La infanta Margarita de Austria, heredera de la Monarquía de España | AGENART

La infanta Margarita de Austria, heredera de la Monarquía de España

AGENART
Pieza del mes: Junio 2023
Rocío Martínez López

Cómo citar este artículo/How to cite this article: Rocío Martínez López, “Margarita de Austria, heredera de la Monarquía de España”, Agenart: La agencia artística de las mujeres de la Casa de Austria, 1532-1700, 26 de junio de 2023. Consultado:18 de mayo de 2024. URL: https://agenart.org/margarita-de-austria-heredera-de-la-monarquia-de-espana/.

Tras la muerte de Felipe IV el 17 de septiembre de 1665, Juan Martínez del Mazo realizó un maravilloso retrato de su hija Margarita, que entonces tenía catorce años. Generalmente, a esta pintura se la conoce como La infanta Margarita de luto o, simplemente, se la denomina con el nombre de su regia modelo [Figura 1]. Sin embargo, la mujer que aparece en este magnífico cuadro no era únicamente una infanta en el momento en el que se pintó, sino que era también la heredera de la Monarquía de España.

Los territorios de la rama española de los Habsburgo se enfrentaron a una destacada crisis sucesoria desde el año 1646 y hasta el final del siglo XVII. Tras la muerte del príncipe Baltasar Carlos, único hijo varón del matrimonio formado por Felipe IV e Isabel de Borbón, la infanta María Teresa se convirtió en la heredera del soberano, puesto que conservaría más de una década. Felipe IV se apresuró a contraer un segundo matrimonio con la prometida de su difunto hijo, su sobrina, la archiduquesa Mariana de Austria, con el objetivo de estrechar los muy dañados vínculos político-dinásticos entre las ramas austriaca e hispana de la Casa Habsburgo, y de proporcionar a sus territorios un heredero varón. La primogénita de la pareja, Margarita, nacería en 1651, y sería ya en 1657 cuando llegase al mundo el primer hijo varón de los reyes, el príncipe Felipe Próspero, seguido al año siguiente del infante Fernando Tomás. El nacimiento de herederos varones cambió los planes que Felipe IV tenía respecto a su primogénita María Teresa, que dejaba así de ser su más directa sucesora. En el momento en el que nació Felipe Próspero, se estaba negociando su matrimonio con su primo, el archiduque Leopoldo, hijo y heredero del emperador Fernando III, con estipulaciones por parte del rey hispano tales como que no se presentara a la elección para ser emperador del Sacro Imperio Romano, o que abandonase sus territorios patrimoniales en Centroeuropa para residir en Madrid mientras su esposa fuese heredera, o soberana, de la Monarquía de España. Leopoldo I ya había aceptado tales condiciones cuando el nacimiento de Felipe Próspero cambió la posición de la infanta en la línea de sucesión al trono. El archiduque Leopoldo I se presentó a la elección imperial y Felipe IV decidió que su hija se casase con su otro primo, el rey Luis XIV de Francia, para sellar la paz entre ambos reinos después de años de guerra.

Como parte del acuerdo matrimonial, la infanta María Teresa de Austria tuvo que realizar una renuncia solemne, en su nombre y en el de sus descendientes, de todos sus derechos a la sucesión de los diferentes reinos y territorios de su padre. Dicha renuncia se incluyó en diferentes instrumentos legales como el testamento del monarca y las capitulaciones matrimoniales. A partir de entonces Margarita fue considerada, a todos los efectos legales y sucesorios posibles, la primogénita del monarca, y fue tenida por la corte de Madrid como la primera mujer llamada a la sucesión al trono español. Y así se mantuvo durante las siguientes décadas, pese a que Luis XIV empezó a protestar y a negar la validez de la renuncia de su esposa tan pronto como la infanta llegó a territorio francés y el matrimonio se consideró formalmente finalizado.

A la muerte de Felipe IV, ascendió al trono Carlos II, que no había cumplido todavía los cuatro años, bajo la regencia de su madre Mariana de Austria. Margarita pasaba así a ser la heredera de la Monarquía de España, bajo los ataques a dicha posición dirigidos desde Francia. Menos de un año después de la muerte de su padre, la infanta partió hacia Viena para hacer efectivo su matrimonio con su tío, el emperador Leopoldo I. Desde ese momento en adelante, entre las estrategias que utilizaron los gobiernos de Madrid y de Viena para reforzar la posición de Margarita como legítima heredera encontramos una importante cantidad de imágenes destinadas a presentar tanto a la infanta, como a la pareja imperial, como los sucesores de la Monarquía de España.

Nos vamos a centrar aquí en dos aproximaciones que están muy unidas simbólicamente. En primer lugar, una serie de grabados (dos de ellos conservados en la Biblioteca Nacional de Austria en Viena) en los que aparece la infanta rodeada por sus antecesores en el trono. Uno de ellos [Figura 2] está firmado por el dibujante C. Dittman, quien había sido responsable, en la misma época, de transferir retratos de otros importantes personajes de la corte de Viena de dibujo a grabado. El otro grabado conservado en la misma biblioteca es prácticamente igual que este, aunque sin la firma de Dittman. Ambos grabados, datados aproximadamente en 1670, muestran a la joven infanta rodeada por Felipe I, Felipe II, Felipe III y Felipe IV, pero sin la figura del emperador Carlos V. La ausencia del emperador Carlos V de las representaciones de la infanta, o de la pareja imperial, como herederos del trono español producidas en el entorno de la corte de Viena probablemente proceda del rechazo que allí producía la posibilidad de que se volviera a reunir el “Imperio de Carlos V”, una cuestión que estaba provocando importantes enfrentamientos en ámbito político-diplomático. Aquí, la infanta-emperatriz Margarita no está representada como consorte imperial, sino como la potencial sucesora de la Monarquía de España de propio derecho. A este tipo de composición se unen otras imágenes creadas en los mismos años en las que aparece la emperatriz Margarita coronada. La representación de emperatrices consortes coronadas ciertamente no era inusual, y podemos recordar casos como el grabado de la emperatriz María con un joven Felipe III, que se conserva en el Museo de Santa Cruz de Toledo; el retrato de la emperatriz Ana realizado por Jeremias Günter conservado en el Kunsthistorisches Museum de Viena, o los grabados de la emperatriz Eleonora Magdalena de Pfalz-Neoburg basados en la imagen creada por Leonhard Loschge, por citar solo algunos ejemplos. De hecho, la propia Margarita fue representada acompañada por la corona imperial hacia 1670 en otro grabado conservado también en la Biblioteca Nacional de Austria [Figura 3]. Pero existen también representaciones de ella portando una corona generalmente asociada a las representaciones relacionadas con la Monarquía de España, lo que apunta a su posición como heredera de los territorios de su hermano Carlos II.

La idea de la infanta Margarita como heredera también está presente en una serie de imágenes realizadas durante la minoría de edad de Carlos II en las que se incluyen de retratos de la pareja imperial. En algunos de los retratos producidos en este periodo podemos encontrar representaciones de Leopoldo I y de Margarita de Austria, lo que apunta tanto al reforzamiento de las relaciones entre ambas ramas de la dinastía Habsburgo como de la posición de Margarita como legítima heredera de su hermano, frente a las reclamaciones de Luis XIV y la infanta María Teresa. El primero de los ejemplos que quiero mencionar es una pintura atribuida al taller de Sebastián Herrera Barnuevo conocida como Carlos II y sus antepasados que se conserva en el Museo Lázaro Galdiano [Figura 4]. Datada alrededor de 1670, cuando el monarca tenía aproximadamente cinco años de edad, la imagen muestra al joven rey rodeado de imágenes de sus antepasados, un recurso que servía para reafirmar la posición legítima y la autoridad del joven monarca. Entre los antecesores que le acompañan es fácil distinguir a sus padres, Mariana de Austria y Felipe IV, en los cuadros del fondo; al emperador Carlos V en el busto; y a los reyes Felipe I, Felipe II y Felipe III en las miniaturas de la página del libro en primer plano. Pero hay dos parejas de retratos incluidos en este lienzo que han dado lugar a mayores problemas de identificación: los retratos que aparecen en la pared debajo de Mariana de Austria y de Felipe IV, y los dos retratos de la parte inferior del libro donde se encuentran representados reyes anteriores. Lo más probable, dado el contexto político-sucesorio en el que nos movemos, es que los protagonistas de los lienzos de la pared sean Leopoldo I y Margarita, y que aquellos retratados en el libro sean los Reyes Católicos representados a la manera contemporánea. La posibilidad de que las personas representadas en la miniatura fuesen Luis XIV y María Teresa de Austria ha sido manejada por diversos especialistas, pero es difícilmente factible, tanto por la situación de enfrentamiento político de la regente con Francia como por los ataques del monarca galo a la legitimidad de la posición como heredera de la infanta Margarita.

El segundo cuadro sobre el que quiero llamar la atención es un retrato generalmente identificado como Carlos II y Mariana de Austria y hoy en colección particular [Figura 5]. Atribuido a Sebastián Herrera Barnuevo y datado alrededor de 1670, las mismas fechas que el anterior, en él se muestra a la reina regente y al pequeño monarca acompañados de destacados símbolos como el águila y el retrato del difunto Felipe IV. La reina, sentada tras un bufete, señala con el dedo una pareja de retratos en miniatura. La pareja no es fácilmente identificable, pero aplicando las mismas lógicas de tipo político-sucesorio y dinástico que hemos indicado en el caso anterior, lo más probable es que se trate, una vez más, de la infanta Margarita y del emperador Leopoldo I. La regente señala a su hija y a su hermano y yerno como símbolo de unión familiar, de lazos políticos y de la importancia político-dinástica de su hija, emperatriz y sucesora de la Monarquía de España en el momento en el que se pintó este cuadro.

En tercer y último lugar, nos encontramos un magnífico retrato de Carlos II y Mariana de Austria conservado en el Musée du Temps, en el Palais Granvelle de Besançon [Figura 6]. No es la única imagen alusiva a Carlos II que se conserva entre sus muros y hace un excelente juego con el cuadro conocido como El Franco-Condado en tres épocas, donde aparece Carlos II a caballo franqueado por los emperadores Maximiliano I y Carlos V. Pintado entre 1670 y 1673, poco antes de la anexión del Franco-Condado por parte de Luis XIV, el lienzo representa al pequeño Carlos II y a su madre, Mariana de Austria, en un carro triunfal que incluye a Leopoldo I y a Margarita de Austria sentados justo detrás del rey. En este caso, la pareja imperial es fácilmente reconocible tanto por sus rasgos como por los símbolos y joyas que portan. De nuevo, la presencia de la pareja imperial en una pintura diseñada para reivindicar y afirmar la autoridad del rey y de su regente sobre los territorios del Franco Condado, tan amenazados por Luis XIV en aquel momento, incluye a su heredera, reafirmando y visibilizando su posición, pese a los ataques franceses a la misma y a la difícil relación que el gobierno de Mariana de Austria mantenía con el emperador durante los primeros años de la regencia y el conflicto conocido como la Guerra de Devolución.

La muerte de la infanta Margarita de Austria en 1673 acabó con este tipo de representaciones. Cuando falleció, sin haber cumplido los veintidós años, había dado a luz a cuatro hijos y murió embarazada de un quinto. La única de sus descendientes que llegaría a la edad adulta fue su hija María Antonia, que sería la heredera directa y reconocida por la corte de Madrid durante los casi veinte años siguientes.


Bibliografía (selección)

  • Katrin Keller, Die Kaiserin. Reich, Ritual und Dynastie (Viena, Böhlau, 2021).
  • Mercedes Llorente, “Imagen y autoridad en una regencia: los retratos de Mariana de Austria y los límites del poder”, Studia Histórica, Historia Moderna 28 (2006), 211-238.
  • Rocío Martínez López, “La infanta se ha de casar con quien facilite la paz o disponga de los medios para la guerra. Las negociaciones para la realización del matrimonio entre la infanta María Teresa y Leopoldo I (1654-1657)”, Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante 33 (2015), 79-99.
  • Rocío Martínez López, “La legítima sucesora: el uso político de la imagen de la infanta Margarita de Austria (1665-1673)”, en Iberoamérica en perspectiva artística: transferencias culturales y devocionales, ed. Inmaculada Rodríguez Moya et al, (Castellón, Universitat Jaume I, 2016) 339-360.
  • Rocío Martínez López, “The Dynastic and Political Use of the Image of Archduchess Maria Antonia of Austria (1669-1692): The “Imagined” Portraits of the Heiress of the Spanish Monarchy”, The Court Historian. The International Journal of Court Studies 27 (2022), 208-227.
  • Víctor Mínguez, La invención de Carlos II: Apoteosis simbólica de la Casa de Austria (Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica, 2013).
  • Silvia Mitchell, Queen, Mother, and Stateswoman: Mariana of Austria and the Government of Spain (Pennsylvania, The Pennsylvania University Press, 2019).
  • Álvaro Pascual Chenel, El retrato de Estado durante el reinado de Carlos II: imagen y propaganda (Madrid, Fundación Universitaria Española, 2010).
  • Alfonso Rodríguez G. Ceballos, “Retrato de Estado y propaganda política: Carlos II (en el tercer centenario de su muerte)”, Anuario de Historia y Teoría del Arte 12 (2000), 93-110.

Pies de foto e información de imágenes referidas en el texto:

  • Figura 1. Juan Bautista Martínez del Mazo, La infanta Margarita de Austria, 1665-1666. Madrid, Museo del Prado, P000888.
  • Figura 2.  C. Dittman (grabador), Margarita Teresa, infanta de España, ca. 1666. Viena, Österreichisches Nationalbibliothek.
  • Figura 3. Frederik Bouttats (grabador), Margarita Teresa, infanta de España, ca. 1670. Viena, Österreichisches Nationalbibliothek.
  • Figura 4. Taller de Sebastián Herrera Barnuevo, Carlos II y sus antepasados, ca. 1670. Madrid, Museo Lázaro Galdiano.
  • Figura 5. Sebastián de Herrera Barnuevo (atribuida), Carlos II y Mariana de Austria o Leopoldo I y Margarita de Austria, ca. 1670. Colección particular.
  • Figura 6. Pintor desconocido, Entrada triunfal de Carlos II y Mariana de Austria, ca. 1670-1673. Besançon, Musée du Temps-Palais Gravelle. Imagen cortesía de Antonio Álvarez-Ossorio Alvariño.