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Lo que cuentan los hijos de Mar�a Dolores Pradera y Fern�n G�mez en su nueva biograf�a

Un nuevo libro de Aguilar y Cabrerizo ahonda en el lado personal de la artista. Su hijo recuerda sus ausencias. "Ten�amos una chica en casa que sigui� con nosotros hasta que falleci�", cuenta a LOC.

La cantante y actriz Mar�a Dolores Pradera en 1985
La cantante y actriz Mar�a Dolores Pradera en 1985GETTY
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Un vecino grit�: "�Esa radiooooo!". Como cada noche, Mar�a Dolores Pradera ten�a la costumbre de ducharse mientras o�a caer las bombas en el vecindario. Al escuchar lo que alguien vociferaba, se pregunt� a s� misma: "Anda, debo cantar bien porque tengo voz de radio".

A Doloritas, como as� la llamaban familiarmente, lo que m�s le gustaba era cantar tangos por Gardel, pasodobles por Estrellita Castro o crecerse con el folklore de Imperio Argentina, a quien tuvo el placer de conocer en los estudios Chamart�n mientras hac�a de extra en Goyescas (1942). "�Ay, qu� ni�a tan pesada!, le contest� la 'ni�a bonita' de Hitler ante tanto halago empalagoso.

Por una perra gorda, los hermanos de Doloritas organizaban peque�as funciones caseras. Viv�an en un piso alquilado en una buena zona de Madrid ya que el padre, Antonio, march� a Chile donde gan� bastante dinero con un negocio de fabricaci�n de ba�les y maletas. Su esposa, Carmen, iba a verle muy de tanto en tanto. O viceversa. Con los a�os, la Pradera sol�a bromear: "Nos fabricaban en Chile y nac�amos en Espa�a". Ella hab�a sido la tercera de cuat0ro hijos. No disfrut� de su progenitor no ya por la distancia, sino porque falleci� demasiado joven.

"El padre era una figura lejana y con escasa presencia real en su vida", aseguran Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo, autores de Mar�a Dolores Pradera. D�jame que te cuente (Roca Editorial), la primera biograf�a oficial de la gran dama de la canci�n de reciente publicaci�n coincidiendo con el centenario de su nacimiento. Los autores a�aden que el prematuro fallecimiento del progenitor influy� "en su necesidad de aportar dinero a la econom�a dom�stica, muy lastrada por su ausencia y por la situaci�n desastrosa dejada por la guerra".

Fernando Fern�n-G�mez y Mar�a Dolores Pradera
Fernando Fern�n-G�mez y Mar�a Dolores PraderaGetty

Desde peque�a, Doloritas hab�a aprendido a coser, una afici�n que se convirti� en ventaja cuando a ra�z de un anuncio en prensa empez� a coquetear con el mundo del espect�culo. Ten�a 15 a�os cuandohizo su primer casting como extra para Tierra y cielo (1941). Luego llegaron �A m� no me mire usted (1941) de Jos� Luis S�enz de Heredia, que dos dos d�cadas despu�s se convirti� en amante de Concha Velasco, y Porque te vi llorar (1941) de Juan de Ordu�a, pel�cula en la que tambi�n debutaba Mar�a Asquerino quien, al igual que la Pradera, se convirtieron en �ntimas del legendario Luis Escobar, VII marqu�s de las Marismas del Guadalquivir.

Este prol�fico autor lleno de iron�a y sarcasmo que como due�o del Teatro Eslava convirti� a la Pradera en su primera actriz en la d�cada de los 50. "Tuvieron un trabajo muy intenso con obras muy interesantes como La Celestina o Los intereses creados. Luis sol�a venir a casa a ensayar, era gracios�simo", afirma a LOC Fernando, el primog�nito que la artista tuvo en su matrimonio con el 'gal�n feo' Fernando Fern�n-G�mez. Tambi�n fue primera actriz del Teatro Espa�ol.

Ni �l ni su hermana Helena pudieron disfrutar de su progenitora el tiempo que le hubiera gustado ya que su carrera como actriz se desarrollaba paralelamente en las tablas y la gran pantalla. Fernando recuerda que "ten�amos una chica que estaba en casa desde que naci� mi madre y luego sigui� con nosotros hasta que falleci�. Gracias a esta se�ora pudimos suplir la ausencia de mi madre cuando �ramos peque�os porque hac�a dos funciones diarias".

Helena Fern�n-G�mez Pradera en el funeral de su madre
Helena Fern�n-G�mez Pradera en el funeral de su madreGTRES

A pesar del �xito de Mar�a Dolores con In�s de Castro (1944) y del primer triunfo cinematogr�fico de Fernando con Bot�n de ancla (1948), el matrimonio padeci� ciertas estrecheces econ�micas. Tal y como rescatan los autores en el libro, los rigores del hambre provocaron que cayera enferma de inanici�n: "Respiraba mal, le dol�a el pecho. Aterrados, fuimos al m�dico. Nos dijo que era necesario verla por rayos X, pues ten�a en el cuello unos ganglios muy perceptibles". Ni los algo m�s de 55.000 pesetas por La Caramba (1951) serv�an de ayuda ya que una estrella como Aurora Bautista ganaba 500.000.

