EL AÑO LITURGICO: ¿QUÉ ES? SIGNIFICADO Y ORIGEN

Año Litúrgico: ¿Qué es? Significado y Origen

El Año Litúrgico es el año en el que la Iglesia celebra las fiestas del Señor, la Virgen y los Santos. Empieza con el Domingo de Adviento, ósea, el último domingo de noviembre o primero de Diciembre y termina con la fiesta de Cristo a final del mes de Noviembre.

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¿Qué es el Año Liturgico?

El Año Litúrgico, Ciclo litúrgico, año cristiano o año del Señor, son algunos de los nombres ​que recibe durante el año en las Iglesias cristianas a las diversas fiestas que celebran desde el nacimiento hasta la última venida y sacrificio por nuestra Salvación de nuestro Señor Jesucristo.

Es entonces una realidad salvífica, es decir, un recorrido que se realiza con absoluta fe y amor por Dios. Es una manera de darle gracias al padre por haber sacrificado a su propio Hijo Jesucristo (único Mediador entre Dios y los hombres) para ofrecernos la salvación y la promesa del paraíso.

Definitivamente, este es un acto que nos demuestra el amor infinito e incondicional que Dios tiene hacia cada uno de sus hijos y siervos.

Origen del Año Litúrgico

El origen del año litúrgico es incierto. Este fue surgiendo a través de los siglos a medida de que las fiestas cristianas fueron naciendo.

Las fiestas cristianas que hoy conocemos surgen por un deseo de la iglesia católica en profundizar en los momentos significativos de la vida de nuestro Señor. Empezó con la celebración del domingo y de la pascua, luego Pentecostés, y continúo con el resto a medida que fue pasando el tiempo.

Cuando surge el cristianismo, ya existían numerosas religiones que tenían sus propias celebraciones, sin embargo, se quiso dar un sentido diferente a las fiestas paganas que celebraban estas personas, por lo que los misioneros y evangelizadores de la época, fueron adaptando (por decirlo de alguna manera) estas fiestas por otras cristianas las cuales tenían la intención de celebrar y recordar la vida de Jesucristo.

Con el paso de los años se fue conformando entonces lo que hoy conocemos como “Año litúrgico”.

Características del año litúrgico

La participación plena, consciente, dinámica y voluntaria de las personas ha permitido que los seguidores o buscadores de la verdad de Dios y su palabra no tengan la menor duda de que en las celebraciones litúrgicas es Cristo quien se hace presente.

Cada celebración es un anuncio profético de la esperanza que ha sembrado en los creyentes de que el reino de Dios en la tierra llegará un día y disfrutaremos del paraíso prometido.

Celebrar el año litúrgico es celebrar a Cristo y a los santos que nos propone la iglesia a lo largo del año no debe hacerse por obligación sino por devoción, por el amor, la fe y la gloria que le debemos a Dios, nuestro señor.

Son momentos en donde podemos entender como el amor Divino de Dios nos llevará a la salvación, mediante múltiples experiencias y palabras que nos invitan a reflexionar y a vivir de acuerdo a la vida de Cristo y su ejemplo. También, se celebra el camino a la fe y nos lleva a internalizar y profundizar en el gran camino que debemos seguir para entonces disfrutar de la salvación y estar algún día nuevamente con nuestro Padre.

Finalidades del Año Litúrgico

El Año Litúrgico tiene dos funciones o finalidades principales: Una finalidad catequética y una finalidad salvífica, para entender mejor estos conceptos, continúa leyendo este artículo.

La Finalidad Catequética

Pretende mostrarnos y enseñarnos los misterios de Cristo: Navidad, Epifanía, Muerte, Resurrección, Ascensión, entre otros. El año liturgico celebra el misterio de la salvación en las etapas del misterio del amor de Dios, manifestado a través de su hijo Jesucristo.

La Finalidad salvífica

Se refiere a cada momento del año litúrgico en donde se nos otorga la gracia especifica de ese misterio que vivimos: la gracia de la esperanza cristiana y la conversión de los corazones para el Adviento; la gracia del gozo espiritual e íntimo de la salvación que se da en Navidad; la gracia de la penitencia y la adopción de una vida distinta antes, durante y después de la Cuaresma; la victoria de Cristo sobre el mal y el pecado y la muerte en la Pascua.

