Entrevista a Bastian Schweinsteiger sobre la final en casa
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Schweinsteiger: "Desatamos una poder sin precedentes"

Ilustraciones: Florian Bayer

El jueves se cumple el décimo aniversario del día de la "final en casa". Bastian Schweinsteiger recuerda la final contra el Chelsea en el Allianz Arena en una entrevista con la revista para socios "51": fue su derrota más amarga, pero también el comienzo de una historia de éxito que vivió su primer gran momento justo un año después con el triunfo en la Liga de Campeones en Wembley.

Entrevista a Bastian Schweinsteiger

Bastian, ¿qué opinas hoy sobre la 'final en casa'?
Schweinsteiger: "No me preguntes cómo perdimos ese partido. Todavía es un misterio para mí".

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Probablemente sea lo mismo para todos los que lo experimentaron en su momento. Toda la ciudad quedó conmocionada después. ¿Cómo se sintió la mañana siguiente?
"Por la mañana temprano fui a la ciudad y me compré un zumo de naranja y un bretzel. Luego fui a dar un paseo por el Isar, algo que me gustaba hacer a menudo. Pero esa mañana estaba casi solo, había un silencio absoluto en la ciudad. En el puente de Reichenbach me senté en una piedra y metí los pies en el agua. Me dolían las piernas porque recibí un golpe en el partido. Refrescarme me hizo bien. La derrota fue difícil de aceptar, dolió mucho. Pensé en cómo podría haber sucedido. A día de hoy, sólo se me ocurre una razón: cuatro años antes, el Chelsea había perdido la final de la Liga de Campeones en la tanda de penaltis, así que quizá el dios del fútbol quiso que esa vez la suerte estuviera de su lado".

Una vez dijiste que te sentiste muy conmovido por las reacciones de los aficionados tras la final. ¿Qué viviste?
"Como vivía en el centro de la ciudad, tenía contacto con la gente. También hablaron de la final. Me di cuenta de lo decepcionada que estaba toda la ciudad, pero también de lo entusiasmados que estaban con nuestro partido. Incluso los vendedores de Viktualienmarkt trataron de animarme en los días posteriores. 'Jugaste muy bien', decían, y: 'ganarás el año que viene'".

¿Hubo también una pizca de alivio al ver que nadie te culpó personalmente? Te encontraste con el poste en la tanda de penaltis...
"No hubo recriminaciones, ni siquiera entre nosotros en el equipo. Yo era el que más me culpaba. No creo que mi penalti fuera malo en absoluto. Pero Petr Čech, en la portería, reaccionó muy bien y dirigió el balón con la punta de los dedos al interior del poste. Tengo que aceptarlo, por muy amargo que sea. En una final tan grande, en tu propio estadio, justo delante del fondo sur... Todavía hoy puedo ver las caras de los aficionados".

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Las estadísticas después de 120 minutos lo dicen todo: 35:12 disparos, 20:1 córners, 61% de posesión para vosotos. Incluso en la tanda de penaltis íbais ganando 3-1...
"La ventaja de jugar en casa ya era una factor para nosotros, se veía en el partido. Fue un trabajo duro para el Chelsea. Años después, hablé con Frank Lampard y Juan Mata sobre el partido. Me dijeron que en ese momento no entendían por qué la orejona estaba en su hotel. Para mí y para la mayoría de mis compañeros, fue la mayor derrota de nuestras carreras. Sentíamos que ya teníamos nueve dedos sobre la copa, tal vez más, y entonces se nos escapa de las manos en el último momento".

Karl-Heinz Rummenigge dijo en el banquete posterior que la derrota fue peor que la de Barcelona en 1999. ¿Cuánto tiempo se necesita para procesar eso?
"De vacaciones, después de la Eurocopa, apenas podía esperar a que empezara de nuevo. Quería ganarlo todo con este equipo, que se reforzó un poco más. Se podía sentir una increíble motivación en cada uno de nosotros. Entrenamos al más alto nivel y desatamos una fuerza y un poder sin precedentes. Recuerdo haber hablado con Franck y Arjen antes de la victoria por 4-0 en la semifinal contra el Barcelona, y nos volvimos a empujar. Éramos un grupo de conspiradores".

Jupp Heynckes nos contó que tuvistéis muchas conversaciones. ¿Qué importancia tuvo para ti en esa fase?
"Muy importante, pero no fui el único. Él ya había conseguido mucho como jugador y entrenador; realmente se escucha a alguien así. Pero lo que me fascinó fue cómo se desarrolló como entrenador de nuevo después de 2012. Consiguió que todos los jugadores, incluidos los del banquillo, que el equipo le apoyara y la afición le respaldara. Se podía sentir que lo estaba disfrutando enormemente. También me dijo una vez que para él fue la mejor época de su carrera. Le encantaba trabajar con nosotros; para nosotros era lo mismo pero al revés. Era como una figura paterna para nosotros".

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Y fuisteis imparables en el campo. En 2013, ganásteis el triplete sin precedentes.
"Hicimos una liga propia. Simplemente fuimos los mejores. Y lo que más me gusta es que lo hicimos con el ADN del Bayern, con muchos jugadores de nuestra propia cantera. Pero también cuento con alguien como Claudio Pizarro entre ellos, que siempre ha vivido el Bayern".

¿Habría sido posible 2013 y el título de la Copa del Mundo de 2014 sin 2012?
"Uf, es difícil de decir. Pero personalmente creo que la base de 2013 y 2014 fue la derrota de 2012. Después, tuvimos uno o dos porcentajes más, que nos faltó contra el Chelsea. Y el éxito de 2013 nos dio mucha fuerza para el Mundial de 2014. En mi carrera siempre se dio el caso de que nunca me regalaron nada. Siempre tuve que hacer algo por ello. Stephan Beckenbauer, mi entrenador del sub-17 en el Bayern, me dijo una vez: 'Seguro que es más fácil tomar el camino fácil, pero a veces es mejor elegir el camino pedregoso'. Siempre he tenido esa frase en la cabeza. Estoy orgulloso de haber tomado ese camino con el Bayern. Nos desarrollamos juntos hasta que pudimos decir antes de la temporada: Nuestro objetivo es ganar la Liga de Campeones. En cuatro años llegamos tres veces a la final. Se creó algo y estoy feliz de haber formado parte de ello".

Jamal Musiala llevó el trofeo de campeón de liga al museo del FC Bayern: