K. Marx: Salario, precio y ganancia
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país se divide en dos grandes grupos. Una parte, consistente en billetes de banco de las
más diversas clases, se emplea en las transacciones entre comerciantes, y también en las
transacciones entre comerciantes y consumidores para saldar los pagos más importantes;
otra parte de los medios de circulación, la moneda de metal, circula en el comercio al
por menor. Aunque distintas, estas dos clases de medios de circulación se mezclan y
combinan mutuamente. Así, la moneda de oro circula, en una buena proporción, incluso
en pagos importantes, para cubrir las cantidades fraccionarias inferiores a cinco libras.
Pues bien: si mañana se emitiesen billetes de cuatro libras, de tres o de dos, el oro que
llena estos canales de circulación saldría en seguida de ellos y afluiría a aquellos canales
en que fuese necesario para atender a la subida de los jornales en dinero. Por este
procedimiento,podría movilizarse el millón adicional exigido por la subida de los
salarios en un 50 por 100, sin añadir ni un solo soberano. Y el mismo resultado se
conseguiría, sin emitir ni un billete de banco adicional, con sólo aumentar la circulación
de letras de cambio, como ocurrió durante mucho tiempo en el condado de Lancaster.
Si una subida general del tipo de salarios, por ejemplo, del 100 por 100, como el
ciudadano Weston supone respecto a los salarios de los obreros del campo, provocase
una gran alza en los precios de los artículos de primera necesidad y exigiese, según sus
conceptos, una suma adicional de medios de pago, que no podría conseguirse, una baja
general de salarios debería [41] producir el mismo resultado y en idéntica proporción,
aunque en sentido inverso. Pues bien, todos sabéis que los años de 1858 a 1860 fueron
los años más favorables para la industria algodonera y que sobre todo el año de 1860
ocupa a este respecto un lugar único en los anales del comercio; este año fue también de
gran prosperidad para las otras ramas industriales. En 1860, los salarios de los obreros
del algodón y de los demás obreros relacionados con esta industria fueron más altos que
nunca hasta entonces. Pero vino la crisis norteamericana, y todos estos salarios viéronse
reducidos de pronto a la cuarta parte, aproximadamente, de su suma anterior. En sentido
inverso, esto habría supuesto una subida del 300 por 100. Cuando los salarios suben de
cinco chelines a veinte, decimos que experimentan una subida del 300 por 100; si bajan
de veinte chelines a cinco, decimos que descienden el 75 por 100, pero la cuantía de la
subida en un caso y de la baja en el otro es la misma, a saber: 15 chelines. Sobrevino,
pues, un cambio repentino en el tipo de los salarios, como jamás se había conocido
anteriormente, y el cambio afectó a un número de obreros que, si no incluimos tan sólo
a los que trabajaban directamente en la industria algodonera, sino también a los que
dependían indirectamente de esta industria, excedía en una mitad al censo de los obreros
agrícolas. ¿Acaso bajó el precio del trigo? Al contrario, subió de 47 chelines y 8
peniques por quarter, que había sido el precio medio en los tres años de 1858 a 1860, a
55 chelines y 10 peniques el quarter, según la media anual de los tres años de 1861 a
1863. Por lo que se refiere a los medios de pago, durante el año 1861 se acuñaron en la
Casa de la Moneda 8.673.232 libras esterlinas, contra 3.378.102 libras que se habían
acuñado en 1860; es decir, que en 1861 se acuñaron 5.295.130 libras esterlinas más que
en 1860. Es cierto que el volumen de circulación de billetes de banco en 1861 arrojó
1.319.000 libras menos que el de 1860. Descontemos esto y aún quedará para el año
1861, comparado con el anterior año de prosperidad, 1860, un superávit de medios de
circulación por valor de 3.976.130 libras, casi cuatro millones de libras esterlinas; en
cambio, la reserva de oro del Banco de Inglaterra durante este período de tiempo