El coraje y la valentía el día de Pentecostés para salir a evangelizar, la gracia de la esperanza serena, de la honestidad en la vida de cada día y la donación al prójimo en el Tiempo Ordinario, entre otros.

Básicamente, tomamos los frutos que nos trae Cristo en este aquí y en este ahora para nuestra salvación y progreso en la santidad mientras nos prepara para su venida memorable o Parusía.

Dicho de otra manera, el Año Litúrgico honra religiosamente los “aniversarios” de los hechos históricos de nuestra salvación, ofrecidos por Dios, transformando corazones y fortaleciendo nuestra fe bajo la labor del Espíritu Santo, en fuente de gracia divina, aliento y fuerza para sus creyentes e hijos de Dios.

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¿Cuáles son los tiempos del Año Litúrgico?

Los tiempos del año litúrgico son llamados “Tiempos fuertes” en donde celebramos los misterios de la vida de Cristo en distintas épocas del año. En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes colores:

Blanco, significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua.

Verde, significa esperanza. Se utiliza en el tiempo ordinario.

Morado, significa luto y penitencia. Se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa.

Rojo, significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio. Se utiliza en las fiestas de los santos mártires y en Pentecostés.

Adviento

Es un tiempo de espera y corresponde a los cuatro domingos anteriores a la fiesta de Navidad. Durante este tiempo nos preparamos para el misterio de la venida de Jesús a la tierra, es decir, el nacimiento del Hijo de Dios, quien tuvo la humildad suficiente como para querer a venir y vivir entre nosotros a experimentar alegrías y amor, pero también del dolor y el sufrimiento. Fue un ser humano mortal al igual que nosotros, la diferencia es que no vivió en pecado.

“Adviento” significa venida o llegada pero ¿quién viene? ¿para qué y para quién viene?

Se celebra contemplando la triple venida de Jesús, según San Bernardo: “Jesús vino” (nacido de la Virgen María), “viene” (hoy, en los signos de los tiempos), y “vendrá” (con gloria, al final de la historia).

Algunas veces necesitamos reflexionar profundamente sobre aquello que ya sabemos: Viene Jesús, el enviado por Dios, el salvador. Por eso es que “Adviento” es igual a Esperanza. No esperamos a un Dios desconocido, por el contrario, tenemos la certeza de quien es, su obra, vida, milagros y palabra.

Además de la esperanza de que regresará aquel que ya nos ha visitado. Es una esperanza que nos inspira a estar vigilantes, atentos y preparados ¿cómo? Con oración y claridad, con la convicción y la certeza de que el Reino de Dios está más cerca de lo que imaginamos.

El Adviento supone un tiempo de dicha, alegría y gozo, por ello, los cristianos escuchan con mayor entusiasmo su palabra (en especial las profecías de Isaías) y cantan divinamente haciendo alusión a la venida del Señor, en especial las profecías de Isaías; Las grandes figuras que la liturgia presenta en este período son las del profeta Isaías, San Juan Bautista, y la Virgen María.

Isaías, nos llena de esperanza en la venida de Cristo, transmitiéndonos que esta traerá la paz y la salvación de todos sus hijos.

San Juan Bautista, nos invita a la penitencia y a la adopción definitiva de un nuevo estilo de vida para así poder recibir en un alma purificada, humilde y limpia a nuestro señor Jesucristo.

Por su parte, la Virgen María es quién espera, prepara y realiza el Adviento. Para los cristianos ella representa esa figura y ejemplo de fe, esperanza y la representación de lo que trae consigo la frase “Hágase en mí tu voluntad”, o confiar en el plan de Dios para nuestra vida.

El amor a Dios no empieza en el hombre, pues es dios quien nos ha amado primero y ha venido a buscarnos, a entregarnos y derramar sobre nosotros sus bendiciones, misericordia y amor año tras año, con cara de niño, con total inocencia.

Previo al Adviento el trabajador se encuentra en espera del aguinaldo, el estudiante espera los resultados positivos de su año escolar, la familia espera las vacaciones, el comerciante espera el balance, todos esperamos el año nuevo… En definitiva, es un tiempo y un mes de espera. Además, es el mes de María.

¿Qué color se usa en el Adviento? Durante el tiempo que dura el Adviento los sacerdotes utilizan vestiduras de color morado, como color de penitencia. Un color sobrio, que invita a la comunidad cristiana a la reflexión activa y profunda y a la meditación del misterio que celebraremos en la Navidad, como también se hace en Cuaresma sobre la Pascua.

