Helena Bonham Carter misma ha llamado la atención sobre sus senos (siempre visibles en los escotados y largos vestidos góticos) en su personaje de la sangrienta y musical Sweeney Todd, Mrs. Lovett. En esa época estaba embarazada de su segundo hijo (hijo también de Burton), y éstos aparecen en la película crecidos y rebajados ‘como yoyos’. Ella cree que, en parte, la relajación y concentración que implicaron cantar y cantar para este musical fue lo que la embarazó. Nada podía ser más antagónico –pero tiene sentido si se piensa que los padres son Carter y Burton– que procrear durante la filmación de una de las películas más grotescas del director, mientras que la actriz interpretaba a una carnicera, cómplice de un asesino, soltera y desesperada.

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Otra vez el actor fetiche de Burton, Johhny Depp, encarna al extraño investigador de crímenes cuya personalidad fría aparenta ser poco diestra para averiguar la serie de decapitaciones que se producen en el pueblo llamado Sleepy Hollow. La contradictoria personalidad de Crane lo hace ser, por un lado, un hombre de ciencia que no le teme a abrir un cadáver y tocar su sangre y, por otro, un pálido cobarde al cual las arañas –y los insectos en general– lo hacen ocultarse detrás de las personas. Ichabod Crane es un fop –un hombre vanidoso, excesivamente preocupado por su apariencia, ropa y modales–. ¿quién no recuerda la escena en la que delicadamente levanta un hacha para cortar un árbol, o la cara que pone cuando un poco de sangre salpica su cara? Sin duda un dandy dark decidido a autopromocionarse con sus conocimientos y su catálogo de ingeniosos artefactos para resolver oscuros misterios.

En la cinta inspirada en relato corto de Irving Washington, The Legend of Sleepy Hollow, el investigador, cuyo pasado convertido en pesadillas que lo acechan todas las noches, incluye el asesinato de su madre por parte de su padre para 'liberarla' de la brujería, se encierra en sí cuando las leyes de la lógica que amparan su actuar no embonan con las respetables costumbres de los ciudadanos de Sleepy Hollow.

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Jack Skellington, el adorado Rey Calabaza, se ha convertido en un ser incomprendido al tratar de explicarles qué es la Navidad a los habitantes de Halloween Town. Y es que este hombre esqueleto no tiene ni la menor idea de en qué se ha metido al tratar de cambiar las costumbres del mítico pueblo que sólo tiene una misión: realizar las festividades de Halloween cada año. Jack es un hombre elegante, que canta y hasta puede quitarse la cabeza para citar a Shakespeare, pero necesita un cambio.

La película es de 1993 pero en 2006 fue relanzada en su versión 3D, logrando que toda una nueva generación de adolescentes entre losque se encontraban los –entonces de moda– “emos” se convirtieran en adoradores de este oscuro ser con gran corazón.

Cuando Emily aparece en pantalla por primera vez, vemos a una novia muy deprimida… en realidad está muerta. Pero aún así, su máximo deseo es casarse y Victor ha llegado del mundo de los vivos para cumplírselo. Emily es la conexión entre el mundo de los vivos y los muertos que se presentan como polos opuestos. Mientras los muertos están celebrando, los vivos están en un mundo deprimente.

La historia está basada en un cuento popular judeo-ruso, pero Tim Burton logra imprimirle su sello con un ambiente gótico e incluso con personajes animados que fueron diseñados para Johnny Depp (Victor) y Helena Bonham Carter (Emily).

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Victor Frankenstein es un chico solitario que pasa sus días grabando películas e inventando objetos en el taller de su ático, junto a su perro y mejor amigo Sparky. A sus diez años es listo y aplicado, con aspiraciones científicas. Vive con sus padres y Sparky en el pueblo de Nueva Holanda. Cuando un accidente de coche termina con la vida de Sparky, el niño decide utilizar su incipiente conocimiento científico para regresar de la muerte a su amigo con la mítica tecnología eléctrica que dio vida al monstruo de Mary Shelley. No es tímido, pero sí un trasnochador: se la pasa leyendo, investigando y planeando la manera de resolver problemas con lo que su corta edad, imaginación y conocimiento le permiten. No quiere conocer al mundo, sólo vivirlo… al lado de su mejor amigo. Aquí la ciencia, en las manos de un niño, sirve para recuperar aquello del mundo que vale la pena y que las circunstancias adversas le arrebatan a los pequeños. Quizá se trate de una forma para mantener la inocencia viva cuando la fe no es suficiente.

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Winona Ryder era una adolescente cuando interpretó a Lydia Deetz en Beetle Juice, y uno fácilmente puede imaginarse que éste y no su papel de la chica tierna y bella en Edward Scissorhands era el que más correspondía con su personalidad. Con el rostro blanco, el cabello negro con un corte de hongo gótico, sus faldas largas en A que la acercaban más a una monja que una joven, ella es el puente entre los fantasmas y los vivos, pues parece comprender tan bien a estos últimos como para querer pasar el tiempo con ellos. No pudo haber habido mejor chica Burton que antecediera a Helena Bonham Carter.

