Akira Toriyama: de dibujar para pagar las facturas a mito del manga

Akira Toriyama ha sido uno de los autores de manga más exitosos de las últimas décadas, famoso sobre todo por sus dos grandes obras: Dr. Slump y Dragon Ball. Sin embargo, a pesar de ese éxito, empezó a dibujar solo por necesidad.

Akira Toriyama dibujando

Akira Toriyama dibujando

El pasado 8 de marzo conocíamos la noticia de la muerte de Akira Toriyama, autor de una de las series de manga y anime (términos que se refieren, respectivamente, al cómic y a la animación de origen japonés) más exitosas de la historia: Dragon Ball, que supuso un antes y un después en la afición por estas series en Occidente.

Además de Dragon Ball, Toriyama creó otra serie de gran éxito mundial – Dr. Slump – y multitud de obras menos conocidas por el gran público. También fue una figura clave en el diseño de personajes de diversos videojuegos, en particular la longeva serie Dragon Quest. Desde hace poco más de una década había retomado las riendas de Dragon Ball, con una nueva serie que no verá estrenada.

Un éxito inesperado

Toriyama fue uno de esos autores que saltaron a la fama prácticamente de la noche a la mañana. Después de la escuela secundaria empezó a trabajar dibujando pósters para una agencia publicitaria, pero lo dejó al cabo de tres años al no poder adaptarse al rígido ambiente de trabajo de una empresa convencional.

Así, decidió probar suerte en el mundo del cómic presentándose a un concurso organizado por la revista Weekly Shônen Jump, una de las más exitosas entre el público juvenil. Su primera obra, Wonder Island, se publicó en 1978 y tuvo un recibimiento más bien frío entre los lectores. De hecho, inicialmente Toriyama no tenía intención de convertirse en mangaka (autor de manga profesional) y solo quería el dinero del concurso para tirar adelante durante un tiempo, pero su editor le convenció para que siguiera dibujando para la revista.

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Esto fue sin duda un acierto, porque en 1980 una de sus obras se convirtió en un gran éxito e incluso ganó un premio. Se trataba de Dr. Slump, una historia cómica protagonizada por una chica robot llamada Arale y un extravagante elenco de personajes secundarios. Aunque su éxito se vería superado por Dragon Ball, Dr. Slump es una obra muy especial por sus grandes dosis de humor, un tono desenfadado que el autor perdería progresivamente.

Arale (kxz Chen)

Arale (kxz Chen)

Fan disfrazada de Arale, la protagonista de Dr. Slump.

kxz Chen

Dr. Slump se publicó entre 1980 y 1984 y fue adaptada a dos series de televisión, la primera de las cuales llegaría en 1981 y se exportaría a muchos países. Internacionalmente cosechó un enorme éxito, aunque a menudo desató controversias por sus altas dosis de humor erótico y escatológico. Entre 1997 y 1999 se estrenó una segunda serie de animación, pero esta ya se vio eclipsada por el segundo y definitivo gran éxito de la carrera de Toriyama.

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La leyenda de Son Goku

Cuando Toriyama empezó a planear el final de Dr. Slump, una de las condiciones que le puso la editorial Shueisha (editora de la Weekly Shônen Jump) fue que se comprometiera a empezar una nueva serie bajo su sello. Su editor, Kazuhiko Torishima, le sugirió que escribiera una historia de artes marciales aprovechando su afición por las películas de kung-fu. Así, tras un par de historias cortas, empezó la obra a la que dedicaría más de una década: Dragon Ball.

Inicialmente, Toriyama imaginó esta historia como una adaptación libre de la popular novela china Viaje al Oeste: incluso el nombre de su protagonista, Son Goku, es una adaptación de uno de los personajes de esta novela, el rey mono Sun Wukong. A partir de aquí, creó una historia de aventuras salpicada con mucho humor y centrada en la búsqueda de siete esferas mágicas que, al reunirse, permiten invocar al dragón Shenron para pedirle un deseo.

Dragon Ball (4)

Dragon Ball (4)

Poster promocional de la película Dragon Ball Z: Battle of Gods (2013), que supuso el regreso de Dragon Ball a las pantallas después de más de una década.

©20th Century Fox. All rights reserved./Courtesy Everett Collection

Conforme la serie se alargaba, Toriyama fue dando más y más importancia a los combates y la historia fue adoptando un tono más adulto. Un momento decisivo fue la aparición de antagonistas decididamente malvados y la muerte de los personajes, que convirtió la serie en una historia de la lucha entre el bien y el mal.

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Dragon Ball podría haber terminado con la serie original, que dibujaba un clásico final feliz para el protagonista. Sin embargo, debido al gran éxito del cómic y de la serie de animación se decidió a hacer una continuación: Dragon Ball Z, que terminó siendo otro gran éxito y recibió, obviamente, su propia adaptación animada.

En esta ya prácticamente no quedaba rastro del humor que caracterizaba al principio la serie, centrándose en los combates contra enemigos cada vez más poderosos y dándose mucha manga ancha para la muerte de personajes, gracias al recurso deus ex machina de las bolas de dragón para revertir casi cualquier tragedia.

El nombre, de hecho, era toda una declaración de intenciones. En una entrevista realizada en 2003, Toriyama explicó el significado de este título: “La z es la última letra del alfabeto. En aquel momento, en realidad ya habría querido dar por terminada la serie, así que añadí la Z al título para dar el mensaje de que eso era el final”. A pesar de ello, esta continuación terminó siendo incluso más larga que el original.

En 1995 Toriyama decidió poner el punto y final definitivo (o eso creía) a las aventuras de Goku y sus amigos. Sin embargo Toei Animation, la responsable de la animación, quería explotar aún más su gallina de los huevos de oro y terminó creando una nueva serie, Dragon Ball GT, en la que Toriyama intervino muy poco y la cual no reconoció como una continuación canónica.

Sin embargo, 17 años después fue el propio Toriyama quien decidió volver a su obra más exitosa, involucrándose de lleno en la producción de nuevas películas y una nueva serie tanto en cómic como en animación, Dragon Ball Super; encargándose, eso sí, solamente del argumento y el diseño de personajes. Su contribución final a la franquicia llegará este otoño con una última serie, Dragon Ball Daima, que ya no podrá disfrutar debido a su repentina muerte el pasado 1 de marzo, a la edad de 68 años.

El otro Toriyama

A lo largo de su vida profesional, Akira Toriyama no se dedicó solamente al manga. Su otro gran trabajo consistió en el diseño de personajes para videojuegos, tarea que le ocupó desde la década de los 80 hasta prácticamente el final de su vida. En su faceta de diseñador para videojuegos, el nombre de Toriyama va inevitablemente ligado a la saga Dragon Quest, desde su primera entrega en 1986 hasta el más reciente Dragon Quest XII, aún por estrenar.

La oportunidad le vino de la mano de su editor, Kazuhiko Torishima, el mismo que en su día le había convencido de no tirar la toalla como dibujante. Toriyama siguió dibujando otras series, pero ninguna repitió el enorme éxito de Dragon Ball. Algunos de sus personajes incluso hicieron cameos en su obra principal, siendo el caso más recordado el de la aparición, en la serie animación, de Arale y el resto de personajes de Dr. Slump.

La fama de Toriyama también le llevó a involucrarse en temas no relacionados con el mundo del entretenimiento. Así, por ejemplo, dibujó folletos para campañas institucionales de educación ambiental y colaboró en un vídeo realizado por su editorial en favor de los afectados por el terremoto y tsunami de Fukushima en marzo de 2011.

A pesar de su notoriedad dentro del mundo del manga, Toriyama era un hombre muy discreto al que no le gustaba aparecer en público. De hecho, sus entrevistas a menudo se publicaban sin fotos suyas y, en su lugar, creó el dibujo de un robot que le representaba. Esta discreción se ha mantenido hasta el final de su vida, ya que la noticia de su muerte se hizo pública una semana después para dar intimidad a la familia.

Dragon Ball (3)

Dragon Ball (3)

La influencia de Dragon Ball ha trascendido el mundo del cómic. Un ejemplo es esta imagen, desplegada por aficionados del París Saint-Germain en un partido contra el Olympique de Marsella en 2019.

PRESSE SPORTS / Cordon Press

La muerte de quien era una auténtica leyenda dentro y fuera de Japón se dejó sentir con fuerza. Sus compañeros de profesión le dedicaron sentidos homenajes y mensajes de agradecimiento y despedida; e incluso gente no relacionada con el manga tuvieron unas palabras para él, como el presidente francés Emanuel Macron, quien compartió en redes la imagen de una ilustración autografiada que el autor le había regalado.

Uno de quienes le dedicó su personal homenaje, el también autor de manga Eichiirô Oda, escribió en una ocasión algo que podría parecer profético para la despedida de quien fue un referente para él: “Una persona solo muere cuando la gente le olvida”. Y sin duda el mundo tardará mucho en olvidar a Akira Toriyama.