De padre esp�a y madre actriz, Jane Birkin (Londres, 1946) creci� en Marylebone escribiendo un diario con p�ginas dedicadas a su peluche Munkey. A medida que crec�a se cruz� con los Swinging Sixties, la revoluci�n cultural que impuls� la juventud brit�nica, sedienta de modernismo. La invasi�n de los Beatles, los Who, los Kinks; la minifalda de Mary Quant; la moda de Twiggy; el jaleo que se montaba en King's Road, Kensington y Carnaby Street; el activismo pol�tico y la liberaci�n sexual daban paso a los desenfrenados a�os 60.
Jane Birkin, en medio de esa burbuja, se hizo a s� misma en la actuaci�n. Comenz� destacando en un fugaz papel para la pel�cula Blow Up de Michelangelo Antonioni, que fue galardonada en el Festival de Cine de Cannes, pasando a ser dirigida frente a la c�mara de Agn�s Varda, Jacques Rivette o Jacques Deray. Fue rodando Slogan, de Pierre Grimblat, cuando todo cambi�.
Serge Gainsbourg apareci� en la vida de Jane Birkin en 1968 -cuando ten�a 22 a�os y �l 20 m�s-. Ella ya era conocida por sus papeles en el cine y viv�a en el Par�s bohemio. �l, el enfant terrible de la chanson, era un gigante en los c�rculos culturales franceses. Desde entonces el uno no pudo existir sin el otro y, aunque su relaci�n termin� despu�s de doce a�os juntos, su amor sigui� ferviente hasta el final. Desde entonces, cuando la artista, ahora con 75 a�os, habla con un refinado acento franc�s, el nombre que m�s repite es el de �l. Serge Gainsbourg. Incluso en su nuevo disco, Oh! Pardon tu dormais, el esp�ritu de su gran amor sobrevuela letras y se cuela en las melod�as de la memoria.
Es temprano en la ma�ana. Hace calor y el caf� comienza a salir. Me pregunto si es demasiado temprano. Cojo el tel�fono y me digo: 'Si timbra tres veces y no lo coge, la llamar� m�s tarde.' Negativo. Al otro lado suena un susurro, un ligero y elegante bonjour.
- Hola, Jane, buenos d�as �qu� tal amanece Par�s?
- No he abierto las cortinas, pero tal vez est� lloviendo, igual que ayer. Tal vez no.
- Le llamo para que me cuente de qu� hablan sus nuevas canciones, escritas esta vez por usted misma.
- Mmm... Me inspir� en una obra que interpret� hace 30 a�os. Habla sobre una mujer que no puede dormir y que despierta al hombre que est� a su lado. Ella comienza a hacerle preguntas que �l parece no querer responder. Su tipo de amor era la pasi�n, el amor a primera vista, y eso tiene algo de fatalista porque esta chica vive en el arrepentimiento de los que ya no tienen pasi�n. Convert� el di�logo en canciones, creando as� un disco conceptual.
- �C�mo comenz� su romance con la m�sica?
- No tuve un romance con la m�sica, para ser honesta. Cant� con Serge (Gainsbourg) Je t'aime moi non plus, que se hizo muy famosa, porque no quer�a que nadie m�s lo hiciera, especialmente gente que se sent�a atra�da por Serge. Despu�s, la canci�n caus� algo de esc�ndalo y el responsable de la discogr�fica nos envi� de nuevo a Inglaterra para hacer otras 10 canciones para un nuevo �lbum. Fue sorprendente que la prohibieran tanto en el Vaticano como en la BBC. No nos arrepentimos, todo lo contrario. Quiero que esa canci�n suene cuando me muera.
- Hablando de Serge, �sobrevuela su figura tambi�n en este trabajo?
- Serge est� siempre ah�. Cualquiera que lo haya escuchado sabr� que �l transform� el idioma franc�s en la m�sica, lo que significa que cualquiera que viniera despu�s estaba influenciado por �l; como as� ha sido para los m�sicos con los que he trabajado en este �lbum. Serge lo cambi� todo. Es por eso que me encanta cantar Ballade deMelody Nelson, porque veo al p�blico feliz y siento que le rendimos tributo, y esa es siempre mi parte favorita del show.
- Ahora el p�blico que le espera es el de Espa�a �Tiene ganas de actuar aqu�?
- S�. No he visitado mucho el pa�s, pero cada vez que voy es un placer. Y esta vez, sobre todo, tengo muchas ganas de ver a Geraldine Chaplin, porque probablemente sea una de las artistas m�s espectaculares del mundo. Es extraordinaria. Ver a Geraldine, incluso desde lejos, es algo que me llena el coraz�n.
- Tambi�n le llena el coraz�n escribir diarios �Qu� le gusta de ellos y qu� no? Una vez dijo: 'Cuando leo mis diarios, me encuentro extremadamente cansada.'
- Si los leyeras te dar�as cuenta de lo aburrida que soy. Solo me parecen interesantes por el tiempo que describen. Y porque en los diarios no inventas cosas.
- Los diarios no mienten.
- Las personas te preguntan lo mismo sobre las mismas historias y al final no sabes si eran ciertas o no porque las he estado contando durante mucho tiempo. Los diarios son m�s verdaderos. Me gusta leer los diarios de la gente, est�n llenos de detalles. Incluso los de la reina de Inglaterra.
- Sabemos los comienzos de Isabel II pero, �c�mo narrar�a el comienzo de su propia historia?
- Creo que todo empez� con Je t'aime con non plus. Hasta entonces la gente dec�a que ten�a 'una cara preciosa', lo que me llev� a conocer a Serge y salir en una de sus portadas. �l quer�a que le acompa�ara a todos los conciertos, a todos los programas de televisi�n. Quer�a que yo fuera una estrella hasta que me convirti� en una. Como la Se�orita Higgins en My First Lady (1965). Todo fue gracias a �l. Nadie me hab�a reconocido como una artista antes. Una vez hice un musical entero y nadie se dio cuenta de que era mi propia voz. Solo Serge.
Jane Birkin, a sus 75 a�os, sigue cant�ndole a la vida -y a �l, el nombre que m�s repite- y escribiendo verdades en su diario. Cuando Gainsbourg muri� en 1991 la artista pas� tres d�as junto a su cuerpo, sin querer dejarlo ir. Cuando estaban a punto de enterrar al m�sico, Birkin coloc� a Munkey en el ata�d y con �l se fueron sus confesiones; parte de un diario de una vida que todav�a hoy sigue escribiendo a trav�s de canciones.
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