SOR (@SofOchoa)

Díficil imaginar a otro director, de los auténticos autores, de los capaces de crear mundos propios en sus filmes, no sólo rescatando la figura de un colega –realizador de cine– cuyo trabajo ha sido despreciado por mediocre y chafa, sino homenajeándolo, con respeto e incluso veneración. En su momento Derek Malcolm, uno de los críticos de cine más prestigiados en el mundo, escribió: “No se ha realizado un tributo al fracaso más afectuoso, incluso más admirativo, que el de Tim Burton a Ed Wood”. Y es que el conocido como ‘el peor director del mundo’, se ha documentado, y este filme lo enfatiza, era un auténtico personajazo. Uno de esos que a Burton le gusta inventar por su cuenta. Encantador, con perversiones, incomprendido, vigoroso, malévolamente optimista, un ‘outsider’ con profunda fe en sí mismo, pero perdedor, a fin de cuentas. Espejos en los que, no es difícil figurar, se mira el propio Burton (con excepción del rubro ‘perdedor’, esto es). Además teniendo a Johnny Depp como arcilla –por segunda vez, en lo que se convertiría en una mancuerna duradera y provechosa-, Tim pudo labrar a un ser tan real que parece imaginario; es decir, que es ambas cosas a la vez. Probablemente porque proviene de un mundo remoto; aquél que era en blanco y negro. 

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Beetlejuice, con su traje a rayas, su cabello desaliñado, su rostro sucio y ultraexpresivo, su dieta de cucarachas, sus groserías y su capacidad para transformarse en cualquier cosa, mostraba al maníaco y liberador sentido de experimentación sin contemplaciones del cineasta, la alegría desenfrenada y la juvenil exuberancia de toques inusuales bajo los márgenes de un estilo que había acabado de definirse y acomodarse en un mundo paralelo, en este filme era el de los no vivos.

El segundo filme de Burton, la fantasmal Beetle Juice, era tan hilarante y bizarra que se convirtió en un éxito de culto, y su protagonista, Beetlejuice, interpretado por Michael Keaton, en el muerto viviente al que los niños intentaban invocar al decir tres veces su nombre. Burton declaró alguna vez sobre su cinta: "Es la única de todas mis películas que me ha dado esa sensación de ‘¡que se joda todo el mundo!’. El público no necesitaba cierto tipo de cosas; yo podía hacer lo que me viniera en gana y eso era estupendo". Beetlejuice, cuyo trabajo consistía en espantar a los vivos, acabó atrayendo a los multitudes para hacer de este trabajo, en su momento, un éxito en taquilla.

JAR (@franzkie_)

Burton cerró la trilogía de los Ed’s (Scissorhands, Wood) con un personaje difícil de reconciliar. Y éste es precisamente el tema de Big Fish. A diferencia de los otros dos, que habitaban mundos enrarecidos a los que sí pertenecían (de ahí había surgido el primero; el segundo los creaba con sus películas), el mundo de Ed Bloom existe solo en su imaginación y lo comparte a través de su talento para contar cuentos, pero esto puede confundirse con mitomanía y resultar sumamente molesto. Al menos así es para su hijo, un hombre de hechos, un periodista. Pero la muerte, que tanto atrae a Burton, aquí juega un papel fundamental para que el hijo se dé la oportunidad de ver el mundo como su padre, y así, darle otra vida, una después de la muerte. Burton comenzó a filmar Big Fish justo tras la muerte de sus dos padres.

Aquí Burton prescindió de Depp y tuvo a dos ingleses en el papel de Ed: Albert Finney y Ewan McGregor. La interpretación requería de un tono más verosímil, así es que fue un acierto que no hubiera recurrido a su actor fetiche.

SOR (@SofOchoa)

Edward Scissorhands fue el cuarto largometraje de Burton pero bien pudo haber sido su ópera prima, pues Edward es un personaje inspirado en los problemas de adolescencia del director, cuando, viviendo Burbank, California, se sentía alienado y malinterpretado por la gente a su alrededor. 

Esta fue la primera la primera colaboración de Burton con Johnny Depp, a quien escogió porque, a pesar de ser famoso, no se veía a sí mismo como un ídolo adolescente y porque, según el director, tenía un fuerte poder de expresión en la mirada. Durante la película solo emite 169 palabras. Y, en efecto, su cuerpo condenado por sus afiladas y largas manos-tijeras, su rostro marcado con las profundas cicatrices (que denotan una normal curiosidad por sí mismo jamás satisfecha) y su expresión con destellos de niñez, lo mantienen al borde de la risa o el llanto, entre la creación y la destrucción. Capaz de crear con el mismo instrumento con el que es capaz de lastimar. Edward encarna, en un tono de cuento de hadas, a la paradoja del artista maldito, incapaz de mezclarse con la sociedad, pero, en gran medida debido a esa lejanía, con una visión más compleja y totalitaria de lo que ve.

SOR (@SofOchoa)