Rigaud, Hyacinthe
Perpiñán, 20.07.1659 - París, 29.12.1743En 1681 se trasladó a París e ingresó en la Academia Real de Pintura y Escultura, donde ganó un viaje a Roma que finalmente no realizó. Se inició en el retrato de la burguesía y a partir de 1688 llegó a ser el pintor predilecto de la corte, ante todo de Luis XIV, consolidándose en un puesto de privilegio que no abandonaría. Rigaud pintó a la familia real y a los cortesanos más influyentes. De hecho, su producción se centró en la retratística, que enriqueció de manera notable dotándola de una calidad que junto a otras experiencias paralelas, como la de Nicolas de Largillierre, hicieron de este género uno de los más destacables de la pintura francesa de esas fechas. Luis XIV (1701, Musée du Louvre, París) es, sin duda, una de sus obras más paradigmáticas y reveladoras en cuanto a sus logros y horizontes. Partiendo de las experiencias de Philippe de Champaigne y de Antonio van Dyck y de un interés destacado por el color, Rigaud supo dotar a la figura de una elocuente majestad y de una grandilocuencia casi equiparable a la desmedida pretensión del propio rey. Cabe destacar el magnífico escenario teatral de arquitectura fingida y amplios cortinajes, los ropajes suntuosos y la exquisita trascripción de las lujosas telas que caen inundando el cuadro, pero sobre todo la elegancia de la pose y el noble gesto y soberbia expresión que se sobreponen a tan aparatoso despliegue. En el Museo del Prado destaca un Retrato de Luis XIV que debe ligarse al del Musée du Louvre. Se pintó en la misma fecha que éste y es similar la postura del monarca; cierto es que Rigaud cambió el interior por una batalla que ejerce de escenario, y el armiño y las flores de lis por una brillante armadura, mas ante todo sigue prevaleciendo la misma majestad del retratado, la de un rey absoluto (Crespo Delgado, D. en Enciclopedia M.N.P, 2006, Tomo V, pp. 1872-1873).