"A mi madre no le gustaba demasiado el cine. Le resultaba fr�o. Prefer�a el teatro porque era m�s pr�ximo con el p�blico y ten�a una compenetraci�n y comunicaci�n mucho m�s intensa. Cuando empez� a cantar lo dej� todo", asegura Fernando. El a�o 1965 resulta clave en la vida de Mar�a Dolores ya que graba por primera vez con Santi y Juli�n 'Los Gemelos', con los que alcanzar�a una inmensa popularidad con el tema La flor de la canela. La influencia de la canci�n latinoamericana es evidente. Tambi�n toc� la gloria con Los Sabande�os.

Al o�r su timbre de voz, la discogr�fica Zafiro la contrata inmediatamente. La artista se mantuvo fiel a la empresa hasta que en 1999 la absorbi� la multinacional RCA. "Con la gente que se hab�a portado bien mi madre siempre estuvo agradecida. Con afecto y cari�o se ganaban su confianza", puntualiza Fernando cuando recuerda aquel entorno repleto de afectos y fidelidades. La m�sica le dio enormes satisfacciones a ambos lados del Atl�ntico. De hecho, lleg� a comprar un apartamento en Ciudad de M�xico, donde recib�a a grandes amistades. Hac�a 1974 su cach� ya era de 200.000 pesetas por actuaci�n y dos d�cadas m�s tarde fue de mill�n y medio.

Fernando Fern�n-G�mez Pradera en el funeral de su madre
Fernando Fern�n-G�mez Pradera en el funeral de su madreGTRES

Pensativo y escueto en palabras, Fernando asegura que su madre nunca ech� de menos el cine y las tablas porque "la canci�n llena much�simo. Es el mismo escenario que el teatro y como mi madre siempre interpretada las canciones, cada una era como una peque�a obra de teatro. En eso quiz� la distingui� del resto de sus compa�eras". Sus �xitos fueron de tal calibre que una noche en A Coru�a fueron a verla los pr�ncipes Juan Carlos y Sof�a junto a Alfonso de Borb�n y Carmen Mart�nez-Bordi� (73), pieza clave en la historia de la prensa del coraz�n.

Con respecto a aquella actuaci�n, Aguilar y Cabrerizo aseguran que "el p�blico qued� encantado. Dos espect�culos, el musical y el de la realeza roz�ndose con el pueblo por el precio de uno. Mar�a Dolores siempre tuvo la capacidad de ser una figura que trascendi� tiempos y orientaciones pol�ticas por su car�cter eminentemente popular". En privado , sembr� y cosech� amistades s�lidas con Am�lia Rodrigues, Chabuca Granda o Carlos Cano "a quien quiso como a un hijo ya que �l y yo nacimos en 1946", apostilla Fernando.

El d�o triunf� con el primer �lbum, Reverdecer (1986), en cuya contraportada V�zquez Montalb�n calific� a la artista como 'escultora de canciones'. Uno de los temas principales es Habaneras de C�diz, que Cano coescribi� con Antonio Burgos. Recordando aquel �xito, Aguilar y Cabrerizo recuperan una an�cdota cuando la hija del cantante vio en la tele a la Pradera cantando la canci�n y se apresur� a advertir a su padre: "�Pap�! �Pap�! �Una se�ora te est� robando las canciones!". Cuando a Carlos Cano se le par� el coraz�n en el 2000 "mi Praderusca", como sol�a llamarla su �ntimo Hilario L�pez Mill�n, llor� desconsoladamente.

Para saber m�s

A lo largo de su vida, la Pradera fue muy discreta en amores. No comerciaba con ello. Conocida fue su relaci�n con Luis Calvo, director de ABC. Tambi�n tuvo algo con un rico ganadero mexicano. Al fin y al cabo, como dijo esta leyenda de la canci�n: "Cuando conoces a una persona tan inteligente, tan original, tan especial (lo dec�a por Fernando), despu�s te quedas un poco como taradita y vas coleccionando tontos". El actor fue su gran amor.

Con ese humor �cido con el que contaba las cosas, la Pradera contaba la vez en la que iba en coche con un amor cuando este par� el coche en el arc�n de una carretera perdida: "Me alarm� porque no me gustaba nada, y aunque una ya no sea virgen, algo tiene que perder". Lo �nico que pretendi� el gal�n fue que escuchara en un casete las canciones que �l hab�a interpretado.

Delicada de salud, la �ltima vez que se subi� a un escenario fue en Las Ventas como invitada de honor de Miguel Poveda (51). Retirada de la vida p�blica, falleci� en 2018 a los 93 a�os. El funeral tuvo lugar en la bas�lica de la Virgen Milagrosa. Antes de despedirnos, su hijo realiza una peque�a gran confesi�n: "Cada vez que sub�a al escenario sal�a temblando y muerta de miedo, hab�a casi que empujarla".