédito en un arte, creando en algunos casos, como ‘Vertigo’, una mini película dentro de una película. Sus composiciones gráficas en movimiento funcionan como un prólogo de la película: establecen el tono, proporcionan el estado de ánimo y presagian la acción».

Con la muerte en los talones (Alfred Hitchcock, 1959)

Los trenes ocupan un lugar destacado en ‘Con la muerte en los talones’, por lo que no es coincidencia que Saul Bass diseñara unos títulos de crédito que se abran con líneas que crucen la pantalla como vías de ferrocarril. Después de unos segundos, sin embargo, se hace evidente que las líneas han llegado a formar una forma diferente: la de un rascacielos. En letras mayúsculas grandes, el título de la película y los nombres de los actores destacados se mueven rápidamente hacia arriba y hacia abajo de la pantalla. El anonimato sugerido por Bass presagia las identidades cambiantes de los personajes interpretados por Cary Grant y Eva Marie Saint.

Anatomía de un asesinato (Otto Preminger, 1959)

Anatomía de un asesinato‘ fue el quinto trabajo de trece que realizó Saul Bass para el cineasta Otto Preminger. Magnífica la secuencia inicial de créditos para uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. Hay quienes la consideran una pieza clásica de diseño gráfico. Bass, fiel al título de la película, mostraba los nombres del equipo junto a partes desmontadas del cuerpo. Dio una identidad fuerte y distinta a la película mostrando primero todo el cuerpo con el nombre del director. Luego, cada pieza del cuerpo se desmonta y se presenta como si fuera parte de un rompecabezas. Utilizando elementos simples como recortes de papel sobre un fondo gris uniforme te presenta el tema de la película justo antes de que comience.

Espartaco (Stanley Kubrick, 1960)

‘Espartaco’, la historia de un gladiador que lidera una revuelta de esclavos contra el poder del Imperio Romano, fue un proyecto muy importante para Kirk Douglas, quien produjo y protagonizó la película. Admirador desde hacía mucho tiempo del trabajo de Saul Bass, Douglas lo contrató no solo para crear la secuencia de los títulos de crédito y la campaña publicitaria, sino también como consultor visual. Saul y Elaine (primera vez en la que su mujer colaboró plenamente) querían que los títulos establecieran la poderosa presencia del Imperio Romano a través de múltiples capas de rostros elegantes y desdeñosos, que expresaran la dualidad del dominio romano: la opresión y la brutalidad, así como la sofisticación que hizo posibles tantas contribuciones a la civilización occidental.

Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)

‘Psicosis’ fue la última colaboración de Saul Bass con Hitchcock. Aquí utiliza una serie de barras blancas simples para marcar el comienzo de los títulos de crédito. Aunque estas líneas provienen de diferentes áreas de la pantalla, nunca rompen la formación o se cruzan. Contraste y tensión definen su trabajo. En unos pocos minutos, el minimalismo de estas líneas horizontales y verticales, junto con  la banda sonora de Bernard Herrmann como contrapunto, generan una tensión visual que nos pone en alerta sobre la trama de la película, sin decir nada en absoluto. Establece artísticamente el tono al pedirle al espectador que lea entre líneas.

La cuadrilla de los once (Lewis Milestone, 1960)

La secuencia de los títulos de crédito se dividen en dos secciones distintas. La primera muestra los nombres de los once jugadores en comparación con los números de estilo del marcador combinados entre sí a través de la animación. La segunda mitad es más libre, con puntos animados que forman gráficos y los créditos restantes. Aunque no es uno de sus trabajos más memorables, eclipsado probablemente por ‘Psicosis’, que se estrenó ese mismo año, sigue siendo de los favoritos entre los artistas gráficos por su sensibilidad modernista, atención a la tipografía y ejecución técnica. El gráfico de la máquina tragaperras se parece sospechosamente al icónico logotipo de Bell que el propio Bass diseñaría para AT&T casi una década después.

West Side Story (Robert Wise y Jerome Robbins, 1961)

Los largos créditos para ‘West Side Story’ se trasladaron al final, donde Saul Bass hizo una recapitulación del entorno en el que se desarrollaba la historia de la película. Así, explora todas las paredes y superficies que formaban parte del fondo de la historia. A medida que la cámara se mueve sobre estas paredes, cercas, puertas y letreros, descubre, entre los graffitis en ellos, diferentes créditos. Un resultado brillante. Saul y Elaine crearon una secuencia de apertura inusual que acompaña a la obertura romántica de Leonard Bernstein. Los tonos brillantes y saturados cambian lentamente de color en un solo dibujo. La imagen es indeterminada y abstracta, hasta que se disuelve en la punta del horizonte de Manhattan y entendemos lo que hemos estado mirando todo el tiempo.

Plan diabólico (John Frankenheimer, 1966)

‘Plan diabólico’ fue la segunda de las tres secuencias de títulos de crédito que Saul Bass diseñó para el director John Frankenheimer. Saul y Elaine manipularon una fotografía en primer plano de un rostro humano para crear patrones extraños y ondulantes que son tanto líricos como horripilantes. Descrito por Frankenheimer como «impresionante», la secuencia parece ser el resultado de efectos técnicos de vanguardia, pero en realidad el proceso difícilmente podría haber sido más simple: fotografiar el reflejo de una fisionomía perfectamente normal en láminas de aluminio que fueron manipuladas para crear distorsiones.

La edad de la inocencia (Martin Scorsese, 1993)

Cuando Saul Bass y su mujer Elaine leyeron el guion decidieron buscar «una fuerte sensualidad porque es una película sobre el amor, el anhelo y el deseo reprimido». Elaine sugirió usar fotografías de lapso de tiempo de flores desplegándose y disolviéndose unas en otras y luego superponiendo las flores con una delicada capa de encaje y los hermosos textos caligráficos de los libros de la época». Los patrones de caligrafía del siglo XIX aumentaron el carácter victoriano y sugerían el origen literario de la película. Fue el tercer trabajo de cinco que realizó con Scorsese, el cual llegó a estar encantado con los títulos de crédito. «No solo complementaron mis imágenes, sino que les dieron otra capa, encarnando los temas y las emociones de una manera que llevó a los espectadores al misterio de la película sin revelarlo todo. Y, por supuesto, cada parte de los créditos era diferente en estilo y enfoque».

Si te han gustado los títulos de crédito de Saul Bass y te has quedado con ganas de ver más créditos cinematográficos te invito a que visites la web Forget the Film, Watch the Titles y que leas también el siguiente artículo donde hablamos de sus principales creadores y películas.

Y por si te has quedado con más ganas de disfrutar del trabajo de Saul Bass, compartimos un magnífico video montaje que recopila el trabajo del genial artista, del que se cumple este año el centenario de su nacimiento. Si un Oscar hubiera reconocido este oficio, no cabe duda que el nombre de Saul Bass estaría grabado en oro en muchas estatuillas.

Si estáis muy interesados en su obra, os recomendamos encarecidamente que leáis el libro Saul Bass: A Life in Film and Design escrito por Jennifer Bass y Pat Kirkham.

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