Traductores e Intérpretes en la Historia: Paul Schmidt, La Malinche, Hitoshi Igarashi
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Traductores e Intérpretes en la Historia: Paul Schmidt, La Malinche, Hitoshi Igarashi

El trabajo de los traductores e intérpretes a lo largo de la historia ha tenido un lugar singular. En ocasiones, sin embargo, es un rol que no ha tenido, necesariamente, especial recordación. Veamos a continuación algunos ejemplos de traductores e intérpretes notorios y analicemos su particular accionar e impacto histórico.


Paul Schmidt

El primer intérprete que veremos es Paul Schmidt (23 Junio 1899 - 21 Abril 1970). Schmidt fue intérprete del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania de 1923 a 1945. Su carrera comenzó tras el fin de la Primera Guerra Mundial, cuando inició sus estudios en lenguas modernas en Berlín, al tiempo que trabajaba para un diario Americano. En 1921 tomó cursos para capacitarse como intérprete de conferencias. Allí se distinguió por su memoria prodigiosa. Para 1923, y aún preparando sus exámenes finales, Schmidt comenzó a trabajar traduciendo e interpretando para el Ministerio de Exteriores.

Para 1924 trabajaba ya formalmente en el Ministerio. Allí fue testigo de excepción del Tratado de Locarno (1925) y de lo que se discurría en la desventurada Liga de Naciones. Bajo el entonces renombrado Gustav Streseman, Schmidt se volvió intérprete jefe, una posición que retuvo aún luego de la llegada al poder de Hitler.


Fue así que Schmidt se convirtió, nada menos, en el intérprete personal del Fuhrer alemán hasta 1945, cuando la guerra terminó en derrota para Alemania. Durante su periplo en dicho cargo, Schmidt interpretó para Hitler, en sus reuniones con Chamberlain, Daladier, Mussolini, Pétain, Franco y Antonescu. Todo este trabajo como intérprete fue sin duda aupado por el hecho de que Hitler no hablaba idioma distinto al alemán.


Difícilmente podría pensarse en un mayor testigo de lo que ocurrió en aquellos años y aquellas reuniones que en un intérprete como Schmidt. Para muchos historiadores, por ejemplo, las reuniones entre Hitler y Antonescu, en las que se discutieron detalles atinentes al establecimiento de unidades de exterminio en el Frente Oriental, fueron interpretadas por Schmidt. Así las cosas, el interrogante acerca de su responsabilidad o falta de ésta ha sido siempre un motivo de debate entre los estudiosos del período.


Terminada la guerra en 1945, Schmidt fue arrestado por los Americanos y liberado en 1948. En 1946 testificó en los Juicios de Núremberg. Para 1952, y eximido ya de responsabilidades legales, Schmidt se dedicó a enseñar interpretación y se retiraría en 1967. Al respecto de la interpretación, Schmidt sentenciaba: “ A lo largo de los años he llegado a la convicción de que un buen intérprete diplomático debe poseer tres características: La más importante es que debe ser, paradójicamente, capaz de permanecer en silencio; debe ser experto en el tema que está traduciendo; y solo en tercer lugar está la maestría con que maneja el idioma que traduce.”


El caso de Schmidt es de gran importancia para la interpretación y la traducción. En efecto, trae consigo cuestionamientos y problemáticas éticas, e incluso legales. ¿Hasta qué punto puede un intérprete hacerse partícipe de los hechos que otros discuten y que éste solamente interpreta? Y, más allá del dilema legal ¿Cuánta responsabilidad ética puede llegar a tener un intérprete? Cuestiones estas todas, de sumo interés y singular importancia para la profesión.


La Malinche

El segundo ejemplo de un intérprete, en este caso una intérprete de singular notoriedad en la historia, es el de La Malinche (1496/1501 - 1529). La Malinche nació en algún momento entre 1496 y 1501 entre la región dominada por los Aztecas del Valle de México y la dominada por los Mayas de la Península de Yucatán. Fue vendida muy pronto como esclava a un grupo de esclavistas Mayas. Allí aprendió el idioma. Luego de una guerra entre Mayas y Mexicas, fue entregada como tributo al cacique de Tabasco. Esto la obligó a aprender varios idiomas, incluyendo el Náhuatl. Allí hizo amistad con Jerónimo de Aguilar, un sacerdote Español quien fue esclavo por ocho años hasta que fue rescatado por Cortés. Fue Jerónimo de Aguilar quien le enseñó Castellano, forjando así los cimientos de los acontecimientos por venir.


Fue regalada a los Españoles como una suerte de ofrenda. Las referencias de Jerónimo de Aguilar y su conocimiento del Castellano le zanjaron simpatías dentro de las fuerzas Españolas. En 1519 conoció a Cortés. Las fuentes Españolas relatan cómo los ibéricos sentían gran simpatía por esta nativa con dominio de su lengua, al punto que se referían a ella como “Doña”. Cortés la entregó a Alonso Hernández Puertocarrero, quien la empleó como intérprete de Maya y Nahuatl.


