En el cielo del fútbol argentino, pocos nombres resplandecen con la intensidad de Gabriel Batistuta.
Con su poderío goleador y su entrega inquebrantable, Batigol se convirtió en un emblema de la seleccion argentina, dejando una huella imborrable.
Bati inició su carrera futbolística en Newell’s Old Boys antes de emprender su camino hacia el estrellato en clubes de renombre internacional como Fiorentina y Roma.
Sin embargo, fue con la camiseta de la selección argentina donde Batistuta alcanzó la cima de su gloria.
Su debut con la Albiceleste se produjo en 1991, y desde entonces, Batistuta se convirtió en el referente indiscutido del equipo nacional. Con una capacidad goleadora asombrosa, el delantero argentino marcó 54 goles en 77 partidos internacionales, estableciendo un récord que perduraría por años.
Pero más allá de los números, el legado de Batistuta en la selección argentina reside en su entrega y pasión por defender los colores de su país.
Desde su participación en tres Copas del Mundo hasta su papel protagónico en la obtención de la Copa América 1991, Batistuta fue el héroe indiscutido de toda una generación de aficionados argentinos.
