Fotografía Alodia Navarro
Es difícil encontrar a una persona con las ideas tan claras, a una persona fuerte no solo de apariencia, sino de espíritu; es difícil encontrar a una persona como Cecilia Gessa, pero porque solo hay una como ella.
Su currículum es largo e interesante. A lo largo de esta semana, he tenido el placer y la dicha de poder hablar con ella sobre ‘Extafadas’, sus principios, el cine español y las artes en general: ‘Paciencia, trabajo, un plan B y que no se queden esperando a que los llamen. Esta profesión podría resumirse en eso’.

 

Comencemos hablando de tus principios, ¿fueron idílicos o más bien trágicos?

Mis principios fueron idílicos, luego trágicos, y luego idílicos otra vez (ríe). He pasado por muchas montañas rusas. Lo bueno de la edad es que cuando eres pequeño, cuando eres más joven y experimentas, conoces a gente y descubres qué es lo que verdaderamente te gusta. Por una parte, es muy bonito porque todo es nuevo, pero también raro porque a veces te sientes perdido. Eso de que los jóvenes lo saben todo es mentira, nunca llegas a saberlo. Lo que años atrás para mí pudo resultar idílico, puede que ahora no lo vea así y viceversa. Lo que está claro es que todo lo que he vivido ha sido a conciencia, incluso cuando estaba equivocada, y eso ha hecho que hoy sea la mujer que soy.

Mi naturaleza más primaria es la ingenuidad. Hoy en día me siguen pasando cosas que todavía no me creo, aunque la ingenuidad con los años también es algo bonito. Hace que no pierdas la positividad, las ganas de crecer, de vivir, de seguir queriendo, pese a que te hagan mucho daño. Por esa misma razón, para mí es muy importante lo que he vivido, tanto para bien como para mal.

¿Qué fue lo que te enamoró del arte dramático?

Me viene de familia. Mis abuelos se dedicaron a la zarzuela, al teatro; también teníamos un pintor en la familia, que de hecho tiene unos frescos en la Casa América. Mi padre también se dedicó a la interpretación. Después de muchos años criándonos ha vuelto a los escenarios. Ahora actúa, dirige, produce y escribe. He tenido épocas rebeldes y he hecho cosas que unos padres no esperan de sus hijos, sobre todo cuando te educan de una determinada manera, pero para eso existe la adolescencia, para rebelarse. Cuando eres joven y te apetece hacer las cosas que a tu padre no le gustaría, las haces precisamente porque eres joven. Las gamberradas hay que hacerlas cuando toca. Si años después no te gusta, puedes decir ‘hasta aquí’. Con los años te vuelves más responsable, por la cuenta que te trae (ríe).

He mamado el arte dramático desde que era muy pequeña. Iba mucho al teatro, a la zarzuela y al cine. Estaba predestinada. Me he resistido, siempre he sido una mujer muy trabajadora y siempre me ha gustado tener ahorros. Eso fue una de las razones por las cuales he trabajado siempre tanto, y además en multitud de ámbitos. Soy muy inquieta, me gusta hacer muchas cosas. Además, con la cantidad de estímulos que hay a nuestro alrededor me resulta imposible apartarme de ellos.

“Todo lo que he vivido ha sido a conciencia, incluso cuando estaba equivocada, y eso ha hecho que hoy sea la mujer que soy”

Posees una trayectoria y un currículum bastante extenso. ¿Sientes especial devoción por alguno de tus trabajos?

Hasta la fecha y por cercanía, tengo que confesar que he sucumbido a la producción y dirección, aunque al principio me resistiera. Para mí, dirigir es estar al 200%. Disfruto mucho y creo que valgo para ello. Una persona sabe cuándo algo se le da bien y cuándo algo se le da mal. Llevo un año dirigiendo teatro y me encanta. Ahora también estoy en el ámbito audiovisual con un cortometraje de temática LGTBI que se llama ‘Nuestros hijos’. Es algo chiquitito, pero tengo muchas ganas de sacarlo. Me hace mucha ilusión porque viene de una obra de teatro que anteriormente dirigí, y la lancé a cortometraje porque el tema me parece muy importante. Por ahora es lo que más me absorbe, además de los proyectos de Gessas Produciones.

¿Y el que menos?