Es importante mencionar que durante estén período no se dice ni se canta el Gloria, ya que nos encontramos en expectación y no en tiempo de júbilo. Tampoco se adorna el templo con flores como en los demás días de penitencia, lo que si se mantiene es el canto del Aleluya antes de la proclamación del Evangelio. Esta omisión es propia y única de la Cuaresma.

Durante el Adviento se confecciona una corona de Adviento, corona de ramos de pino y símbolo de vida. Está formada por una gran variedad de símbolos:

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La forma circular

El círculo no tiene principio ni fin. Es la señal del Amor de Dios, eterno, sin principio ni fin y también que nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe terminar.

Las ramas verdes

El verde es un color que simboliza esperanza y vida. Dios quiere que nuestro anhelo más grande sea llegar a una unión más estrecha por él y que esperemos a su gracia y el perdón de nuestros pecados y que confiemos en su promesa (palabra) de la vida eterna.

Las cuatro velas

Representan los cuatro domingos de Adviento, el crecimiento y fortalecimiento de nuestra fe, la luz que crece en nuestros días en nuestros corazones, pero también, la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo va alejando de Dios y de su ejemplo de vida.

Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se han ido iluminando con la llegada cada vez más cercana de nuestro Señor a nuestro mundo. Cada domingo se enciende una vela mientras se realizan oraciones en familia. El encenderlas y admirar como su luz crece es ver como la luz, el calor y nuestra fe también crecen, ver como nuestra devoción y amor por Dios crecen.

Diferentes colores

Los colores de las velas deben ser variados. Una morada, una roja, una blanca y una rosa. Hay quienes optan poner tres velas moradas y una rosa o una blanca. Sin importar cual opción escojas enciende primero la(s) morada(s) ya que estas representan el tiempo de penitencia y conversión, mientras que la vela blanca o la vela rosa representa la alegría por la llegada de Jesucristo.

Adviento, un tiempo también vinculado a la Virgen María, un tiempo de “ayudar” a nuestra Madre a llevar el peso de Dios. Esto también es aplicable a lo laboral, la familia, nuestras relaciones. El peso de Dios al llevarlo con él resulta más gozosa y más ligera; En América Latina, homenajeamos a nuestra patrona: Nuestra Señora de Guadalupe.

Cf. Flp. 4, 4-5 nos dice: “Estad alegres en el señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca”.

Navidad

Al finalizar el Adviento, comienza el Tiempo de Navidad que va desde la Navidad o Nacimiento, que se celebra el 25 de diciembre y se extiende desde las I Vísperas de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, al atardecer del día 24, hasta las II Vísperas de la Solemnidad del Bautismo del Señor, el domingo después de la Epifanía (6 de enero). Es un tiempo que nos recuerda que Dios vino a este mundo con el propósito de salvarnos.

Durante estos días, la Iglesia conmemora la venida en carne mortal de Cristo a la tierra. Dios sigue manifestándose a través de cada uno de nosotros. Como es un tiempo de alegría, los sacerdotes utilizan vestiduras blancas.

La Navidad es una fiesta con gran importancia, que nos muestra la manifestación de Dios hecho hombre. Durante este tiempo, se celebran algunas fiestas que se unen a dicha celebración, algo impensable en Cuaresma o Pascua. Algunas de estas fiestas son:

  • San Esteban (26 de diciembre)
  • San Juan Evangelista (27 de diciembre)
  • Santos Inocentes (28 de diciembre)

La Sagrada Familia (el domingo dentro de la octava de la Navidad, o el 30 de diciembre si Navidad cayó en domingo).

Es creencia popular que este tiempo termina el “Día de Reyes”, sin embargo, la Iglesia católica conmemora el nacimiento de Cristo y su manifestación (Epifanía) hasta el domingo siguiente, en que celebra la fiesta de su Bautismo y comienzo de la vida pública.

Cuaresma

La Cuaresma inicia con el miércoles de ceniza y se prolonga durante los cuarenta días anteriores al Triduo Pascual terminando al comenzar la Misa de la Cena del Señor en las primeras horas del jueves santo, sumando, serían 43 días en total. Es un tiempo de preparación para la Pascua o Paso del Señor. Un tiempo de oración, penitencia, conversión del corazón, ayuno y limosna que comienza con el domingo de ramos y culmina con el domingo de resurrección.

