Scarlett Johansson: las mejores fotos de los inicios de una actriz única

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Pocas niñas actrices han transitado hacia la adolescencia sin perder la cabeza o montar un escándalo como lo hizo en su día Scarlett Johansson (Nueva York, 22 de noviembre de 1984). Algunos dicen que se debe a su carácter reservado, a la seguridad que tiene en sí misma y a una inteligencia por encima de la media que ha sido alabada incluso por Woody Allen. Porque con esa cara de fresa y un cuerpo repleto de curvas cualquier otra mujer en su piel habría acabo como un juguete roto. Ella no. Cumplidos los 39 no solo es una intérprete extremadamente bella. También es una de las más solventes de Hollywood. Su nombre en cartel es sinónimo de éxito y cuando alza la voz, aunque no siempre diga lo que la gente espera, siempre se la respeta. Que Scarlett sea hoy una de las principales figuras de esta azarosa industria se lo debe a su madre, Melanie Sloan, una productora de cine de origen ruso, cuya obsesión por la industria volcó en su hija desde pequeña. Hasta su nombre es de película por Lo que el viento se llevó. Ella lo explica así: “Tuve suerte y, aunque me vi envuelta en diferentes situaciones típicas de adolescentes, fui capaz de ser muy discreta. Tampoco tenía un estilo de vida llamativo, quizá eso ayudó”.

Repasemos esos primeros años de actriz. La primera vez que apareció en pantalla grande tenía 10 años. Fue en la película Un muchacho llamado Norte, una comedia infantil protagonizada por Bruce Willis y Elijah Wood que obtuvo seis nominaciones a los premios Razzie, los temidos galardones que destacan los peores trabajos del año. A los 12 le llegó su primer papel protagónico en Manny y Lo, un drama de huérfanas que pasó sin pena ni gloria, y un año después formó parte del cartel de Solo en casa 3, una secuela infumable. De ahí aterrizó en el lacrimógeno filme El hombre que susurraba a los caballos, fichada por Robert Redford, y después coprotagonizó junto a Thora Birch la película de cine independiente Ghost World que la puso en el mapa. Los premios se los llevó su compañera, pero ella estaba a la altura. 2003 fue el año de su despegue con dos películas que le valieron sus primeras nominaciones a los Globos de Oro: La joven de la perla, junto a Colin Firth, y Lost in Translation, de Sofía Coppola. Por esta última ganó el BAFTA. Aún no había cumplido los 19.

Bajo los focos y a la vista de todos, Scarlett ha crecido y trabajado con casi todos los grandes directores (Woody Allen, Brian de Palma, Christopher Nolan…) y ha protagonizado películas de culto como Under the skin, Her o Isla de perros. Pero también ha sabido combinar su carrera indie con grandes taquillazos al servicio de Marvel. Se estrenó en el papel de Viuda Negra en 2010 con Iron Man. Repitió en Los Vengadores (2012), Capitán América: El Soldado de Invierno (2014), Vengadores: La era de Ultrón (2015), Capitán América: Civil War (2016), Vengadores: Infinity War (2018), Capitana Marvel (2019), Vengadores: Endgame (2019) y Viuda Negra (2021), la primera película protagonizada por su famoso personaje, Natasha Romanoff, después de 11 años entregada a la causa. No esperéis la resurrección de la espía rusa, sino el viaje al pasado por la vida de una mujer que la propia Scarlett define como feminista: “Esta película refleja lo que está pasando en lo referente al movimiento Time’s Up y el #MeeToo. Sería una pena si no abordásemos esas cosas. Ha sido importante para Cate Shortland (la directora) hacer una película sobre mujeres que ayudan a levantarse a otras mujeres que están en una situación difícil. Alguien me preguntó si Natasha era una feminista. Por supuesto que lo es, obvio”.

Con una fortuna valorada en 140 millones de euros, gracias en parte a estos últimos títulos de cine comercial, Johansson también ha protagonizado dos filmes por los que ha conseguido por primera vez en su carrera dos nominaciones al Oscar: Historia de un matrimonio (2019), con Adam Driver, y Jojo Rabbit (2019), a las órdenes de Taika Waititi. Está claro que la actriz no pierde comba en cuanto a cine de calidad se refiere. Y mientras, ahí sigue luciendo palmito sin que nadie la tosa. Por cierto, que Esquire la ha nombrado en dos ocasiones la mujer más sexy del mundo. Sí, tenemos buen gusto. Y cuando alguien se lo recuerda, ella, más lista que el hambre, contesta: “Sí, soy la primera mujer en conseguirlo dos veces porque, con 28 años, tenía que aprovechar esas oportunidades, ¿no?”