¿Eres un buen Mayordomo?

Un mayordomo es una persona a la cual se le entrega la asignación de guardar y administrar los bienes de una casa, propiedad o negocios pertenecientes a otra persona. El mayordomo no actúa por sí solo, él reconoce que está sujeto a una autoridad superior y es obediente a sus mandatos.

Hemos sido hechos mayordomos de Dios, entendiendo así que Dios es el dueño y nosotros somos los administradores. Tenemos a nuestro cargo la responsabilidad de cuidar todo lo que el Señor nos ha confiado.

Ninguno de nosotros pide ser mayordomo, eso no es una petición. Somos mayordomos por el simple y sencillo hecho de que a todos se nos ha confiado algo: un cuerpo, un alma, salud, dinero, trabajo, esposo (a), hijos, ministerio, dones talentos, relaciones, recursos. Hemos sido hechos mayordomos de todo lo que ya se nos ha confiado.

Ser un buen administrador requiere lealtad, integridad, obediencia y sujeción. El que administra los bienes que están a su cargo debe proceder de manera correcta, se comporta de manera justa porque sabe a quien busca agradar. La humildad y la sujeción deben ser su estandarte. Debe reconocer que está sujeto a una autoridad superior y que debe ser humilde para acatar a a los designios de su Señor.

Dios le confía más a aquella persona que sabe ser buen administrador de lo que ya tiene. Un mayordomo fiel cuida de lo que le ha entregado por muy pequeño que sea, el sabe que tiene una asignación que debe cumplir a cabalidad y sin mirar lo mucho o poco, se entrega con amor y pasión a su labor.

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La vida en la tierra es corta, y un buen mayordomo lo sabe muy bien, por eso valora su tiempo y no lo malgasta con cosas negativas que no le edifican y terminan por dañarlo. Las contiendas, ira, odio rencores son ese tipo de situaciones en las que sabe que no debe perder su tiempo.

No podemos ser buenos mayordomos si no administramos bien las cosas pequeñas que Dios nos ha dado: nuestro cuerpo, familia, salud, dones, talentos y bienes materiales… todo, absolutamente todo lo que Dios nos ha entregado tiene la finalidad de glorificarlo a Él. Cuando somos fieles con esos pequeños detalles que completan nuestra vida estamos preparados para recibir cosas mucho mayores de parte de nuestro Dios.

¿Qué estás haciendo con lo que Dios te ha entregado? ¿Estás administrando bien lo que Dios ha dejado a tu cargo? Si por alguna razón, no consideras que has sido un buen administrador, ora a Dios y arrepiéntete. Pídele a Él que te ayude a ser un buen mayordomo de tu casa y de todo lo que has recibido de su mano.

Recuerda que nada de lo que tienes es tuyo, te ha sido dado con la responsabilidad de que tu lo guardes bien. Y si lo haces, estarás listo para recibir mucho más… Bendiciones!