Durante este tiempo no se menciona ni se canta el Gloria ni el Aleluya. Estos cantos alegres bien pueden ser guardados en el corazón y cantar con pasión en el tiempo pascual. Es recomendable rezar el Vía Crucis diariamente o al menos, los días viernes para unirnos a la pasión del Señor y como una manera de redimirnos por nuestros pecados.

Se celebra para recordar a cada cristiano su situación de pecado y le invita a arrepentirse de corazón de sus pecados. También, promueve un cambio a nivel personal, en el cual, ayudemos al prójimo de manera desinteresada, a practicar actividades como la limosna, la oración, el ayuno, y seguir el camino de Jesús, para hacer de nuestra vida en este plano físico algo significativo, que marque una diferencia y nos permita dejar un legado.

Simbólicamente, estos “cuarenta días” nos recuerda los cuarenta días que Jesús vivió en el desierto en oración y luchando contra los ataques y tentaciones del maligno. Esta fiesta está basada en varios pasajes descritos en la Santa Biblia y que se relacionan con el número cuarenta, entre ellos, podemos mencionar:

  • Los cuarenta días de Moisés y Elías en el monte de Dios.
  • Los Cuarenta años del pueblo de Israel por el desierto.
  • Los cuarenta días que ayunó Jesús antes de iniciar su vida pública.

Es un tiempo de preparación antes de la Semana Santa en el que debemos meditar, reflexionar profundamente, analizar y continuar aprendiendo sobre la vida de nuestro señor Jesucristo. Como fieles devotos, se deben obedecer una serie de actividades dictaminadas por la Iglesia Católica, las cuales permiten reforzar la fe a través de actos de penitencia, reflexión y sacrificio.

Un ejemplo de estas actividades es el ayuno y evitar comer carnes en ciertos días durante esta celebración, ya que en tiempos antiguos se decía que comer carne era un lujo que sólo los más pudientes y poderosos podían disfrutar y a modo de ofrenda y sacrificio, dejaban de comerla y ese día acercaban a los más pobres y necesitados.

Existen otras fuentes que afirman que el consumo de carne era pausado ya que este representaba el sacrificio de animales y se relacionaba a la violencia. Este sacrificio u ofrenda a Dios no trata de ayuno de bebida y comida solamente, sino también incluye purificar nuestro cuerpo, mente y alma de todas las acciones, hábitos y sentimientos que nos alejan de Dios.

Es un tiempo de reflexión, meditación y mucha oración. Un tiempo para eliminar todos aquellos pensamientos egoístas, vanidosos, actitudes negativas, la pereza y las malas intenciones y enfocarnos en las buenas costumbres, en sanar nuestros corazones y perdonar de corazón, es por ello que el color litúrgico de este tiempo suele ser el morado, que significa luto y penitencia. En definitiva, se trata de un momento de conversión espiritual.

Semana Santa

La Semana Santa también conocida como Semana Mayor comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección. Son ocho días donde se celebra el Triduo Pascual, es decir, se recuerda y se vive los momentos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Es la celebración más importante del año litúrgico.

La Semana Santa en Venezuela es una de las principales fiestas tradicionales y en su celebración la reunión familiar es la protagonista girando en torno a un compartir de los llamados “7 potajes”, esto no es más que abundante comida con una base proteica que contenga alguna variedad de pescado, ya que como reza dicha tradición no debe ingerirse carne roja.

El Miércoles Santo tiene una particular devoción por parte de sus feligreses quienes desbordan la Basílica de Santa Teresa para adorar al Nazareno de San Pablo o Limonero del Señor.

Domingo de Ramos de la Pasión de Cristo

 El Domingo de Ramos es el último domingo de Cuaresma, abre la Semana Santa y se le conoce también como “Llamado de la Pasión del Señor”. Principalmente se conmemora la Pasión de Cristo y se usa el color rojo, en relación a la celebración de la Pasión de Cristo.

En la ciudad de Caracas está consolidada la tradición de Los Palmeros de Chacao, un fortuito grupo de personas que acuden en compañía del párroco de la localidad al Cerro “El Ávila” o Guaraira Repano (como se le conoce actualmente) a buscar las palmas (es tradicional que se ricen y se adornen) que llevarán en procesión hasta las iglesias para luego ser bendecidas. Esto se hace como sugerencia a la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos.

