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Szymon Marciniak tuvo que soportar un enfado notable de su padre cuando ten�a 15 a�os. Fue el d�a que le dijo que dejaba la bici y que su deporte era el f�tbol. En su casa estaban seguros que iba para estrella del ciclismo. Con 12 a�os cubr�a etapas de m�s de 100 kil�metros con sol o con carreteras casi heladas. El �rbitro que dirigir� el Real Madrid-Bayern recuerda a su madre coloc�ndole peri�dicos en el pecho, protegiendo su pies y despu�s ya listo para pedalear encima de la burra.
Su padre estaba convencido de que en casa ten�a a una estrella. Pero Szymon se hart� de que le dijeran que "si te pones a llorar no hay pa�uelos. Bajas, coges la hoja de un �rbol y te secas". Le dio igual la bronca de su padre. Y eso que era bueno, ganaba carreras, convenc�a a los entrenadores y con el tiempo fue quit�ndose la aversi�n que cuando era m�s peque�o lleg� a tener por la bici.
Le�ero y protest�n
Quer�a jugar al f�tbol y empez� a hacerlo en el Wisla Plock. No es que fuera un jugador de clase en un equipo para el que ganar se convirti� en algo habitual. M�s bien todo lo contrario, de los que pegaban sin problemas. Y con los �rbitros era insoportable hasta el punto de que todos sus compa�eros alucinaron cuando decidi� ser �rbitro. Con 21 a�os hizo el curso de �rbitro y entendi� que cuando jugaba protestaba desde la ignorancia de las reglas.
Ahora, Szymon procura que su mujer y sus padres sufran lo menos posible cuando van al estadio y �l es objetivo de ataques de furia similares a los que �l emprend�a contra los �rbitros cuando no miraba m�s all� de su equipo.
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