Fue así que la vida de la Malinche como intérprete comenzó en forma. Habló con los emisarios de Moctezuma en Nahuatl. Cortés comenzó a usarla como intérprete con mucha frecuencia al punto que los nativos de Tlaxcala se referían a Cortés y a la Malinche con un mismo nombre. La Malinche alertó a Cortés de varias conspiraciones contra España; es así que muchos en Latinoamérica y México en particular no la vean hoy con buenos ojos. En 1522 daría a luz a un bebé: Martín Cortés. Algunos años más tarde se casaría con Juan Jaramillo y moriría posiblemente en 1529 o tal vez incluso en 1551. La sobrevivieron Martín y una hija, Doña María.


La figura de la Malinche es, como se mencionaba, de gran controversia para los historiadores y el público en general en México. La pregunta fundamental es si su rol fue generalmente el de intérprete, o si por el contrario su influencia se extendió a otros acápites de importancia singular para la Conquista Española y en perjuicio de los nativos subyugados. Como se ve, este parece ser un tema que se extiende a lo largo de la historia al accionar de intérpretes y traductores que han tenido posiciones privilegiadas: ¿su trabajo fue, realmente, sólo traducir o interpretar o fueron algo más, para bien o para mal?


Hitoshi Igarashi

Hasta ahora nos hemos concentrado en esta entrega en la vida de dos intérpretes. La interpretación, por su naturaleza presencial tal vez, se presta más a ser un vehículo para presenciar y participar de eventos históricos excepcionales. Esto, sin embargo, no debe confundirnos. La traducción de textos trae consigo también condiciones y características de importancia particular. En ocasiones, también, como veremos a continuación, la traducción de textos y la traducción literaria pueden traer consigo peligros especiales que conllevan consecuencias trágicas.


Hitoshi Igarashi (10 de Junio de 1947 - 12 de Julio de 1991) fue un académico y traductor del Árabe, Persa y Japonés. Igarashi se doctoró en Arte Islámico en la Universidad de Tokyo en 1976 y fue fellow de la Academia Real de Irán hasta la Revolución Islámica de 1979. Fue profesor de cultura Islámica comparada en la Universidad de Tsukuba. Tradujo, entre otros, a Avicenna y fueron su reputación y maestría lingüística la que lo llevaron a traducir ‘Los Versos Satánicos’ de Salman Rushdie.


Acá debemos hacer un breve recuento de la controversia que el libro de Rushdie produjo al ser publicado. Los Versos Satánicos fue la cuarta novela de Salman Rushdie, publicada en 1988 inspirada, en parte, por la vida de Mahoma, el profeta del Islam. La novela produjo tremendo revuelo dentro de la comunidad musulmana a nivel global, puesto que muchos musulmanes consideraban que esta tenía referencias blasfemas.


Pakistán prohibió el libro en Noviembre de 1988 y una protesta con unos 10,000 manifestantes tuvo lugar en Islamabad en Febrero del siguiente año. Seis manifestantes murieron en un ataque al Centro Cultural Americano y una oficina de American Express fue atacada. Las importaciones del libro en India fueron prohibidas y en Reino Unido la novela fue incinerada en varias protestas callejeras.


Para mediados de 1989 y luego de una protesta violenta contra el libro en Pakistán, el Ayatollah Khomeini de Irán profirió una fatwa llamando a dar muerte a Rushdie. Fue así que Rushdie, meses antes un novelista normal, tuvo que ser protegido a tiempo completo por la policía británica.


Fue en este entorno de tensión y peligro que se sucedieron hechos violentos y trágicos con personas involucradas con la publicación de Los Versos Satánicos. Ettore Capriolo, el traductor Italiano fue herido con puñal en Milán el 3 de Julio de 1991. William Nygaard, el editor en Noruega, recibió tres disparos en un intento de asesinato en Oslo en Octubre de 1993, pero sobrevivió. Aziz Nesim, el traductor Turco, fue el objetivo probable de los eventos de la Masacre de Sivas del 2 de Julio de 1993 en Turquía.


El desenlace para Hitoshi Igarashi, el traductor al japonés, fue especialmente brutal: fue apuñalado varias veces y su cuerpo sin vida fue descubierto el 12 de Julio de 1991 en su oficina de la Universidad de Tsukuba. Los autores materiales del crimen nunca fueron hallados.


Al día de hoy se especula que el gobierno de Irán, en particular la Guardia Revolucionaria pudo estar involucrada directamente en el acto criminal. La fatwa contra Rushdie sigue en pie hasta hoy. El caso de Igarashi, y en general de todos los damnificados por los sucesos violentos alrededor de la publicación de Los Versos Satánicos, nos recuerda que incluso la traducción literaria conlleva sus riesgos. A primera vista una actividad apacible y de bajo perfil, la traducción, y los traductores, pueden resultar involucrados en fenómenos culturales y sociales de alcances y resultados insospechados.

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