"El Vampiro de Düsseldorf": el asesino serial que aterrorizó Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial
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      “El Vampiro de Düsseldorf”: el asesino serial que aterrorizó Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial

      Se cumplen 90 años de la ejecución en la guillotina de este criminal que bebía la sangre de sus víctimas.

      "El Vampiro de Düsseldorf": el asesino serial que aterrorizó Alemania antes de la Segunda Guerra MundialPeter Kurten. "El vampiro de Düsseldorf", uno de los peores criminales de la historia.
      Redacción Clarín

      El vampiro de Düsseldorf, nacido en Alemania bajo el nombre Peter Kürten, fue uno de los criminales más atroces que azotaron Europa entre la primera y la segunda Guerra Mundial

      Hacia 1930 los diarios alemanes daban cuenta de los muertos que aparecían, con pocas semanas de diferencia, en las calles de Düsseldorf.

      Por las características brutales de estos asesinatos se lo relacionó con otro criminal:  Jack el Destripador, quien sembró pánico en Londres.

      Sin embargo, lo que sucedió en Renania del Norte, en Alemania, era mucho más atroz. El vampiro de Düsseldorf practicaba una crueldad sin límites, atacaba ferozmente a mujeres, niñas y hombres.

      Peter Kürten no tenía un patrón definido, violaba, molía a golpes de martillo partes de cuerpos, degollaba y desmembraba a sus víctimas. Y tenía una particularidad por la que también pasó a la historia: bebía la sangre de los cadáveres mutilaba.

      La vida de Peter Kürten, el "Vampiro de Düsseldorf"

      Peter Kurten. Además de masacrar también bebía la sangre de sus víctimas. Foto/archivoPeter Kurten. Además de masacrar también bebía la sangre de sus víctimas. Foto/archivo

      Peter Kürten nació el 26 de mayo de 1883 en Köln-Mullheim, un suburbio de Colonia, en un entorno de extrema pobreza.

      Su padre, el mayor de trece hermanos, era un alcohólico con tendencias sádicas que maltrataba a su mujer y a sus hijos en el apartamento de una sola habitación que compartían durante toda su infancia.

      Este sometimiento diario a la violencia sexual debió de influir enormemente en el niño que, a los 9 años, entabló una relación enfermiza con un perrero que vivía en el mismo edificio. Con este animal se introdujo en la práctica de la zoofilia, que practicada inicialmente con perros.

      Cuando Kürten maduró sexualmente estas prácticas se extendieron a ovejas, cabras y otros animales de corral y, según varios testimonios de la época, habría sentido un placer especial cuando el animal era apuñalado durante el coito.

      En 1899, con dieciséis años, Kürten se dedicó a la delincuencia y se escapó de su casa. Poco después de su partida, su padre fue detenido por relaciones incestuosas con la hermana de Kürten, de 13 años, y éste fue encarcelado durante tres años.

      Tras delinquir comenzó una de sus tantas estancias en prisión, en su mayoría por condenas de corta duración debido a diversos delitos menores. Las duras condiciones de estas prisiones confirmaron sus tendencias sádicas que decidió trasladarlas de los animales de granja a los seres humanos.

      Con cada sentencia a la cárcel, la rabia de Kürten contra la sociedad, y su capacidad de depravación, aumentaron.

      En ese espiral de violencia descubrió una fascinación por los actos sexuales brutales durante el aislamiento, lo que aumentó sus fantasías.

      Los atroces crímenes de Peter Kürten, el "Vampiro de Düsseldorf"

      En mayo de 1913, no mucho después de haber salido de la cárcel, Kürten merodeaba por las calles de Colonia, en el sur alemán, en busca de algún lugar para robar.

      En una posada de la Wolfstrasse encontró a una joven dormida en su cama. Cuando a la mañana siguiente se encontró el cadáver de Christine Klein, de 10 años, las sospechas recayeron sobre su tío.

      El hombre fue acusado de asesinato, pero fue absuelto por un jurado que decidió que no había pruebas suficientes. La identidad del asesino de Christine no se aclararía hasta mucho tiempo después.

      En 1914, con la guerra azotando Europa, Kürten fue llamado a filas en el ejército del Kaiser. Pero la vida militar no le convenía al poco disciplinado Kürten y  desertó.

      Sin embargo, al poco tiempo "El vampiro de Düsseldorf" fue capturado y enviado a la cárcel, donde permaneció durante toda la guerra.

