Educación más allá del Aula

Inter-American May 15, 2024

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis” Mateo 25:35.

El educador adventista tiene a su alcance un vasto campo de acción. Al dedicar su vida al servicio a Dios y al cumplimiento de la misión, puede encontrar muchas formas para imitar el ejemplo de su Maestro.

Carlos cursó sus estudios universitarios en una institución adventista. La mayor parte del tiempo fue alumno interno. Esto le permitía hospedarse en el dormitorio de varones y acceder al comedor. Sin embargo, en un punto de su carrera no obtuvo lo suficiente para cubrir los costos del internado. Logró conseguir dónde alojarse, pero no tenía qué comer. Además, el lugar donde se hospedaba no contaba con las condiciones para preparar alimentos y no tenía suficiente dinero para comprar comida, ya que aún debía conseguir para pagar su colegiatura. Carlos no sabía exactamente cómo haría para conseguir alimentos durante todo un semestre.

Un domingo por la mañana, escuchó que alguien tocaba a su puerta. Debido al trabajo que hacía, era común que lo buscaran a cualquier hora del día. Para su sorpresa, era la profesora Norma. Con una sonrisa amable le dijo que lo esperaban para desayunar en casa. La maestra Norma y su esposo, el maestro Jorge vivían a solo unos metros de distancia. Sus hijos estaban estudiando la universidad en otra ciudad, así que prácticamente vivían solos. Carlos ya conocía a esta pareja de maestros, pero no había tenido una relación cercana con ellos; sin embargo, siempre los había visto involucrados en diversas actividades con otros jóvenes.

Cuando Carlos llegó, fue recibido amablemente y disfrutó de un rico desayuno mientras conversaba con el matrimonio. Al terminar el desayuno, ellos le preguntaron cómo estaba y qué planes tenía para su alimentación. De alguna forma, ellos se habían enterado de su precaria situación. Amablemente le dijeron que estarían contentos de compartir sus alimentos con él durante el resto del semestre.

¡Qué bendición! Dios había provisto para Carlos por medio esta pareja de maestros comprometidos con el servicio a Dios. Cada día, antes y después de sus actividades académicas y laborales, Carlos se dirigía a ese hogar con la confianza de un hijo. La maestra Norma, a pesar de todas sus actividades, siempre hacía tiempo para preparar comida saludable y deliciosa.

Carlos estaba agradecido con Dios y con los maestros por la provisión para sus necesidades físicas, pero también por las lecciones invaluables de amor y servicio. Siempre fue recibido con alegría y cariño, aunque él no hiciera méritos para ello. Sin duda, era Dios actuando por medio de sus hijos compasivos.

Con historias como esta, recordamos la importancia del servicio en el campo de la educación y cómo cada educador adventista puede marcar una diferencia significativa en la vida de sus estudiantes, imitando el amor y la compasión de su Maestro. ¿Ya lo imitas tú?

Authors

Ronald Oswaldo Pérez Torres

Ronald Pérez-Torres es graduado de Ingeniería en Desarrollo de Software. Actualmente, se encuentra estudiando la Maestría en Educación en el área de Innovación Educativa en la Universidad Linda Vista, ubicada en Chiapas, México. Le gusta aprender constantemente y encontrar formas para mejorar su desempeño.

Emerson López

Posee un doctorado en Socioformación y Sociedad del Conocimiento. Ha sido prefecto, orientador, profesor de asignaturas, subdirector académico y director de instituciones educativas adventistas. Actualmente, se desempeña como docente de investigación en pregrado y posgrado en la Universidad Linda Vista ubicada en Chiapas México. Su pasatiempo es la lectura y escritura.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *