Acusados (1988), de Jonathan Kaplan

Sarah Tobias (Jodie Foster) es una joven camarera algo ligera de cascos, que sufre una triple violación. Cuando se celebra el juicio, la víctima es convertida en acusada, por su actitud frívola y provocativa. Sarah no puede creer que se le considere a ella la causante de la violencia, que ha provocado un terrible trauma en su vida. Desesperada, solicita la ayuda de una seria abogada, interpretada por Kelly McGillis. Las dos mujeres tratan de demostrar que el resto de los clientes del bar, que contemplaron la violación sin hacer nada por evitarlo, son igualmente culpables. Pero esto es sólo el principio de la historia, en la que Sarah lucha porque se haga justicia, y se le devuelva la dignidad que unos desalmados le arrebataron.

Un thriller narrado con crudeza, sobre un horrible caso de violación. La pregunta que se plantea es ¿qué grado de responsabilidad tiene la sociedad en los crímenes que suceden a su alrededor? Un inteligente guión, que conduce la película con ritmo y que mantiene el suspense hasta el final. Tiene algunos momentos muy duros, como las escenas en las que Sarah recuerda y narra la violación. Jodie Foster realiza una interpretación excelente, por la que consiguió el Oscar a la mejor actriz.