      Christine Klein. Una de las primeras víctimas humanas de Peter Bürken.Christine Klein. Una de las primeras víctimas humanas de Peter Bürken.

      Kürten pasó gran parte de su tiempo en confinamiento solitario, ya que infringía deliberadamente las normas para estar encerrado en soledad. En ese estado imaginaba y planeaba los crímenes brutales que luego cometería.

      En 1921 salió en libertad y se trasladó a Altenburg donde conoció y se casó con una ex prostituta, que había sido encarcelada por el asesinato de su pareja.

      Pasó los siguientes cuatro años viviendo una vida de relativa normalidad, encontró trabajo y tuvo una actividad sindical como metalúrgico. Esa calma no duró demasiado.

      Kürten disfrutaba la atención de la prensa, incluso a contactó a un periódico, el 9 de noviembre de 1929, y les entregó un mapa en el que se detallaba la posición del cuerpo de su última víctima, Gertrude Albermann, una niña de cinco años.

      A Albermann ​a la que había apuñalado hasta la muerte dos días antes, y arrojó su cuerpo bajo los escombros de unos constructores.

      Los ataques de Kürten continuaron durante el invierno y la primavera de 1930, pero ninguno fue mortal, lo que sólo sirvió para aumentar el horror, ya que los espeluznantes ataques de los supervivientes proporcionaron un material escabroso para los diarios de su época.

      La condena pública de las autoridades, por no haber atrapado al asesino, fue generalizada.

      En mayo de 1930 se produjo el inicio de una cadena de acontecimientos que desembocaron en la captura de Kürten.

      El 14 de mayo le ofreció a una joven desempleada, Maria Budlick, un lugar donde alojarse y la llevó a su apartamento, con la esperanza de tener relaciones sexuales.

      Cuando ella se negó, accedió a buscarle otro lugar donde alojarse pero, al devolverla a la estación de tren, la llevó a un  bosque cercano, donde la violó, y luego la dejó marchar.

      Avergonzada, Budlick no tenía intención de acudir a la policía, pero una carta que le escribió a una amiga contando detalles del ataque terminó, por error del correo, en otra dirección. 

      El destinatario equivocado que recibió el texto, se horrorizó y llamó a la policía que localizó a Budlick y la convenció de que presentara cargos contra Kürten.

      La víctima recordaba claramente el apartamento de Kürten, y volvió allí con la policía el 21 de mayo de 1930, donde Kurten la vio, y emprendió una rápida fuga pero fue atrapado al poco tiempo. 

      El juicio y el final de "El Vampiro de Düsseldorf"

      El proceso judicial contra Kürten comenzó el 13 de abril de 1931. Fue acusado de nueve asesinatos y siete intentos de asesinato.

      Dusseldorf en 1906. Una postal de la época en que se desenvolvió el Vampiro de Düsseldorf.Dusseldorf en 1906. Una postal de la época en que se desenvolvió el Vampiro de Düsseldorf.

      En público, el criminal se exhibía como un exitoso hombre de negocios, vestido con un traje de buena calidad. Mostraba educación y lo primero que hizo fue pedir disculpas por las molestias ocasionadas y se declaró inocente.

      Sin embargo, el intenso interrogatorio del juez y una sucesión de pruebas inapelables durante los dos meses del juicio, hicieron que Kürten admitiera su culpabilidad.

      ​Confesó que era el "Vampiro de Dusseldorf" y detalló su cadena de crímenes al profesor Karl Berg, un distinguido psicólogo, que posteriormente publicó la confesión en un libro titulado "El sádico".

      Kürten afirmó haber cometido un total de 79 delitos y se esforzó mucho por convencer a las autoridades de su culpabilidad, tal vez con la esperanza de que su plena cooperación garantizara el máximo beneficio económico para su esposa.  

      Con una voz carente de emoción, Kürten afirmó que su infancia y el sistema penitenciario alemán fueron los responsables de liberar sus tendencias sádicas y asesinas, y no mostró ningún rasgo de arrepentimiento por lo que hizo.

      El jurado tardó apenas 90 minutos en declararlo culpable y otorgarle a Kürten nueve sentencias de muerte.

      Fue ejecutado en la guillotina el 2 de julio de 1931. Mañana se cumplen 90 años de esa jornada que terminó con uno de los peores asesinos del siglo XX.


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