Una vez concluida la procesión se da inicio a la misa de Pasión. Durante esta se lee el Evangelio de la Pasión del Señor, el cual, en ocasiones está a cargo de tres personas: los textos en los que habla Jesús corresponderían al sacerdote, otro lee como cronista, y los demás personajes por otro lector.

La celebración del Domingo de Ramos comienza con la Bendición de Ramos, continúa con la procesión y culmina con la misa de Pasión, siendo una gran celebración de gloria pero de pasión al mismo tiempo.

Este día tiene dos perspectivas que se unen en una sola, por un lado, la entrada triunfal a Jerusalén donde es aclamado como rey, y por el otro, al derramar su sangre y morir en la cruz triunfó sobre el pecado. Este es el verdadero significado del Domingo de Ramos.

Primeros días de semana Santa

Los primeros días de la llamada “Semana Santa” o “Semana Mayor” siguen siendo tiempo de Cuaresma, por tanto, tanto el lunes, martes y miércoles santo se usa el color morado. Estos corresponden a los días “menores” dentro de la Semana Santa pero aun así son muy importantes.

En la mañana del Jueves Santo se celebra la misa crismal, en la que el obispo de la diócesis consagra los santos óleos: el óleo de los enfermos, el santo crisma y el óleo de los catecúmenos. Aunque suele celebrarse el Jueves Santo por la mañana, las características funcionales de esta celebración permiten que sea trasladada a otros días del final de la Cuaresma.

Toda la mañana de Jueves Santo sigue siendo tiempo de Cuaresma, como se transluce de los textos de la Liturgia de las Horas, que se recomienda encarecidamente celebrar con los fieles, en público. La Cuaresma finaliza en la tarde del Jueves Santo en torno a las tres, antes de la celebración de la misa vespertina de la cena del Señor.

Pascua 

 La Pascua es también conocida como Día de Pascua, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección, Domingo de Gloria o Domingo Santo.

La palabra Pascua” viene de un término hebreo que significa “pasar por alto”. Hace referencia a la manera en que Jehová protegió a los israelitas de la plaga que mató a todos los primogénitos de Egipto (Éxodo 12:27; 13:15).

Dios les dio a los israelitas instrucciones sobre cómo celebrar la primera Pascua. Algunos de los aspectos que menciona la Biblia relacionados con la celebración de la Pascua son los siguientes:

El sacrificio

El día 10 del mes de abib (nisán), las familias escogían una oveja o una cabra de un año de edad, y el día 14, la sacrificaban. En la primera celebración de la Pascua, los israelitas salpicaron sangre del animal sobre la parte superior de la entrada y sobre los postes de la puerta, lo asaron y se lo comieron (Éxodo 12:3-9).

 La comida

Además de la oveja o de la cabra, los israelitas comían pan sin levadura y verduras amargas durante la Pascua (Éxodo 12:8).

 La fiesta

Después de la Pascua, los israelitas celebraban la fiesta de las Tortas no Fermentadas, que duraba siete días. Durante esos días no comían pan con levadura (Éxodo 12:17-20; 2 Crónicas 30:21).

La educación

Los padres aprovechaban la celebración de la Pascua para hablarles a sus hijos acerca de Jehová (Éxodo 12:25-27).

El viaje

Con el tiempo, los israelitas comenzaron a viajar a Jerusalén para celebrar la Pascua (Deuteronomio 16:5-7; Lucas 2:41).

Otras costumbres

En el tiempo de Jesús, se bebía vino y se cantaban alabanzas durante la celebración de la Pascua (Mateo 26:19, 30; Lucas 22:15-18).

En esta fiesta se celebra la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado (según se narra en el Nuevo Testamento de la Sagrada Biblia). Es la celebración más importante de la Iglesia Cristiana.

Con la Pascua inicia un periodo conocido como Tiempo Pascual, que dura cincuenta días y finaliza el Domingo de Pentecostés. También, finaliza la Semana Santa y durante estos días se conmemora la crucifixión y muerte de Jesucristo el Viernes Santo y se celebra su resurrección y aparición ante sus discípulos el Domingo de Pascua.