Supongo que toda la época en la que era mucho más conocida, la era de ‘Crónicas Marcianas’, los programas en los que estuve… Formaba parte de un faranduleo con el que no me sentía identificada. Por una parte, me había creado un personaje que escondía a mi yo real y eso estaba bien. En mi cuerpo convivían dos versiones diferentes de mí misma: la ficticia y la real. Lo mejor era que la ficticia me servía de escudo para la real. El resto era mucho más fácil: me había creado un personaje, sabía las preguntas que me iban a hacer, sabía qué era lo que querían escuchar y, aunque no me aportó nada y, por otro lado, puede que fuera una pérdida de tiempo, me sirvió para ser más fuerte. Es lo bueno que saco de esa época.

¿Cómo sueles prepararte los personajes?

Depende. En teatro hay más ensayos en vivo. Primero, te preparas el personaje: quién es, cómo es, a dónde va, de dónde viene, qué es lo quiere; te preparas todo el proceso. Luego, pasas a cómo vestiría. El vestuario y la forma de moverse del personaje es muy importante, la ropa y los gestos dicen mucho de la personalidad de una persona. El último paso es el texto puro y duro. A la hora de leer un guion, la primera impresión es la que menos vale. Te bombardean a imágenes, a referentes, pero un buen texto conlleva mucho subtexto y hay saber sacarle la esencia. Lógicamente, después tú pones lo que quieras poner, tú creas tu personaje con ayuda del director. Es un trabajo de equipo. Es lo bonito de esta profesión. Si trabajas en equipo surgen cosas mucho más interesantes y enriquecedoras.

¿Tienes algún ritual o alguna manía para salir a escena o para grabar?

Ese día no tomo café. La propia energía de mis nervios me provoca el mismo efecto de la cafeína. También procuro hacer ejercicio. Justo antes de empezar a grabar o salir a actuar relajo la cara, estiro, salto; es algo que hacemos todos los actores. Además, soy muy friolera y si estoy en el teatro, me muevo para no quedarme rígida y tener algo más de movilidad. Otra cosa que a mí me funciona muy bien es cerrar los ojos, concentrarme en mi personaje: quién es y qué va a hacer.

“‘Extafadas’ es una forma ligera de advertir que hay muchos hombres que viven de engañar a sus mujeres o a sus novias, aunque también hay mujeres que engañan a sus parejas”

Háblame de ‘Extafadas’.

Con ‘Extafadas’ buscaba la manera de juntar a cuatro mujeres que no tuvieran nada que ver entre sí y que, de repente y la fuerza, debieran estar juntas y encerradas. Así nace ‘Extafadas’. Tenía una idea con unos personajes y una estructura a medio montar; se la di a mi gran amigo Pedro Pablo Picazzo y él la desarrolló, es un profesional increíble. Tú vas, le hablas de una idea y si tu idea no tiene forma, él se la da. Con Pedro tengo muy buena sintonía en ese aspecto, sabe escribir muy bien y sabe cómo piensan las mujeres. Por esa razón tenemos varios proyectos en común.

Extafadas’ me gusta porque opino que las mujeres tenemos muchas cualidades y los sentidos mucho más desarrollados que los hombres, para bien y para mal. Es verdad que las mujeres somos más complejas, pero precisamente por esto último. Somos capaces de procrear y eso ya me parece una maravilla. Tenemos la capacidad de trabajar fuera y dentro de casa, de criar a los hijos… ‘Extafadas’ me gusta porque son cuatro perfiles totalmente diferentes. A pesar de que todos los personajes son fuertes, tienen una misma debilidad. La mayor parte de los personajes saben que han sido engañadas, pero, aun así, hay algo que les puede. A una le puede la pasión, al final el sexo es algo esencial en la vida y hay muchas personas que viven infelizmente por este tema; otra sufre más dependencia; la otra fue engañada por ser demasiado ingenua… Al fin y al cabo, les suceden cosas que pasan en la vida real. Lo bueno es que lo mostramos desde la comedia. A veces no hay que llevar las cosas tan a los extremos. Cuando te cierras en ti mismo, no ves lo que tienes delante. Me parece importante el hecho de que las mujeres que no sean capaz de poner punto final a una historia, a través de medios como el arte, vean que es posible. ‘Extafadas’ es una forma ligera de advertir que hay muchos hombres que viven de engañar a sus mujeres o a sus novias, aunque también hay mujeres que engañan a sus parejas.

¿Por qué deberíamos ir a verla?

En primer lugar, porque es divertida, y hoy en día es recomendable pasar un buen rato. En segundo lugar, porque es un buen trabajo, somos cuatro actrices desempeñando una buena labor. Y en tercer lugar, porque es teatro y hay que apoyar a las artes. Es muy buena obra. Bueno, eso es lo que dicen los que vienen a verla…

Uno de los mayores debates que surgen dentro del cine es el concepto de ‘la verdad’. ¿Es complicado dirigir o interpretar escenas con verosimilitud?

La verdad es relativa. Un actor puede pensar que su interpretación es muy real y puede ser que al público no le esté llegando absolutamente nada. El tema de la verosimilitud en las escenas es algo complejo. Por eso, los buenos actores parece que no estén interpretando. Si previamente has trabajado todo lo que tenías que trabajar, comprendes a tu personaje y no lo juzgas, la verdad no te preocupa porque sale sola.

¿Cómo se auto obliga un actor a sentir amor, empatía…?

La imaginación es muy poderosa, por eso es tan importante el trabajo previo. Te voy a poner un ejemplo: En ‘Extafadas’, Marta, mi personaje, parece que durante toda la obra está de un lado y luego resulta que está del otro. Es eso. Para que la vulnerabilidad salga, debe haber algo que la haga salir, y es el ambiente que se crea. Es la vida misma. Cuando estás molesto con alguien, aguantas hasta que explotas. Si has trabajado lo que tienes que trabajar y estás concentrado en lo que tienes que estar, sale solo. De hecho, a veces no te das cuenta de lo que estás haciendo. Termina una escena, y sientes miedo porque no sabes cómo lo has hecho. Vas al director, le preguntas y resulta que ha estado perfecto. Las cosas surgen de forma mucho más natural, si lo tienes bien integrado, claro. El teatro es una liberación.

“Para mí, dirigir es estar al 200%. El teatro es una liberación”

Si tuvieras que quedarte solo con uno, ¿sería con el teatro o con el cine?

Me quedaría con el cine, pero porque así podría dirigir solo teatro (ríe).

¿Cuál es tu película española favorita?

Es imposible quedarme solo con una película, pero ‘Quién te cantará’ me ha marcado un montón. Es una gran obra, es una gran pequeña joya que todo el mundo debería ver; ‘Tu Hijo’ también es increíble; y ‘Loving Pablo’, me pareció una muy buena película con muy buenos actores.

Háblame del feminismo dentro del mundo del arte dramático.

¿Y qué se entiende hoy día por feminismo? Creo que muchas personas tienen ideas equivocadas acerca de este concepto. Hoy en día todo está muy difuso y algunas personas tienden a hablar sin saber, sin documentarse o sin haber buscado previamente información. Me considero una mujer que está muy a favor de las mujeres, pero me apena que la parte que más se externaliza o la que, por desgracia, más se aprecia en las redes, sea la radicalización. Eso no es feminismo. Eso es hembrismo. Estoy a favor de las campañas a favor de la mujer, pero francamente, también encuentro en ellas mucho oportunismo. Hay personas que se suben a un carro, se preparan un discurso e incluso se inventan historias de ‘a mí esto también me pasó’, con el único objetivo de llamar la atención. Quiero que se cuide más a la mujer y que cobremos lo mismo, pero no quiero que sea una moda pasajera el hecho de que ocupemos el lugar que nos merecemos. Al final, parece que las mujeres siempre tenemos que demostrar lo que a los hombres se les da por sentado, y agota. Es muy cansado tener que estar siempre luchando, siempre demostrando que somos igual de válidas que los hombres, estar a la defensiva o ser muy tajante para que te tomen en serio. Desgraciadamente, aunque este tema se haya puesto sobre la mesa, tal y como están las cosas, como no haya un cambio potente y global, las mujeres vamos a tener que seguir luchando por los restos.

Casi todos mis proyectos están protagonizados por mujeres fuertes, pero también hay antagonistas masculinos con la misma fortaleza personal. No quiero desmerecer a nadie, y menos teniendo a mi lado a una persona de la que aprendo todos los días y que respeta a las mujeres mucho más de lo que lo hacen otras mujeres. La realidad es que las mujeres somos nuestras peores enemigas, cosa que no tiene ningún sentido. Deberíamos ayudarnos las unas a las otras y no lo hacemos.

