Casa Real

MONARQU�A

Nueva titular de la dinast�a

Margarita de Ruman�a, una reina con un agitado pasado sentimental

Margarita ha sido proclamada reina tras la muerte de su padre

La sucesora de Miguel I tuvo como gran amor de juventud a Gordon Brown. Son� como mujer de Carlos de Inglaterra y se cas� con un actor

Muere Miguel I, rey de Ruman�a, a los 96 a�os

"El rey ha muerto. �viva la reina!". Tal como ha sucedido en monarqu�as de todo el mundo desde hace ya miles de a�os, la triste noticia del fallecimiento esta semana de Miguel I de Ruman�a, a los 96 a�os de edad, ha venido acompa�ada de forma simult�nea de la proclamaci�n de su sucesora. Su hija mayor, Margarita, se ha convertido en la nueva reina del pa�s de los C�rpatos, tal como contemplaban las disposiciones regulatorias de la Familia Real rumana aprobadas recientemente.

Aunque el hecho de que Margarita vaya a utilizar el t�tulo de reina podr�a originar el �ltimo de los esc�ndalos de la dinast�a porque, no lo olvidemos, Ruman�a es una rep�blica, y aunque la familia real goza de reconocimiento oficial y tiene un estatus p�blico cada vez m�s importante, algunos historiadores se han apresurado a aclarar que lo m�s conveniente ser�a que Margarita siga siendo tratada como princesa.

Estamos, en todo caso, ante la nueva jefa de la Casa Real y candidata a ocupar el trono de Bucarest, si los ciudadanos decidieran restaurar la monarqu�a en un refer�ndum. Un destino que la hija de Miguel de Hohenzollern-Sigmaringen no pudo imaginar hasta fechas recientes.

Margarita naci� en 1949 en Lausana (Suiza), donde hab�an fijado su residencia sus padres, el destronado Miguel I y la reina Ana de Borb�n-Parma, quienes habr�an de vivir medio siglo de largo exilio. A pesar de ser la primog�nita, en aquel momento no estaba destinada a convertirse en heredera, porque la ley semis�lica que ha regido en la dinast�a Hohenzollern durante casi siglo y medio imped�a que las mujeres aspiraran a ocupar el trono.

Infancia sin ataduras

Por ello, la princesa fue educada con mucha m�s libertad de la que correspond�a a su rango. Los mejores a�os de su infancia los pas� en Florencia, al cuidado de su abuela paterna, la reina Helena de Grecia. Entre los nueve y los 13 a�os, sus padres la enviaron a un internado en Inglaterra. Fue la �poca en la que pas� temporadas estivales en Balmoral, junto a la reina de Inglaterra y el duque de Edimburgo -su padrino de bautismo-, jugando a indios y vaqueros con el pr�ncipe Carlos.

Al cumplir los 18 a�os, decidi� estudiar Sociolog�a en la Universidad de Edimburgo. All� conoci� al primer gran amor de su vida: Gordon Brown, quien con el tiempo se convertir�a en primer ministro laborista del Reino Unido.

Aunque los reyes rumanos no hab�an engendrado ning�n hijo var�n -tuvieron cinco hijas-, en aquellos a�os 70 Margarita segu�a sin ser considerada para asumir jam�s la jefatura de la dinast�a. El taciturno Miguel I estaba ya seriamente preocupado por el relevo sucesorio; pero a�n era joven y bastante ten�a con soportar el destierro sin otear la ca�da de la dictadura de Ceaucescu.

Margarita y Brown vivieron una apasionada historia de amor, un aut�ntico noviazgo que sus amigos m�s cercanos estaban convencidos de que acabar�a en boda. En la biograf�a sobre el pol�tico publicada en 2004 por Tom Bower rememora el romance y detalla episodios tan picantes como el d�a en que la madre de �l, una se�ora al parecer tan estricta como anticuada, se top� en una inconveniente visita a la casa de su hijo con las bragas, el sujetador y otras prendas de la princesa tiradas por el suelo. Brown sali� del paso diciendo que deb�a de haberlas cogido por error en la lavander�a.

A�os despu�s, Margarita reconocer�a que hab�a estado profundamente enamorada de Brown, pero que se acab� cansando de que estuviera tan preocupado por la pol�tica que no le dedicaba a ella casi atenci�n. As� que termin� por dejarle.

A finales de los a�os 70, el nombre de Margarita son� con fuerza como candidata a casarse con el pr�ncipe Carlos de Inglaterra. Revistas como �Hola! llegaron a darlo por hecho. El primog�nito de Isabel II segu�a sin dar el s� quiero a ninguna de las mujeres con las que se le hab�a relacionado -ya estaba loco por Camilla Parker, la novia imposible-. Y Margarita era de sangre azul y compart�a aficiones con Carlos. Claro que no exist�a deseo mutuo alguno; hab�an crecido como hermanos.

La princesa conoci� a su actual marido, el actor Radu Duda, en 1994, durante una visita a un orfanato en Bucarest en el que �l dirig�a un proyecto de terapia art�stica, cuatro a�os despu�s de que Miguel I pisara su patria por primera vez tras la ca�da del comunismo.

A alguien tan conservador como el rey no le pareci� bien que su primog�nita se emparejara con un actor. Adem�s, varios consejeros y reconocidos mon�rquicos rumanos se desplazaron hasta la residencia suiza del monarca para mostrar su disconformidad ante un eventual enlace con Radu Duda, sobre quien ya pesaba la leyenda negra de que hab�a colaborado con la Securitate.

Pero Margarita segu�a sin ser heredera a nada. Y su fuerte car�cter se impuso. El enlace se anunci� en 1995. Un a�o despu�s se casaron en Suiza, en una ceremonia que reuni� a muchos miembros de la realeza europea, entre ellos la Reina Sof�a.

Todo dio un giro en 1997. Las nuevas autoridades democr�ticas rumanas restituyeron el t�tulo de rey a Miguel I y devolvieron a la familia real muchas de sus propiedades, invit�ndoles a instalarse en el pa�s, donde comenzaron a tener un papel ceremonial cada vez m�s destacado. El ya anciano monarca se vio entonces obligado a tomar decisiones trascendentales, como la de nombrar a Margarita su sucesora, si bien a la vez nombr� sucesor de �sta a su sobrino, el pr�ncipe Nicol�s, la esperanza blanca mon�rquica.

Un marido intrigante

La fama de intrigante de Radu Duda no dej� de crecer, al mismo ritmo que su ambici�n. Muchos sectores mon�rquicos cuestionaron sus maniobras para controlar la secretar�a del rey. Adem�s, cometi� un patinazo imperdonable en 2009. Henchido por la creciente popularidad de la Corona, anunci� su candidatura a la Presidencia rumana. El �ntegro Miguel I encoleriz�. Su ambicioso yerno lo pon�a todo en riesgo al mezclar a la familia real con la pol�tica. Duda tuvo que dar marcha atr�s. Pero ya se hab�a retratado.

El episodio que lo ha puesto todo patas arriba en la dinast�a se produjo en 2015. Miguel I despoj� a su nieto Nicol�s del t�tulo de pr�ncipe y de sus derechos sucesorios. Una dolorosa decisi�n tomada tras saberse que hab�a dejado embarazada a una colaboradora. El joven sigue sin aceptarlo y culpa a sus t�os Margarita y Radu de su ca�da en desgracia y de haber tenido secuestrado a su abuelo en estos meses de enfermedad.

Hoy el �nico consuelo que le queda a Nicol�s es saber que, pese a que su t�a es ya la nueva reina, Radu Duda no ser� considerado rey. Tendr� que conformarse con ser tratado como pr�ncipe consorte.