Peter Frankopan: La tierra transformada. Una historia medioambiental

Hay algunos historiadores cuyos libros parecen tener un éxito asegurado y entre ellos se cuenta Peter Frankopan, con su mirada telescópica. Su último libro parece seguir ese camino, prometiendo algo no relatado hasta ahora, como buen reclamo publicitario. Por eso mismo, se titula The Earth Transformed. An Untold History (Bloomsbury).

Aunque, en verdad, como ha señalado Felipe Fernández-Armesto en la Literary Review, este repaso medioambiental “no es realmente `una historia jamás contada´.  A su favor cuenta que “Frankopan es un sintetizador consumado y actualizado que incorpora una sorprendente cantidad de investigaciones ajenas” Ahora bien, “como el autor no distingue el clima de la meteorología y presta menos atención a otros elementos del medio ambiente, el panorama es difícil de captar y ninguna tendencia parece mantenerse durante el tiempo suficiente para dar sentido a sus vínculos con otras tendencias.”. Con todo,  concluye, “las virtudes de este libro equilibran y tal vez superan sus defectos”.

Solamente añadiré que es lástima no haber podido aprovechar el justamente celebrado volumen de Graeber y Wengrow, aunque el tema no sea el mismo. Al menos se menciona al segundo de ellos en el cuarto capítulo, hablando del Creciente Fértil a partir del 4000 a.C. , y de cómo “los intercambios comerciales y culturales aumentaban de forma constante, un proceso que encuentra su paralelo en las regiones del Mar Negro, el Mediterráneo, el Egeo y la meseta de Anatolia en la misma época”. Dado eso, cabe conjeturar que el proceso de preparación y escritura no  permitió que Frankopan pudiera beneficiarse de ese otro libro, pues The Dawn of Everything apareció a finales de 2021 y llegó a Europa al verano siguiente ).

Dicho lo cual,  veamos algunos fragmentos de la introducción del profesor Frankopan:

“(…)

En el mundo actual, la forma en que nuestra especie trabaja la tierra, explota los recursos naturales y trata la sostenibilidad son temas de vehemente debate, sobre todo desde que muchos creen que las actividades humanas son tan extensas y tan perjudiciales que están cambiando el clima. Este libro se propone analizar cómo nuestro planeta, nuestro jardín cerrado (el significado literal de la palabra “paraíso”), ha cambiado desde el principio de los tiempos, a veces como resultado de los esfuerzos, cálculos y errores de cálculo humanos, pero también gracias a un sinfín de otros actores, factores, influencias e impulsos que han dado forma al mundo en que vivimos, a menudo de maneras que no pensamos ni comprendemos. Este libro explicará cómo nuestro mundo siempre ha sido un mundo de transformación, transición y cambio porque, fuera del Jardín del Edén, el tiempo no se detiene.

(…)

Así que me he propuesto examinar la historia del medio ambiente y comprender con mayor claridad lo que el pasado nos dice sobre el comportamiento humano, sobre el cambio antropogénico en el mundo natural y sobre cómo los fenómenos meteorológicos extremos, los patrones meteorológicos a largo plazo y el cambio climático han influido y repercutido en la historia. He querido evaluar por qué parece que hemos llegado al borde de un precipicio en el que el futuro de nuestra especie -así como el de una parte significativa del mundo animal y vegetal- está en peligro. Del mismo modo que un médico debe conocer a fondo una enfermedad antes de intentar idear una cura, también es esencial investigar las causas de los problemas actuales si queremos sugerir una forma de abordar las crisis a las que ahora nos enfrentamos todos.

Los historiadores están viviendo una especie de edad de oro gracias a una avalancha de nuevas pruebas y nuevos tipos de materiales que ayudan a mejorar la comprensión del pasado. El aprendizaje automático, los modelos informáticos y el análisis de datos no sólo proporcionan nuevas lentes para observar otros periodos de la historia, sino que revelan una plétora de información que era desconocida e invisible. Por ejemplo, gracias a la tecnología LIDAR (Light Detection and Ranging) se han identificado redes de aldeas en la selva amazónica que se remontan a muchos siglos atrás y que fueron creadas para reflejar el cosmos. Los avances en los datos de espectroscopia infrarroja de onda corta e infrarrojo visible en laboratorio han permitido llegar a conclusiones pioneras sobre el cambio social en el paisaje de Mapungubwe, en la confluencia de los ríos Shashi y Limpopo, durante el siglo XII. Los datos isotópicos procedentes de enterramientos humanos y de dientes de cerdo en lo que hoy es Papúa Nueva Guinea ayudan a arrojar luz no sólo sobre los patrones de asentamiento, sino también sobre las proporciones de alimentos marinos que se consumían hace más de 2.000 años.  Y las nuevas tecnologías han ayudado a identificar el proceso de mineralización de las semillas conservadas en fosas de basura y pozos negros de la Jerusalén de la época árabe, lo que apoya las hipótesis sobre la difusión de los cultivos hacia el oeste a principios del periodo islámico.