“Me parece que ‘Paquita Salas’ ha creado una cosa muy interesante que refleja la realidad más allá de la comedia”

Tienes una de las mejores representantes del mundo, ‘Paquita Salas’. ¿Cómo fue aparecer en la serie que todo el mundo ama?

Fue muy divertido, pero a mí me supo a poco. Me parece que ‘Paquita Salas’ es entrañable. Cuando veo a Brays le cojo siempre del moflete, como si fuera una abuela a un niño. Lo adoro. Es muy carismático, buena gente y un actorazo con mucho talento. ‘Paquita Salas’ es para llevártela a casa. Me parece que han creado una cosa muy interesante que refleja la realidad más allá de la comedia.

El cine español tiende a tener muy mala fama, ¿por qué crees que esto ocurre?

En España tenemos la mala costumbre de tirarnos piedras a nuestro propio tejado. El proyecto tiene que funcionar primero en el extranjero para que aquí te presten algo de atención, y eso con suerte. Es normal que la gente se vaya fuera. En este país hay mucho talento, pero no lo cuidamos. Tenemos un gobierno que nos pone las cosas muy difíciles. Yo estoy produciendo y es una barbaridad lo que se tiene que pagar de impuestos. No es un país que haga promoción en el extranjero de lo que hacemos, culturalmente hablando. Nuestra oferta cultural es enorme y es normal que eso repercuta de alguna manera. Si quieres hacer una película en la que necesitas 5 millones de euros y solo puedes conseguir 500.000 o 1 millón, ¿cómo quieres que esa película tenga la calidad que necesita? Es imposible. El dinero hace mucho, y también los cuidados. Los americanos cuidan mucho a sus actores. No me refiero a pijadas, me refiero a cosas esenciales como buen sueldo, una caravanita… Eso hace que vayas a escena de otra manera y que lo des todo, y lo das todo porque sabes que ellos se merecen que lo hagas porque sientes que se preocupan por ti. En España te ofrecen proyectos en los que te pagan una miseria, pero si dices que no, sabes que vendrán ocho personas detrás de ti y aceptarán. Te pasas la vida decidiendo que proyectos te convienen y cuáles no, y de eso no se vive.

A veces, puede que el cine español sea algo precario; pero no es porque no sepamos hacerlo, sino porque no nos queda otra.

“En España te ofrecen proyectos en los que te pagan una miseria, pero si dices que no, sabes que vendrán ocho personas detrás de ti y aceptarán. Te pasas la vida decidiendo que proyectos te convienen y cuáles no, y de eso no se vive”

Dirías entonces que la cultura y las artes en España están fatal.

Diría que son poco inteligentes. Si nos cuidaran y nos dieran más posibilidades, ellos también recibirían de vuelta. Al final, todos ganaríamos. Entiendo de política lo justo y necesario, y puede que sea algo fantasiosa, pero pienso que es de cajón que, si todos trabajamos en equipo, todos trabajamos y todos estamos contentos. Siempre se va a producir más y será más efectivo y eficiente. ¿Por qué una persona se lo tiene que quedar todo y otra nada? Si tú de aquí vas a coger, dale al otro lo que necesita y lo que es suyo para que puedas beneficiarte tú también. Lo veo algo lógico, pero está claro que la realidad no es así.

Con lo que sí estoy de acuerdo son con las nuevas plataformas como Netflix, que te abren la ventana al mundo, como ha sido el caso de ‘La Casa de Papel’. La oportunidad de enseñar al resto del mundo lo que hacemos está muy bien, sobre todo en Latino América. Este tipo de plataformas te dan mucha más difusión y te abren más puertas.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Por el momento, seguir con ‘Extafadas’ hasta que termine y luego estoy preparando dos obras más: ‘Así se escribió tu vida’ y ‘Fahrenheit 108’. También tengo un cortometraje que se llama ‘Nuestros hijos’, un proyecto audiovisual del que no puedo decir nada, pero del que estoy muy orgullosa. Además, ahora está en cartel una obra de microteatro que se llama ‘Hija de la Luna’, la cual dirijo.

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere dedicarse a este mundo?

Paciencia, trabajo, que tengan un plan B, otro C, y que no se queden esperando a que los llamen. Creo que todo podría resumirse en eso.