Enigma de la Primera Guerra Mundial

El misterioso hundimiento del "Lusitania" durante la Primera Guerra Mundial

El Lusitania a su llegada al puerto de Nueva York durante su viaje inaugural en 1907

Foto: PD

El 7 de mayo de 1915 naufragaba en la costa irlandesa del famoso transatlántico Lusitania, joya de la compañía británica Cunard Line. A día de hoy aún perdura la polémica sobre las extrañas circunstancias que rodearon el hundimiento del barco a causa de un torpedo lanzado por un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial. ¿Fue un acto de guerra de dudosa ética o fue la excusa perfecta para que los Estados Unidos entraran en la contienda?

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El 1 de mayo de 1915, negros nubarrones cubríanla ciudad de Nueva York. A pesar de la climatología adversa, el Lusitania, el hermano gemelo de otro de los grandes transatlánticos de la época, el Mauritania, zarpó con destino a la ciudad británica de Liverpool.

Los pasajeros de primera de aquel buque de lujo admiraban los ascensores, la escalinata, las columnas corintias, la cúpula de nueve metros de altura y los muebles estilo Luis XIV del comedor principal, decorado con madera de caoba y elementos dorados. No sabían que seis días más tarde, el 7 de mayo de 1915, un torpedo alemán pondría fin a sus vidas.

Salón y sala de música del Lusitania

Salón y sala de música del Lusitania

Los pasajeros de primera de aquel buque de lujo no sabían que seis días más tarde, el 7 de mayo de 1915, un torpedo alemán pondría fin a sus vidas.

En 1915, los submarinos alemanes desplegados en el Atlántico intentaban poner coto al tráfico comercial en dirección a Gran Bretaña. En su afán por combatirlos, el por aquel entonces Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill, ordenó camuflar buques de guerra como si fueran barcos mercantes, lo que provocó que los submarinos alemanes, tras torpedearlos, abandonaran a la tripulación a su suerte una vez alcanzado su objetivo.

Unos días antes de que el Lusitania se hiciera a la mar, la embajada alemana había publicado en varios periódicos norteamericanos el siguiente anuncio: "Se recuerda a los viajeros que tengan la intención de cruzar el Atlántico que existe el estado de guerra entre Alemania y sus aliados y Gran Bretaña y sus aliados; que la zona de guerra incluye las aguas adyacentes a las islas británicas y que, según advertencias formales del Gobierno Imperial Alemán, los barcos que lleven la bandera de Gran Bretaña, o de cualquiera de sus aliados, son susceptibles de ser destruidos en estas aguas y que los pasajeros que viajen a la zona de guerra en barcos de Gran Bretaña o de sus aliados lo hacen por su cuenta y riesgo".

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¡Barco a la vista!

William Turner, capitán del Lusitania, tras ser informado por el Almirantazgo, había redoblado la vigilancia, pero cuando llegó a las costas de Irlanda no encontró ningún buque de la Royal Navy para escoltarlos, como era costumbre, hasta el puerto. A pesar de ello tomó la decisión de proseguir la ruta para llegar a Liverpool cuanto antes. Pero justo en aquel momento la niebla le jugó una mala pasada y tuvo que aflojar la velocidad hasta los quince nudos.

Eran las 14.00 horas del 7 de mayo de 1915. El submarino U-20 de la marina alemana al mando del capitán Walther C. regresaba a su base tras haber consumido casi todo el combustible. Tan sólo le quedaba un torpedo en los tubos de lanzamiento tras haber hundido ya tres buques. Observando la superficie a través del periscopio, el marinero Walther Schwieger divisó un enorme barco que navegaba por estribor.

En el cuaderno de bitácora se anotó lo siguiente: "Un cuatro chimeneas y dos mástiles. Parece ser un buque de pasajeros de grandes dimensiones". La decisión de atacar el navío se retrasó diez minutos, el tiempo justo para que el cielo se abriera ante ellos, y aprovechando la lenta velocidad del transatlántico, el U-20 se colocó frente al objetivo a una distancia de unos 700 metros. Entonces, el capitán ordenó disparar el único torpedo que le quedaba.

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¡Impacto en el Lusitania!

