¿Qué es el eurocentrismo? - El Orden Mundial - EOM
EOM explica Geopolítica Europa

¿Qué es el eurocentrismo?

El eurocentrismo considera que los europeos son superiores al resto del mundo. Fue posible por fenómenos como las revoluciones industriales y la expansión de los imperios a otros continentes, y sigue determinando en gran medida cómo se entiende el mundo
¿Qué es el eurocentrismo?
Fuente: Hippopx

El eurocentrismo es la visión de Europa como centro del mundo, por la que sus valores culturales, políticos y sociales se establecen como modelo universal. Es un tipo de etnocentrismo, ya que considera que los europeos son superiores al resto del mundo y por ello pueden imponer su visión a otras sociedades. Por lo tanto, comprende que Europa y su cultura han sido el motor de la civilización e iguala la historia europea con la universal. Así, el resto de sociedades solo se dan a conocer a través de la mirada occidental.

Esta cosmovisión se creó debido a fenómenos como el expansionismo europeo, las revoluciones industriales y el imperialismo, por los que las naciones europeas consiguieron dominar gran parte del planeta. Este poder geopolítico les confirió la habilidad de ser quienes narraban la historia y argumentos para justificar esa superioridad. El eurocentrismo sigue determinando cómo se entiende el mundo, aunque hay corrientes que luchan por desmontarlo, como el poscolonialismo.

El ascenso de Europa al centro

Los imperios más poderosos de la Antigüedad y la Edad Media se concentraron en Oriente Próximo, como el persa y el otomano, y en Asia, donde China se erigió como centro político, tecnológico y cultural durante siglos. Aunque imperios como el de Alejandro Magno o el romano compitieron en extensión e influencia, no fue hasta la expansión marítima de Europa, el descubrimiento a América y la profundización en África y Asia cuando los pueblos europeos superaron a los orientales.

Así, la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 abrió a Europa un nuevo continente a explotar. Los recursos y el comercio triangular de esclavos entre América, Europa y África permitieron a los europeos desarrollar sus sociedades y propiciaron avances tecnológicos que, a su vez, les dieron una ventaja estratégica. De este modo, las revoluciones industriales de siglos posteriores permitieron una nueva fase del imperialismo europeo desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, en la que estos imperios llegaron a controlar un cuarto de la superficie de la Tierra.

El reparto de África y la colonización terminaron de asentar la idea de que Europa era racial y moralmente superior. Los europeos se colocaron como el centro civilizado del mundo, que aportaba productos avanzados, tecnología y conocimiento, frente a una periferia de territorios atrasados y exóticos, que daban materias primas y recursos. El auge de Estados Unidos, con una población de origen europeo, amplió ese centro desarrollado, que pasó a identificarse con el concepto de Occidente. Desde entonces, más que de eurocentrismo puede hablarse de occidentalismo.

Impacto y ¿fin? del eurocentrismo

El eurocentrismo, a su vez, ha impactado en el estudio y representación del mundo ya que es una forma de entenderlo. Eso se evidencia en las ciencias sociales. De este modo, la historia del mundo se ha entendido como la historia de los pueblos europeos, ignorando o minusvalorando a los americanos, africanos o asiáticos, que se incluyen por el contacto con los europeos. De ahí se deriva que los valores y modelos políticos y económicos europeos, como la democracia, los derechos humanos o el progreso, se vean como universales. El sistema de Occidente se presenta como el ideal a imitar.

Otro efecto del eurocentrismo está en la percepción desde Occidente de las sociedades no europeas. Los pueblos colonizados primero de América y después de África se veían como incivilizados y amorales, a los que había que educar y guiar, mientras que los de Oriente eran exóticos y primitivos. Ese “orientalismo” estereotipa los rasgos de estas sociedades para ahondar en su supuesta inferioridad. El resultado es que los occidentales siguen tratando a estos pueblos con miedo o paternalismo, como evidencian los proyectos de ayuda humanitaria o el recrudecimiento del control migratorio. 

En los años setenta y ochenta, con el auge de las teorías críticas de las ciencias sociales, cogieron fuerza los estudios postcoloniales. Estos buscan desmontar la narrativa eurocéntrica para abordar la historia y las relaciones internacionales desde un punto de vista menos sesgado y más inclusivo. Por otro lado, el auge de China está trasladando el foco geopolítico al Pacífico y cuestionando el orden occidental, por lo que la visión eurocéntrica del mundo puede dejar de ser la predominante.

Alba Leiva

Madrid, 1997. Redactora en El Orden Mundial. Graduada en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense y Máster en Geopolítica y Estudios Estratégicos por la Universidad Carlos III. Me interesa la política internacional, la geopolítica de los recursos, las nuevas tecnologías y la cultura.