Archigram: sicodélia arquitectónica

Archigram se encuentra entre los grupos arquitectónicos más seminales, iconoclastas e influyentes de la era moderna. Ellos crearon algunas de las imágenes y los proyectos más emblemáticos del siglo XX, repensaron la relación de la tecnología, la sociedad y la arquitectura; pronosticaron e imaginaron la revolución de la información varias décadas antes de que llegara a pasar; y reinventaron todo un modo de enseñanza de la arquitectura produciendo una grieta en el pensamiento arquitectónico con un impacto verdaderamente global.

Pero… ¿Quiénes eran estos tipos? ¿Cómo surge todo esto?

La semilla

El nombre Archigram (Architecture + Telegrama) fue inventado para describir una revista hecha en casa por los jóvenes arquitectos Peter Cook, David Greene y Mike Webb en 1961. Esta revista de formato libre fue diseñada para explorar nuevos proyectos e ideas que fueron derribando los estrictos dictados modernistas de los años 1960.

En el primer panfleto, las obras de Cook, Greene y Webb ofrecían visiones seductoras de una glamurosa era futura de las máquinas, mientras dejaban de lado los temas sociales y ambientales. Ya para el segundo número de la revista Archigram, publicado en 1962, invitaron a colaborar en ella a Ron Herron, Dennis Crompton y Warren Chalk, mejorando así su crecimiento y la difusión de su tirada.

Tal fue el éxito de la colaboración, que los seis arquitectos empezaron a trabajar juntos en proyectos específicos, como la exposición “Living City” en el Instituto de Arte Contemporáneo en 1963. Así, el nombre de Archigram pasó a ser asociado al grupo en lugar de a la revista, a la vez que surgía un nuevo movimiento fuertemente influenciado por el Metabolismo.

Empezaron a promover la creación de ciudades móviles y de casas que se usaban como vestimenta. Todas estas ideas fueron expresadas a través de sus diseños que incluyen elementos pop y sicodélicos, incluyendo referencias a tecnologías espaciales rescatadas del programa espacial Apolo de los EEUU y conceptos hippies recién salidos a la luz pública.

Tanta novedad, coloca a Archigram en la punta del movimiento avant-garde en la arquitectura y les impone como una de las principales fuentes agitadoras de la arquitectura moderna, tratando de llevar a cabo proyectos totalmente llamativos, imaginarios y futuristas; inspirándose en la tecnología con el fin de crear una nueva realidad.

A pesar de que sus proyectos sobrepasaban los límites de las posibilidades y nunca fueron construidos, los fundadores del movimiento fueron vistos como un punto focal para la nueva arquitectura al redefinir su propósito: arquitectura sin arquitectura, que fuese capaz de entregar el equipamiento necesario para lograr un hábitat amplificado.

Plug-in City

Plug-in City es un proyecto que surge entre 1962 y 1964 como resultado de una serie de reflexiones que se centran en aspectos como la cultura del consumo desde el punto de vista de la obsolescencia y la sustitución, la aplicación de nuevas tecnologías a las nuevas estructuras urbanas y la variedad y flexibilidad de las partes en el conjunto.

La Plug-in City se forma a partir de una gran megaestructura en red que contiene los accesos y servicios principales. En esta estructura se sitúan de forma temporal las diferentes unidades destinadas a cubrir las necesidades de la población y que se proyectan bajo los principios de flexibilidad y sustitución, de manera que cada una está pensada para una determinada durabilidad. Existe un sistema de grúas sobre raíles en la cúspide que manipulan los diferentes elementos en caso de ser necesario su reemplazo y abastecen la ciudad en toda su altura.

El sistema es de carácter jerárquico, de manera que los elementos de mayor duración, como las pesadas infraestructuras principales de abastecimiento y comunicación, se encuentran en la base de la estructura, y las de menor duración, como las vías rápidas de comunicación o los módulos de vivienda, tienden a situarse a mayor altura o en la periferia, ubicadas en la estructura en forma de A para obtener iluminación y facilitar el acceso. Por otro lado, para las áreas colectivas de mayor actividad se dejan las zonas centrales.

Esta manera de concebir la ciudad desprende una clara tendencia a la estandarización de los diferentes elementos y está pensada para adaptarse a cualquier terreno e incluso a ciudades ya existentes, como ya trabajaron al superponer la Plug-in City a la ciudad de Londres.

Walking City

Imagina un futuro en el que las fronteras y los límites son abandonados en favor de un estilo de vida nómada entre grupos de personas en todo el mundo. Pues eso es lo que el arquitecto Ron Herron pensó en 1964.

Propuso construir enormes estructuras robóticas móviles con inteligencia propia, que pudiesen deambular libremente por el mundo y moverse a donde se necesitaran sus recursos o capacidades de fabricación. Y, como no podrían ser menos, las edificaciones y estructuras individuales también eran móviles en el caso que su dueño quisiera o necesitase.

Con esta idea, varias ciudades podrían interconectarse entre sí para formar “metrópolis caminantes” cuando fuera necesario para después dispersarse. ¿Te lo imaginas?

Instant City

The Instant City (1969) fue un proyecto propuesto por Jhoana Mayer ya en el año 1950. Se trataba de una serie de infraestructuras itinerantes que aportasen las posibilidades culturales de las grandes ciudades en áreas periféricas, apoyándose en los avances tecnológicos.

El gran desarrollo de las ciudades genera en pueblos o núcleos más pequeños una doble reacción: la protección de sus tradiciones culturales y el sentimiento de inferioridad ante los habitantes de la ciudad. La ciudad instantánea buscaba establecer contactos con los recursos culturales de cada área desarrollando múltiples eventos, aportando temporalmente un foco cultural en estas áreas periféricas y fomentando el desarrollo de iniciativas estables en cada una de sus ubicaciones. Generaba así una amplia red cultural mediante globos que se emplazaban en un área específica de la ciudad existente.

Jhoana Mayer pretendía fomentar la cooperación y la creatividad de los usuarios, también obligándoles a desperezarse mentalmente, por ello, esta idea de arquitectura nómada, viaja e invade el territorio donde se asienta de repente, valiéndose de macro-estructuras capaces de soportar el equipamiento y generar el ambiente necesario en la comunidad de destino.

Es un modo de hacer “ciudad” más libre y personalizado, donde la movilidad, el consumo, la autonomía técnica y el poder del usuario, son las características esenciales a partir de la aceptación de la moderna producción de objetos de consumo. Además, su inclusión en áreas periféricas o en pequeñas ciudades, crea una red de información, educación y ocio que las metropoliza y las acerca al conocimiento mediado por este lenguaje del acontecimiento.

En definitiva, una arquitectura cuyos cimientos no existen, hecha de artefactos para usar y tirar y que se alimenta de la inmediatez y del espectáculo; casi una metáfora de nuestro panorama actual.

Para terminar, se puede decir que Archigram rediseñó el alcance del pensamiento, la enseñanza experimental, y la práctica arquitectónica en todo el mundo, derrumbando ideas establecidas y poniendo en duda la idea de lo que la arquitectura es en realidad.

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