Según las Sagradas Escrituras durante la Pascua Dios da a los cristianos la esperanza por la resurrección y una nueva perspectiva de vida, representada en el regreso de Jesús de entre los muertos.

La Pascua es considerada una fiesta móvil, es decir, su día de celebración varía de un año al otro. Esto se debe a que la fecha no es fijada de acuerdo al calendario civil, sino por el año litúrgico, el cual, es regido por los ciclos lunares.

Entonces, podemos ubicar la Pascua de manera sencilla guiándonos después de la primera luna llena que se da luego del inicio de la primavera en el hemisferio norte y el inicio del otoño en el hemisferio sur.

En tal sentido, la Pascua puede celebrarse entre los días 22 de marzo y 25 de abril. De acuerdo a la fecha de esta se pueden calcular entonces las fechas de otras fiestas religiosas como el Pentecostés y la Ascensión.

Triduo Pascual (jueves a domingo santo)

El Triduo Pascual se celebra la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo es el corazón del año litúrgico. Comprende los tres días desde las vísperas del Jueves Santo hasta las II Vísperas del Domingo de Resurrección. Prácticamente, ya es tiempo de Pascua, aunque tiene una consideración especial.

Jueves Santo: Cena de nuestro Señor Jesucristo

El Jueves Santo, se celebra la misa de la tarde de la cena de Jesucristo, en la que éste instituyó la Eucaristía, el orden sacerdotal y el mandamiento del amor. Tradicionalmente se celebra con gran solemnidad y se vuelve a cantar el Gloria más no el Aleluya.

La iglesia no debe ser adornada con muchas flores y los cantos van orientados a la institución de la Eucaristía. Tradicionalmente, después del Gloria, todas las campanas dejan de sonar y no volverán a hacerlo sino hasta la Noche Santa. También, se sustituye el color morado de la cuaresma por el blanco eucarístico.

La liturgia del Jueves Santo se suele celebrar en una misa vespertina (después de la “hora nona”, aproximadamente al caer la tarde) que se caracteriza principalmente por la emotividad y solemnidad de la celebración, con un ambiente en parte ocurrente pero también de alegría, que culminarán con la reserva del Santísimo Sacramento en el Monumento.

La celebración culmina de manera tajante a continuación de la reserva del Santísimo, donde se informa que tal celebración ha concluido y se invita a la celebración que tendrá lugar al día siguiente. No se imparte la bendición ya que la celebración continúa el día siguiente.

A partir de este punto, el ambiente se tornará más sobrio y triste, ya que son los sentimientos que marcarán los próximos días hasta llegar el Domingo de Resurrección.

Viernes Santo de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo

El Viernes Santo es un día donde se recuerda la muerte de Jesús en la cruz para salvar a la humanidad. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión y Muerte del Señor, por lo que no se celebra la Eucaristía. Se vuelve a utilizar el rojo en representación y conmemoración de la pasión y muerte de Jesucristo.

Recordemos que este color que ya se había usado en la celebración del Domingo de Ramos, sin embargo, en este día vuelve a ser característico.

Los puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según San Juan, la oración universal y la adoración de la Cruz. Es un día celebrado mayormente con actos de silencio y de recogimiento interno. También, es un día de ayuno y abstinencia de carne.

Como mencionamos en párrafos anteriores, tradicionalmente, las campanas no tocan desde la tarde del Jueves Santo, por lo que en muchos lugares se usaba una carraca para llamar a las personas a unirse a la celebración. A pesar de que es una práctica que se utiliza actualmente muy poco se continúa manteniendo la abstención del toque de campanas.

La celebración de la muerte de Jesucristo se suele celebrar aproximadamente a las tres de la tarde del Viernes Santo, un tiempo en donde la iglesia queda despojada por completo de flores y adornos, quedando lo más sobria posible, esto como señal del duelo por la muerte de Jesucristo.

Tanto al entrar como al salir, los sacerdotes van en silencio, no existe canto alguno en ésta celebración a excepción claro del canto durante la adoración de la cruz.

La Comunión se da con las formas almacenadas el día anterior (Jueves Santo) en el Monumento, ya que no se celebra la Eucaristía. De nuevo y como el Jueves Santo no se imparte la bendición, la celebración que se había iniciado en la misa de la cena del Señor culminará con la Vigilia Pascual, donde se impartirá la bendición final.

