Un mundo perfecto
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“Esto es una máquina del tiempo del siglo XX. Yo soy el piloto y tu el copiloto. Ahí delante está el futuro. Y el pasado está ahí detrás. Si la vida va demasiado despacio, y quieres llegar antes a tu futuro, pisas al acelerador que es este. ¿Ves? Y si quieres pararte, entonces pisas el pedal del freno y te paras un ratito. Esto es el presente, Philip. Disfruta de él mientras dure”. Clint Eastwood presenta a Kevin Costner pisando el acelerador en busca de… ‘Un mundo perfecto’.

“Tú y yo tenemos mucho en común, Philip. Los dos somos algo traviesos. A los dos nos gusta la RC Cola. Y los dos tenemos un padre que es un cabrón” (Butch)

Crítica de Un mundo perfecto

La película que hoy nos ocupa fue la unión entre dos grandes como Clint Eastwood y Kevin Costner. Y lo fue tras juntar entre los dos nada más y nada menos que ¡11 Oscars! gracias a Sin perdón (1992) y Bailando con lobos (1990). Para tan magna ocasión, ambos se decidieron por ‘Un mundo perfecto’, una conmovedora epopeya vital en donde un reo a la fuga encuentra su niñez robada en un inocente chaval que le acompaña. Todo en un imposible viaje por carretera desde Texas hasta Alaska.

‘Un mundo perfecto’ nació desde un guión original de John Lee Hancock, que mucho más tarde cerraría el círculo dirigiendo a Costner enEmboscada final (2019). En esta última, el actor encarnaba a un Ranger de Texas que perseguía por carretera a dos peligrosos fugitivos. Obsérvese el “parecido” con ‘Un mundo perfecto’. El caso es que Hancock sorprendió a propios y extraños entregando un ejemplar libreto saliendo básicamente de la nada. Hasta ese momento, prácticamente solo contaba en su haber con un crédito por ‘Hard Time Romance’ (1991), un film que casi nadie vio.

El título tiene cierta retranca… ya que es citado en la propia película. Además está ambientada en 1963, en Texas, solo unos meses antes que Kennedy fuera asesinado en ese mismo estado. Por si fuera poco, en la trama un buen número de seres imperfectos luchan contra el progreso, la burocracia, y el sistema informático y penitenciario. Por otra parte, el film fue una apuesta importante para la taquilla y carrera de premios. Contó con un presupuesto de 30 millones de dólares para un rodaje en exteriores de Texas, Alabama y Carolina del Sur. Durante su exhibición en cines logró 135 millones de dólares a nivel mundial. Por lo que quedó claro que, en cuanto a la taquilla, el film cumplió sobradamente. A nivel de público también caló hondo. Pero no tanto con la crítica ni con los premios… al no rascar nada relevante.

En este caso podemos decir que el público fue más sabio que los llamados “entendidos”. No hace falta nada más que leer o escuchar al propio Eastwood cuando echa la vista atrás y habla de los films que mejor le definen como cineasta. El legendario actor y cineasta siempre cita ‘Un mundo perfecto’ como muestra de sus mejores obras. Y esto, viniendo de él, es realmente importante… No obstante, en lo peor quizá debamos mencionar el hecho de que Eastwood revista el film de un humor costumbrista. Incluso se retrata a sí mismo, en un intento de caparazón poco disimulado, como un paleto tejano que bautiza el café con bourbon y cuenta chistes malos para aligerar el ambiente. Rematando la ecuación, se hace acompañar de un ayudante orondo y bobalicón que siempre le ríe las gracias.

‘Un mundo perfecto’ no es para nada un film amable o que trate de edulcorar a sus protagonistas. Tampoco vamos a ver héroes y villanos como tal. Simplemente personas, personajes corrientes y de ambiente rural. Todos ellos deben cargar con sus decisiones, con sus demonios internos y sus mayores temores. Los protagonistas miran, con ojos pesados, a un futuro que no se presenta mejor que el presente. Y este tiempo, como dice en un momento dado su protagonista, “Debes disfrutarlo mientras dure”.

El largometraje se enclava claramente dentro del subgénero de las road-movies, o películas de carretera. Pero, al mismo tiempo, abraza el western con los coches como nuevos caballos acorazados y con la ley a bordo de una diligencia motorizada. Y ¡cómo no! el drama de desarraigados… sobre todo, aquel del padre-ausente y su variante del padre-sustituto.

La música de Leslie Niehaus resulta bellísima y cautivadora y eleva notablemente el conjunto. Ojo al uso de la pieza original de “Big Fran´s Baby”, una melodía cajún que suena en varias ocasiones. La misma, unida a los hechos que se van dando en un momento clave, llevan el film a un nivel de emoción altísimo. No en vano, tanto Niehaus como Clint, recuperarían acordes de esta película para la no menos bellísima score deLos puentes de Madison (1995). Las labores de fotografía fueron a parar a las manos del habitual de Eastwood hasta el año 2000, Jack N. Green. Al que no se le puede poner ningún “pero” a su labor.

Finalmente nos queda repasar el casting. Aquí contamos con un soberbio Kevin Costner (Butch) totalmente alejado del papel prototipo para una estrella de cine, a pesar de su camiseta recortada y de que el equipo de vestuario haga especial hincapié en que luzca sus hechuras de galán. Costner está perfecto en su rol de rebelde antisistema. Un hombre de otro tiempo, de otra raza y de otros ideales, al que el progreso ha dejado atrás. Sin duda, una de sus mejores actuaciones en la gran pantalla.

No menos perfecto en su rol encontramos a T. J. Lowter (Philip). El chiquillo cumple más que sobradamente como un niño que no entiende el mundo que le ha tocado vivir. Un mundo totalmente distinto del que viven los otros chavales de su edad. Philip es un niño asustado y acomplejado. Un niño fruto de un hogar desestructurado con una madre sobrepasada, un padre ausente y una religión que lo aleja de los demás. Lowter lo retrata brillantemente.

Redondean el elenco, el ya citado Clint Eastwood (Red) en un papel de patrullero muy alejado del héroe al que nos tiene acostumbrados. La réplica se la da Laura Dern como Sally, una criminóloga experta en trazar perfiles de delincuentes. Un fugaz Bruce McGill (Paul Sanders) encarna a un politicucho trajeado que presume de estar llevando personalmente los preparativos para la visita de Kennedy. Ojo a cuando Red le toma prestada la caravana ultimo modelo y promete devolvérsela intacta… Y ya para el final nos quedan: Jennifer Grifiin (Gladys) como la sufrida madre de Philip. Leo Burnmester como el atolondrado ayudante de Red. Keith Szarabajka como el indeseable compañero de fuga de Butch. Y Bradley Withford (Bobby) como un casi silencioso tirador del FBI.

“No soy un buen hombre. Pero tampoco soy el peor” (Butch)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Un mundo perfecto, puede que no sea una de las grandes de Clint, pero sí que es una de sus buenas películas. Un film que supone un nuevo acercamiento de Eastwood a los viajes de (re)descubrimiento. Una cinta con momentos notabilísimos y a la que solo le faltó un paso más para convertirse en una de las grandes de su director.

Tráiler de Un mundo perfecto

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