Sigan a esta rubia
Es hermosa y la rodea un aura de elegancia extrema. Su sonrisa desarma a cualquiera. Cécile de France tiene una sólida carrera desarrollada en Francia, aunque también ha hecho incursiones en su propio país, Bélgica, y en el mundillo hollywoodiense.
Cécile de France nació... en Bélgica, concretamente en la ciudad de Namur, el 17 de julio de 1935. Pero decidida a ver cumplido su sueño de ser actriz, partió a Francia con 17 años, y cursó estudios dramáticos en París, en la compañía del prestigioso Jean-Paul Denizon, y en la Escuela National Superior de Técnicas Dramáticas y de Teatro (ENSATT), tanto en su sede parisina como en la de Lyon.
Su carrera actoral la inició en las tablas, pero mientras hacía teatro buscaba introducirse en el cine prestándose a trabajar en cortometrajes, como Tous nos voeux de bonheur (1997), de Jean-Pierre Améris.
El primer largo de entidad de Cécile fue El arte (delicado) de la seducción (2001), comedia romántica de Richard Berry. No era gran cosa, pero le abrió la puerta a un título de muchísima mayor repercusión, Una casa de locos (2002), que incluso tuvo una secuela en 2005, Las muñecas rusas. Ambos títulos del popular Cédric Klapisch jugaba con la idea de la deriva sentimental de varios jóvenes de distintas naciones europeas, a los que tocaba convivir. Fueron filmes que dieron a conocer, además de a Cécile, a unos tales Romain Duris y Audrey Tautou. Para nuestra actriz supusieron sendos Césares, el primero como actriz revelación, el otro como mejor secundaria.
De todos modos, entre medias de estos títulos, Cécile tuvo tiempo de llamar la atención con un thriller de título muy adecuado, Alta tensión (2003), donde le dirigía alguien destinado a descollar en este género y en el terror, Alexandre Aja. Pero volvió a la comedia con especialista detrás, Étienne Chatiliez, en Confianza ciega (2004); también ese año probó suerte por primera vez en una producción hollywoodiense, con el graciosete Jackie Chan, La vuelta al mundo en 80 días (2004).
De France consigue dar a sus personajes un toque sofisticado, lo que le vino al pelo a Gérard Depardieu, su compañero de reparto en Chanson d'amour (Xavier Giannoli, 2006). Y como no se sobrepone exageradamente en los repartos, resulta idea en películas corales, de modo que volvió a estar ese en uno de ellas, Patio de butacas, a las órdenes de una mujer, Danièle Thompson. Lo supo ver el mismísimo Clint Eastwood, al confiar en ella para dar vida a una mujer que tiene experiencia casi de muerte en Más allá de la vida (2010). También compuso bien su secundario papel en la primera parte de un díptico gangsteril, la asombrosa Mesrine, parte 1: Instinto de muerte (2008). Y brilló de protagonista en Un secret (2007), dirigida y acompañada por Claude Miller.
Con su novio Guillaume Malandrin, Cécile tiene un hijo desde 2007. Seguro que le ha servido para interpretar a una mujer con instintos maternales en El niño de la bicicleta (2011), una película al fin belga de la actriz, donde le han dirigido los cineastas más famosos de ese país, los hermanos Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Aunque antes, para variar, interpretó a una monja cantarina de trayectoria trágica en su país, sor Jeannie Deckers, en el biopic Soeur Sourire (2009).