Las Iglesia ortodoxa conmemora esta fecha con el nombre de Santo y Gran Viernes. Al igual que la Iglesia católica, los ortodoxos dejan de celebrar la misa en este día, salvo cuando la fecha coincida con la de la Anunciación de la Virgen (25 de marzo​). Las vestiduras de los patriarcas y demás religiosos cambian a color negro durante esta fecha y el Sábado Santo.

Sábado Santo de la Sepultura de nuestro Señor Jesucristo

En la Iglesia primitiva el Sábado Santo era conocido con diversos nombres como: el Grandioso o Gran Sábado, Sábado Santo, la Noche Angélica, la Vigilia de Pascua, entre otros y no era más que como el Jueves Santo, un día de alegría con tristeza entremezclada.

El Sábado Santo es un día de silencio y mucha oración. Al igual que como el día anterior, está prohibido celebrar la Eucaristía. Este día se suelen organizar retiros espirituales para profundizar el misterio pascual. Es el final del tiempo de periodo Cuaresma y penitencia y el principio del Tiempo Pascual que es un gozo. Por una rarísima excepción, en la Iglesia primitiva éste era el único sábado en que se permitía ayunar.

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y Muerte, su descenso a los infiernos y esperando en la oración y el ayuno su Resurrección.

La Iglesia se abstiene del sacrificio de la misa, quedando por ello despojado el altar de todo tipo de ornato, el Sagrario queda totalmente abierto y suele colocarse a los pies del altar una imagen de Jesucristo en el sepulcro el altar hasta que llegado al punto después de la solmene Vigilia de resurrección, se inauguran los gozos de la Pascua, con tal exuberancia que inundará los cincuenta días pascuales.

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

Terminado el sábado, la Iglesia celebra la Resurrección de Jesucristo con una Vigilia Nocturna, considerada “Madre de todas las Vigilias” por San Agustín. Se celebra en la madrugada del Domingo de Resurrección. Esta noche en vela es una de la más solemnes para los católicos, pues se rompen los lutos cuaresmales y se canta de nuevo el Aleluya. Esta noche santa nos recuerda el triunfo de Jesucristo sobre la muerte.

Los ritos durante la noche son los más largos y solemnes de toda la liturgia romana: primero, se enciende el cirio pascual, imagen de Cristo Resucitado, quien ilumina el mundo y los fieles. Se sigue con la celebración de los sacramentos de la Pascua y continúa con la Eucaristía, en la cual los Apóstoles reconocen al Señor en la fracción del pan.

La mañana del domingo se celebra la Misa de Pascua, la misa del día y en la tarde, las II Vísperas Bautismales, con procesión al baptisterio y aspersión del agua, y finaliza con el Triduo de Pascua.

Tiempo Ordinario o durante el año

El llamado «tiempo ordinario» o «tiempo durante el año» integra aquellos días en los que no se celebran acontecimientos centrales de la vida de Cristo.

En esas semanas, la Iglesia de Roma medita el Evangelio de Cristo, su predicación y ministerio previo a su Pasión.

En este tiempo hay espacio para otras fiestas y solemnidades del Señor y de los Santos: en primer lugar, algunas fijas como son la fiesta de la Santísima Trinidad, el domingo después de Pentecostés; la fiesta de Corpus Christi, tradicionalmente el jueves siguiente a la Trinidad, pero en la mayoría de los casos, trasladada al domingo; y la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que se celebra el viernes después de la antigua octava de Corpus, por tanto, la semana después de esta fiesta.

Otras fiestas se desarrollan en el tiempo ordinario, como la de San Juan Bautista, Santiago Apóstol o la Asunción de la Virgen, entre otras. En este tiempo, tienen mayor preferencia estas celebraciones sobre incluso los domingos, puesto que no se celebra en concreto ningún acontecimiento singular de la historia de Salvación, si bien, cada domingo sigue conmemorándose, desde tiempos apostólicos, la resurrección de Cristo.

El año litúrgico finaliza con la celebración de la solemnidad de Cristo Rey, con un sentido claramente escatológico, es decir, con la esperanza en la vida eterna.

Pentecostés

Es una fiesta que se celebra en toda la Iglesia, con la que se recuerda la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Cristo, La palabra Pentecostés viene del griego que significa ” el día quincuagésimo”, es decir, 50 días después de la Pascua.

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