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Victor Wooten en diálogo con la Psicopedagogía y el Psicoanálisis. Algunas puntuaciones sobre aprendizaje, infancias y música

18/02/2023- Por Gabriel Pavelka - Realizar Consulta

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El presente escrito se enmarca en el Proyecto de Investigación “Adolescencias en los bordes de la actualidad. Psicoanálisis, institución y pandemia” (CURZA-UNCo) Dirigido por la Lic. y Prof. Marina La Vecchia y co dirigido por quien escribe. Nos proponemos seguir el recorrido que propone el gran músico Victor Wooten en su charla TED titulada “La música como un lenguaje” sugiriendo puntos de encuentro e interrogantes desde la perspectiva del psicoanálisis y la psicopedagogía para abrir a la reflexión sobre cómo pensar el aprendizaje y a la música como operaciones potencialmente subjetivantes.

 

 

    

 

            Foto extraída de https://ar.pinterest.com/pin/7388786872968835/

 

 

“Escuchar es una herramienta musical que podemos usar para la vida, para trabajar juntos”

                                                       Victor Wooten

 

 

  El artista inicia su charla diciendo “es verdad que yo nací en una banda” refiriendo a que sus 4 hermanos mayores ya tocaban música en un grupo y “necesitaban un bajista para armar la banda familiar”.

 

  Esta afirmación inicial nos muestra lo que desde la perspectiva del psicoanálisis podemos pensar como la posibilidad de que un sujeto sea alojado. Para lo cual se torna indispensable un lugar de vacancia y una posición deseante. Como comúnmente decimos, se tratará de esperar algo de ese que está por venir, se tratará de hacer lugar –en términos deseantes– para recibirlo.

 

  En el trabajo institucional con infancias y adolescencias no siempre ocurre que se produzcan actos de alojamiento deseante. Patricia Weigandt (2018) en su obra “La infancia masacrada” trabaja con precisión y profundidad la importancia de que el niño por venir sea precedido por significantes en los cuales podrá o no hacerse un lugar y un nombre, relevando el potencial efecto subjetivante y/o desubjetivante que las intervenciones de los trabajadores podrán generar. 

 

  Prosiguiendo con la exposición de Wooten, este reflexiona desde su posición docente y plantea retrospectivamente que la forma en la cual le enseñaron consistió en que “no le enseñaron”; seguido de lo cual afirma con contundencia que “la música es un lenguaje”.

 

  Tomando las palabras de Gabriel Federico (2002), recorte trabajado en la obra de quien subscribe “Música y transferencia en los abordajes con infancias y adolescencias” (Pavelka, 2023), la música y el lenguaje hablado nacen juntos y, gracias a la primacía del oído, su reino de origen es lo que Lacan en el Seminario 20 denominó lalengua[i].  

 

  Mario Betteo (2023) en el prólogo del libro recientemente evocado dice:

 

“Para que haya lenguaje, hay que introducir algo que no necesariamente es del orden del sonido. No se trata de teorizar cómo el signo adquiere su cualidad significante sino plantear la cuestión de saber cómo es que algo del lenguaje resuena en el cuerpo. La música no se pronuncia; se toca, se tararea, se canta, se escucha.” (Pavelka, 2023, p. 19).

 

  Tal como trabajamos en el libro referenciado, consideramos que la música opera en el borde del lenguaje propiciando producción de marcas que podrán tener valor significante.

 

  Durante el desarrollo de la exposición de Wooten se despliega una analogía entre el aprendizaje de la música y el aprendizaje del habla. Dirá que en la adquisición de la lengua a los niños no se les enseña el idioma, en términos técnicos, sino que se les habla y deja hablar.

En nuestra investigación afirmamos que:

 

“El niño se constituye como tal en tanto Otro se disponga a nominarlo, inventarlo. Transformar ruido en sonido, traducir grito en pedido, y habilitar o generar las condiciones para que pedido se constituya en demanda” (Pavelka, 2023, p. 143).

