Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV
Hacia 1620. Óleo sobre lienzo, 201 x 115 cmNo expuesto
Hija de Enrique IV de Francia y de María de Médicis, Isabel de Borbón (1603-1644) fue la primera esposa de Felipe IV y madre del príncipe Baltasar Carlos y de María Teresa de Austria. Aunque no puede afirmarse con rotundidad, tanto las medidas como la edad e indumentaria de los retratados han hecho suponer que este lienzo junto con su pareja El príncipe Felipe y Miguel Soplillo (P1234) se corresponden con los retratos realizados para conmemorar la llamada jornada portuguesa, cuando en 1619 Felipe III, los príncipes de Asturias y la infanta doña María se trasladaron a Lisboa para la aceptación, por parte del futuro rey, del trono portugués. La peculiar relación que la Unión Ibérica estableció con el rey de España, en cuanto que poseedor también de la corona portuguesa entre los años de 1580-1640, hacía que el monarca español no residiera de forma permanente en Portugal, al tiempo que se respetaban los propios usos y las costumbres de ese reino. Uno de esos usos era la vestimenta. En el ceremonial portugués, el color apropiado era el blanco con brocados dorados, y así aparecen tanto Felipe (1605-1665) como su esposa Isabel (1603-1644). En el mismo año en que Rodrigo Villandrando pinta estos dos retratos, la pareja de príncipes hacía efectiva su unión conyugal y, en cierta manera, estas dos telas nos muestran una primera imagen del matrimonio, aunque éste se hubiera producido cinco años antes, cuando el heredero al trono español contaba diez años y la hija de los reyes de Francia, Enrique IV y María de Médicis, trece. Isabel se trasladó entonces a la corte madrileña, donde moriría en 1644. Hacia 1620, cuando fueron pintados estos retratos, eran tiempos felices para la monarquía. Estaba aún lejos el desvanecimiento de la Unión Ibérica y el joven matrimonio auguraba la continuidad dinástica, cuya representación plástica se resume perfectamente en estas dos telas que siguen los modelos creados a mediados del siglo XVI. Ambos aparecen de pie, vistos de frente aunque ligeramente girados hacia un lateral, complementándose en ese movimiento y en la disposición de las manos. Isabel sostiene un pañuelo en la derecha y apoya la izquierda en el respaldo de un sillón frailero. Son fórmulas prefijadas que consolidan una imagen de la serena majestad de la dinastía, la quietud y la distancia como atributos familiares para el buen gobierno. También están cargados de significado los elementos que acompañan las figuras y conforman el interior: el cortinaje, la columna sobre el alto basamento, el bufete o el sillón. Eran objetos simbólicos que hacían referencia al estatus y condición del retratado (Texto extractado de Ruiz, L. en: El retrato español en el Prado. Del Greco a Goya, Museo Nacional del Prado, 2006, pp. 68-69).
Ruiz Gómez, L., La princesa Isabel de Borbón (h. 1620).. En: Ruiz Gómez, L.: El retrato español en el Prado. Del Greco a Goya, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2006, p.68-69, n. 13