Algunos de los avances más interesantes se han producido en la forma de entender el clima. Entre ellos se incluyen formas inventivas de utilizar fuentes escritas que en el pasado se habían ignorado o utilizado mal. (…)

Por encima de todo, no dejan de aparecer nuevos y apasionantes “archivos climáticos”. Muchos de ellos aparecerán en este libro. Tendremos en cuenta la información procedente de los anillos de crecimiento de los árboles de las montañas de Altai, en Asia Central, y de la acumulación de depósitos minerales de las cuevas de España, que muestran cambios en la temperatura y las precipitaciones; observaremos las burbujas de aire atrapadas en los núcleos de hielo de Groenlandia y en los glaciares de los Alpes europeos, que aportan pruebas de erupciones volcánicas, así como de actividades humanas como la metalurgia y la quema de cosechas, bosques o combustibles fósiles; encontraremos polen fosilizado de Omán y depósitos de polen en las válvulas de los lagos de Anatolia, que nos permitirán comprender mejor los cambios en la vegetación, tanto por causas naturales como por la intervención humana; hallaremos semillas carbonizadas y disecadas en el sudeste asiático, cáscaras secas de frutos secos del norte de Australia y alimentos digeridos y parcialmente digeridos de Palestina, que aportan pruebas de dietas y enfermedades. Estudiaremos las condiciones climáticas propicias para la propagación de patógenos parasitarios en América y las pruebas de los ciclos de cultivo en África Occidental, así como los árboles filogenéticos de la peste en Etiopía, Kirguistán y Cambridgeshire.

(…)

Una de las dificultades de escribir historia es que, inevitablemente, existen grandes lagunas. Es cierto que los estudiosos están utilizando formas nuevas y cada vez más sofisticadas de interpretar las historias orales de sociedades que no produjeron formas literarias, como en el suroeste americano o en la región del Monte San Elías, en lo que hoy es el norte de Canadá y Alaska.  Sin embargo, la falta de materiales escritos de muchas partes del mundo, como Australia o el sur de África, significa que inevitablemente un libro como éste no puede estar totalmente equilibrado en cuanto a su enfoque geográfico. El hecho de que la mayor parte de la investigación climática de los científicos se centre y se base en países bien explorados y dotados de recursos agrava el problema del desequilibrio. Esto resulta especialmente irónico si se tiene en cuenta que el mayor impacto del cambio climático se dejará sentir en las regiones y países más pobres, precisamente aquellos cuyas voces han sido silenciadas o ignoradas por la historia durante décadas, siglos y milenios.

Estos problemas no pueden resolverse con un libro. Pero lo que sí puede hacer un libro es ofrecer una perspectiva más amplia e introducir temas, regiones y cuestiones que pueden contribuir a ampliar los límites de la historia y de la investigación histórica en el futuro. Quizá también pueda ofrecer algunas razones para el optimismo, así como sugerencias constructivas sobre la mejor manera de navegar en una época no sólo de profundos cambios climáticos, sino también tecnológicos, políticos y económicos.

Escribir este libro me ha enseñado muchas lecciones sobre cómo conceptualizamos el mundo que nos rodea. Pero también me ha hecho darme cuenta de que la razón por la que nos encontramos en una intersección tan peligrosa es el resultado de tendencias que tienen profundas raíces en el pasado. Desde que existen registros escritos, la gente se preocupaba por la interacción humana con la naturaleza y advertía de los peligros de la sobreexplotación de los recursos y de los daños a largo plazo para el medio ambiente. Es muy posible que ahora estemos a punto de convertirnos en víctimas de nuestro propio éxito como especie, y que las tensiones y presiones a las que nuestro comportamiento ha sometido a los ecosistemas nos hayan empujado cerca o incluso más allá de un punto de inflexión de consecuencias catastróficas. Sin embargo, no podemos decir que no se nos advirtiera”.

© Peter Frankopan / Bloomsbury Publishing



Citar este post
Anaclet Pons (2023, 3 abril). Peter Frankopan: La tierra transformada. Una historia medioambiental. C L I O N A U T A : Blog de Historia. Recuperado 24 de mayo de 2024, de https://doi.org/10.58079/mz65

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