 

  Retornando a la exposición de Victor Wooten, plantea que habitualmente se enseña música sin permitir, habilitar, que los denominados “principiantes” puedan tocar con “los mejores”. Describe, aludiendo a la generalidad de las instituciones formativas musicales que se trata de permanecer durante años ocupando el lugar de principiante aspirando a pasar al nivel intermedio, después al avanzado, etc. Niveles de instrucción y adquisición de conocimientos que no se superponen sino que se suceden mediante tiempos cronológicos establecidos previamente y sistemas programados con contenidos de conocimiento sistematizado.

 

  Podríamos considerar que en esa generalidad institucional descripta –que no solo sería propia de la formación musical– no hay lugar para la dimensión del tiempo lógico, el tiempo subjetivo, aquel tiempo que es singular a cada sujeto que aprende en la medida que puede ir articulándose un recorrido. Recorrido que implicaría avances, retrocesos, puntos de detenimiento, en lazo con otros. 

 

  Retornando a la analogía respecto de la apropiación del lenguaje Wooten plantea que desde bebé, usando un término musical, “se improvisa con profesionales”. Y agrega que esto ocurre todo el tiempo y sin saberse principiante. Podríamos agregar que, en tanto y en cuanto opere un ambiente facilitador –en términos de Winnicott– imperará un estado de espontaneidad que encuentre al niño/a jugando/aprendiendo, siendo bañado por eso que se le ofrece, se le comparte, se le dona. Y en ese punto juego y aprendizaje se entrelazan produciendo efectos subjetivantes.

 

  Retomando el planteo del músico, comenta que su hermano mayor “tuvo la inteligencia de no enseñarle a tocar”. Y describe que en lugar de darle un instrumento y comenzar a enseñarle, hacía algo diferente que era tocar música a su alrededor, experiencia que nos enseña sobre un modo posible de apostar al deseo de aprender, tomando en este caso a la música como recurso.

 

  En nuestra investigación, reflejada en el libro antes evocado (Pavelka, 2023) se toman y trabajan fragmentos de prácticas con niños/as y adolescentes en contextos institucionales y comunitarios que ponen en marcha la apuesta al sujeto a partir de la música y la transferencia como recursos privilegiados para la intervención.

 

  Siguiendo a Wooten, cuenta que dejaban en un banco una guitarra de juguete, que él entendía que ese banco y esa guitarra eran para él. Y jugaba, mientras ellos tocaban.

En este punto nos interesa resaltar nuevamente la importancia del lugar que se le ofrece a un niño/a, haciendo extensivo el planteo en cuanto a los trabajadores con infancias y adolescencias.

 

  Desde el espacio interinstitucional El Hormiguero[ii], hemos instalado una serie de preguntas promoviendo el intercambio y la reflexión sobre las representaciones que portan los trabajadores, entre ellas: ¿qué esperamos de los niños/as y adolescentes con los cuales intervenimos?

 

  Continuando con el planteo de Wooten podríamos interrogar(nos): ¿qué banco y qué juguete le destinamos al niño/a que abordamos? Y en cuanto a esa práctica de tocar música a su alrededor, ¿qué toca en el niño?

 

  Nos resulta indispensable detenernos para resaltar el carácter creador del juego, que, pensándolo de la mano de Freud y de Winnicott, entre otros grandes autores que tomamos como referencia, excederá los aspectos ligados a la expresividad y a la comunicación, al esparcimiento y la recreación, permitiendo al niño transitar instancias subjetivantes, de creación en la cual podrá inventarse enlazado a otros; práctica que aloja lo pulsional.

 

  Recortamos solo algunas puntuaciones de Winnicott (1971) sobre el juego:

 

“Es bueno recordar siempre que el juego es por sí mismo una terapia” (p.95).

“El juego es una experiencia siempre creadora” (p.96).

“El momento importante es aquel en el cual el niño se sorprende a sí mismo”. (p. 96).

“El juego compromete al cuerpo”. (p. 98).

 

  Retomando nuestro recorrido sobre la charla de Victor Wooten, el músico continúa su exposición plateando que cuando un niño está aprendiendo a hablar nadie le dice “no puedo hablar contigo”, “tienes que irte”, “cuando seas más grande entonces podré hablarte” y agrega: “tampoco le indican lo que debe decir, ni le obligan a practicar”. Ejemplifica con edades de entre 2 y 3 años, ubicando lo que él denomina como permanecer libre en la forma de hablar.

 

  Alejandro Dolina (2016) consultado en una entrevista acerca del ingreso de la música en su vida, afirma “eso fue lo primero” y relata que a sus 3 años aproximadamente, su abuelo le cantaba tangos. Describe la escena en la cual él estaba sentado en su falda mientras el abuelo tomaba mate y le cantaba “un tango tras otro” y afirma que llegó a la adultez conociendo un repertorio de tangos y cantidad de historias…

 

“no aprendidas en los libros ni antropológicamente, sino aprendidas casi por ósmosis”. (…) “En mi casa se respiraban tangos, yo me los sé, y si ahora hiciéramos una compulsa, descubriríamos que todos los tangos que yo sé me los aprendí cuando era chico y no ayer”.

 

  ¿De qué saber se trata ese al cual alude Dolina y que también bordea Wooten en su charla? ¿Qué relación podemos pensar entre el aprendizaje y la música en tan temprana edad? ¿Cuál puede ser el impacto subjetivo de la música en un niño/a? ¿Y en adolescentes?

 

  ¿Qué implicaría el aprendizaje como reposicionamiento subjetivo? ¿Qué relación tiene escuchar con aprender? ¿Qué se aprehende en los primeros años? ¿Qué lugar tiene la transmisión en el aprendizaje?

 

  ¿Y la interpretación? ¿Cómo piensa el psicoanálisis a la interpretación y como la piensan los/as músicos/as? ¿Por qué pensamos a la transferencia como un elemento privilegiado e indispensable en el proceso de aprendizaje?...

  

       

     Foto extraída de https://www.forbes.com/sites/davidlindquist/2021/09/13/bass-virtuoso-victor-wooten-barely-touched-his-guitar-during-lockdown-and-hes-ok-with-that/?sh=5ecc59067977

 

 

Referencias:

Dolina, A. (2016) La buena improvisación tiene mucho rigor, si no, es un delirio. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=BoMhfK32bOo&t=1239s

Pavelka, G. (2023) Música y transferencia en los abordajes con infancias y adolescencias. Invenciones psicoanalíticas en los márgenes institucionales y comunitarios. Letra Viva. Buenos Aires.

Weigandt, P. (2018) La infancia masacrada. Estudio de actualidad en Infancia/s y Adolescencia/s. psicoanálisis, universidad y posicionamiento comunitario. Letra Viva. Buenos Aires.

 Winnicott, D. (1971) Realidad y Juego. Gedisa editorial. Colección: Psicoteca mayor. Barcelona (España)

Wooten, V. (2015) “La música como un lenguaje”. Charla TED. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=x73RrCk7kYc

 

 



[i] Lalengua: Gabriel Federico (2022) plantea que el término introducido por Lacan es un neologismo que une el artículo “la” con el sustantivo “lengua” (langue) y contiene el concepto de laleo o lalación, acuñado por el lingüista ruso Roman Jakobson. A  su vez, define al laleo como un periodo previo a la adquisición del lenguaje, en el que el niño juega con los sonidos, con diversas sílabas que formarán parte del discurso.

 

[ii]“El Hormiguero” es un espacio interinstitucional originado en el año 2010 (CURZA-UNCo) y sostenido en el actual Proyecto de Investigación “Adolescencias en los bordes de la actualidad. Psicoanálisis, institución y pandemia” Dirigido por la Lic. y Prof. Marina La Vecchia y co dirigido por el Dr. Gabriel Pavelka (CURZA-UNCo).  Espacio que promueve la formación y reflexión sobre la práctica en trabajadores con infancias y adolescencias de diversos sectores institucionales.

 

                       

 


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