Crítica de Transformers 5: El último caballero

Despropósito robótico con excesos de explosiones y CGI y que, más que entretener, termina saturando

¿Una quinta entrega de Transformers? ¿De verdad? Michael Bay sigue empeñado en continuar con la franquicia millonaria, polémica en críticas pero que al menos da resultados en taquilla para que el show pueda continuar.

Transformers sigue permitiendo al director hacer productos veraniegos sin profundidad para dar rienda suelta a sus excesos de explosiones, planos generales con muchísimos efectos y saturación de elementos, con todo tipo de piruetas alocadas. El guión es lo de menos. Aparte, que ni apenas se desarrolla ni falta que le hace a Bay.

Transformers: El último caballero debería ser mucho más que la quinta entrega de una saga que arrancó hace ya una década. Debería, como mínimo, proponer algo a descubrir. No lo hace. Da la casualidad de tampoco parece estar cuajando en el mercado estadounidense, y con razón, cosa que se entiende tras ver el film.

Lejos queda aquel Bay de Dos Policías Rebeldes (Bad Boys) y su secuela. El también artífice de polémicas obras como La Isla (a pesar de contar con Ewan McGregor y Scarlett Johansson) o las también controvertidas Armaggedon, Pearl Harbor no ayudaron mucho aunque sí sacaron rédito en taquilla.

Aunque hay que recordar que Bay también ha dirigido obras meritorias no siempre valoradas como Dolor y Dinero o 13 Horas: los soldados secretos de Bengasi, el caso de su dirección con la franquicia de Transformers siempre ha sido algo caótica. Las películas, ninguna de ellas, llega a un nivel de excelencia, no nos vamos a engañar.

El fin de Megan Fox y Shia Lebouf en la saga dejó paso a rostros nuevos y aquí regresa Mark Wahlberg a intentar sacar adelante, con la ayuda de Anthony Hopkins, este desastre narrativo de personajes vacíos y más planos que un mapa en blanco.

Con Mark Wahlberg y Anthony Hopkins aparecen Laura Haddock e Isabela Moner, también perdidas. Lo de John Turturro es de juzgado de guardia en apariciones totalmente prescindibles. Pero habrá que intentar salvar algo y ése es Stanley Tucci como el Mago Merlín, en breves apariciones al comienzo.

Se nota que el propio Bay está tan feliz en un nicho de terreno dentro del cine de destrucciones donde el seso no importa demasiado y solo hay que intentar ver la cantidad mayor de explosiones y luchas a mansalva posibles. En Transformers: El último caballero, intenta mezclar el mito de los caballeros del Rey Arturo, con un prólogo potente ambientado en el año 484 d. C, con el destino robótico de los Transformers y el resto del universo. Los une con pinzas, con sentido escaso, pero podría valer siempre que tuviera cierto desarrollo coherente. No es así. El prólogo es salvable pero el resto... no tanto.

Lo de Transformers: El último caballero es todo un galimatías. Es farragosa como película y está muy mal explicada y montada, incluyendo secuencias diversas al tun tun de peleas de guerra, reuniones de gobiernos y conversaciones vacías que no atrapan, sin cordura ni explicaciones narrativas, donde los personajes (un héroe, una bella joven, un anciano británico y un grupo de niños de relleno) pintan poco y no interesan. Aparte, y esto es lo duro, se hace pesadísima en sus dos horas y media de metraje.

Y lo que será peor para los fans. Mucho menos interesan los robots, que deberían ser la clave de todo, salvo Optimus Prime al que dejan para servir como nexo central en el tramo del final y le intentan tomar como salvador para que todo vuelva a tener sentido en el futuro. Ni la supuesta villana, jefa destructora y superior de Megatron, interesa porque aparece en tres secuencias justas.

Ya se sabe, porque el fan no es estúpido, que cuando alguien va al cine a ver una nueva cinta de Transformers va a tener que dejarse llevar bastante por ciertas situaciones ridículas y extrañas, donde casi nada va a tener sentido lógico. Pero esta quinta cinta raya en lo absurdo.

Michael Bay ha hecho lo que ha dado la gana. Como siempre. Pero tranquilos para los amantes de Transformers porque ya ha anunciado su intención de seguir contando ¿historias? de estos robots gigantes. Podría haber hasta 14 películas en total si el público las sigue aguantando. Cosa que cada vez parece más difícil, la verdad. Ojalá cambie de idea y se marque un Dolor y Dinero 2, por ejemplo... o algo similar.

NOTA: La película se estrenará en salas comerciales españolas el próximo viernes 4 de agosto.


LO MEJOR: El prólogo medieval y artúrico de la película, que equivale a unos 15 minutos del total de 150.

LO PEOR: Incoherente, excesiva, plomiza... Un producto audiovisual con efectos de relleno que como película es un desastre.

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