El informe oficial dejó anotado lo siguiente: "Impacto detrás del puente. La nave se detiene y escora rápidamente. Al mismo tiempo se hunde a proa". Tras el impacto, el Lusitania sólo pudo arriar seis de sus cuarenta y ocho botes salvavidas. Dieciocho minutos más tarde, el enorme transatlántico se hundía para siempre en el fondo del mar con sus 1.192 ocupantes, entre los que se contaban 94 niños y 35 bebés, que murieron en el mayor desastre marítimo ocurrido en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.

Ilustración sobre el hundimiento del Lusitania.

Ilustración sobre el hundimiento del Lusitania.

Tras el impacto, el Lusitania sólo pudo arriar seis de sus 48 botes salvavidas. Dieciocho minutos más tarde, el enorme transatlántico se hundía para siempre.

La magnitud de la tragedia conmocionó enormemente al Reino Unido y a los Estados Unidos, de donde procedía la mayoría de los pasajeros fallecidos. Aquella fue la primera ocasión en la que se habló de "crimen de guerra".

Pero el paso del tiempo sugiere un cambio de paradigma. El mar del Norte, donde se produjo el hundimiento, había sido declarado zona de guerra por los propios británicos, que eran partidarios de mandar al fondo del mar cualquier embarcación con pabellón alemán, aunque ésta sólo transportara alimentos.

Londres despreciaba a los submarinos por considerarlos un arma "huidiza, tramposa y asquerosamente no inglesa".

Esta estrategia se apoyaba en el poderío naval británico que imponía su superioridad en los mares. Sin embargo, el Almirantazgo no tuvo en cuenta la irrupción de los submarinos U-Boot, a los que Londres despreciaba por considerarlos un arma "huidiza, tramposa y asquerosamente no inglesa". Sin embargo estas "armas huidizas" resultaron ser terriblemente efectivas y letales.

Un arsenal en alta mar

Por su parte, Alemania se defendió de las acusaciones argumentando que el Lusitania era realmente un barco militar, aunque iba camuflado como un barco de pasajeros. Su misión era la de romper el bloqueo de las Islas británicas y por ello, en sus bodegas, viajaban cuatro millones de proyectiles fabricados en Estados Unidos repartidos en 5.400 cajas, además de cobre y latón para uso militar. El paso de los años ha demostrado que era cierto. Según se pudo comprobar por los manifiestos de carga reales, que fueron sustituidos por otros que sólo informaban del embarque de comida y pasaje, entre las provisiones que se subieron al barco en Nueva York figuraba el denunciado material de guerra.

Investigación 

Años más tarde, todos estos datos fueron ratificados por una expedición submarina que en verano de 2011 accedió a los restos del Lusitania que descansan en el fondo del mar. La investigación confirmó que los alemanes no mentían y que las bodegas del gran transatlántico estaban repletas de munición cuya presencia explicaría las diversas explosiones que se sucedieron a causa del impacto del torpedo alemán y que acabaron hundiendo al Lusitania pese a que fue alcanzado por un solo impacto. Este descubrimiento también daría respuesta a la siguiente pregunta: ¿Por qué se hundió tan rápido un barco de su tamaño, construido con compartimentos estancos?

Se acusó a Churchill de saber que la probabilidad de un ataque contra el transatlántico era elevada y más aún cuando en una reunión mantenida en la sala de mapas del Almirantazgo, el 1 de mayo, se le advirtió de que espías británicos desplegados en Alemania habían informado de la salida del U-20 del capitán Walther y de que éste podía cruzarse en la ruta del Lusitania. A pesar de las advertencias, Churchill ordenó que el Juno, el crucero que debía escoltar al Lusitania una vez hubiera entrado en el mar del Norte, abandonase la zona y se dirigiera a puerto.

A pesar de las advertencias, Churchill ordenó que el Juno, el crucero que debía escoltar al Lusitania una vez hubiera entrado en el mar del Norte, abandonase la zona.

El hundimiento del Lusitania deja varias preguntas en el aire: ¿Fue el gran transatlántico una víctima sacrificada ex profeso para que los Estados Unidos pudieran justificar su participación en la Primera Guerra Mundial? ¿Fueron las 1.200 personas que murieron en el ataque "daños colaterales" perfectamente asumibles? Y aunque los Estados Unidos no participaron en la contienda hasta dos años más tarde, con la declaración del presidente Woodrow Wilson, muchos historiadores han considerado que el ataque al Lusitania fue un acontecimiento determinante para que Washington decidiera participar en el conflicto.