Abigail (2024), de Matt Bettinelli-Olpin

Un equipo de ladrones secuestra a una niña de doce años que vive en un casoplón apartado. El líder, Lambert, ha pedido a los forajidos que no se desvelen sus verdaderos nombres entre sí, y que custodien a su rehén durante 24 horas, hasta que su padre, un tipo adinerado, pague un sustancioso rescate.

Los realizadores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, y el productor Chad Villella forman el equipo Radio Silence, marca con la que han firmado Noche de bodas, Scream y Scream 6, entre otros títulos. Continúan en el terreno del terror con toques de humor, esta vez más gamberro y salvaje que nunca, con muchas escenas sangrientas propias del gore, quizás exageradas y poco creíbles, pero aún así poco recomendables para los más sensibles. El arranque promete, pues los responsables colocan muy bien las piezas en el tablero, en lo que parece ser un “whodunit”, del estilo de Agatha Christie, dosificando muy bien la intriga, aunque quien haya visto el tráiler sabrá más de lo necesario. Por desgracia, el desarrollo no está a la misma altura.

Se inspira claramente en La hija de Drácula (Lambert Hillyer, 1936), secuela desvergonzada del clásico de Tod Browning, con Gloria Holden como la condesa Marya Zaleska. Abundan otras referencias cinéfilas, pues por ejemplo al principio Lambert apoda a los personajes con nombres de miembros del Rat Pack. El film cuenta con un buen reparto, en el que cabe citar a Melissa Barrera (la secuestradora comprensiva), Dan Stevens (el forajido malhablado), el ya fallecido Angus Cloud, a quien se dedica la película (un conductor), Giancarlo Esposito (jefe del equipo protagonista) y la pequeña Alisha Weir (Abigail). Hacen buen trabajo, pero no logran compensar un tramo final tan desmadrado que saca de la acción a los espectadores. Además, los citados Radio Silence no han aprendido a concebir secuencias que creen algo de suspense, sin duda un handicap importante para aspirantes a convertirse en los nuevos James Wan o Wes Craven.