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ATLÉTICO DE MADRID

Historia del Atlético: 100 años de la inauguración del Metropolitano

El equipo estrenó el viejo estadio contra la Real Sociedad, con saque de honor del abuelo de Felipe VI y un primer gol de Monchín Triana. Fue su casa hasta que se fue al Manzanares en 1966, salvo en la Guerra Civil y la posguerra, porque quedó destruido.

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Stadium Metropolitano, el estadio del Atlético entre 1923 y 1966.

Domingo, 13 de mayo de 1923. El infante Don Juan, abuelo del rey Felipe VI, realiza el saque de honor antes del partido del Atlético de Madrid (aún Athletic) y la Real Sociedad (2-1), el encuentro inaugural del Stadium Metropolitano que, si siguiera en pie, habría cumplido este sábado los 100 años. En este estadio, del que toma su nombre la actual casa rojiblanca, jugó el Atlético hasta 1966, cuando se mudó al Manzanares, salvo un forzoso periodo de interrupción por la Guerra Civil. Un recinto que maravilló en su época.

Fue bautizado popularmente como ‘Metropolitano’ porque su construcción fue impulsada por los hermanos Otamendi, fundadores de la Compañía Metropolitana y creadores del Metro de Madrid. Ellos cuatro (José María, Julián, Joaquín y Miguel) tuvieron la idea de construir un estadio cerca de la estación de Cuatro Caminos, el extremo de la única línea de metro que había y que llegaba hasta Sol, con la intención de ‘estirar’ la ciudad hacia allí, zona aún deshabitada. “A quince minutos de la Puerta del Sol”, era la publicidad de la estación.

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En la inauguración estuvieron también la reina María Cristina y, según las diferentes crónicas, entre 15.000 y 18.000 espectadores. Una afición “de corbata, sombrero y puros”, comentaba el historiador Bernardo Salazar. Mata; Olalquiaga, Pololo; Marín, Burdiel, Fajardo; Bustillo, Gomar, Triana, Ortiz de la Torre y Olaso formaron la primera alineación del equipo y Monchín Triana marcó el primer gol. Era la tercera casa del Atlético, tras el Campo del Retiro (1903-13) y el de O’Donnell (13-23), aunque en realidad no se creó para el equipo rojiblanco. El plan de los Otamendi es que jugaran allí todos los equipos de la ciudad, que pagarían una renta. El Madrid se desmarcó pronto y acabaron jugando como locales el Atlético, el Racing, la Gimnástica y el Unión Sport. Estos tres fueron desapareciendo y se quedó solo el Atleti.

Su diseño arquitectónico fue muy admirado, especialmente la Gradona, que se levantó en lo que sería uno de los fondos aprovechando el desnivel del terreno, como un anfiteatro natural. Los aficionados accedían desde la parte alta con una perspectiva impresionante. Había 16 metros de altura desde el campo a la parte más alta de la grada.

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El Stadium ocupaba un rectángulo que, mirando hoy el mapa de Madrid, está limitado por el Paseo Juan XXIII y las calles Santiago Rusiñol, Conde de la Cimera y Beatriz de Bobadilla, que conforman un pentágono muy similar al escudo del Atlético. Ahí en su interior está la plaza Ciudad de Viena, que ocupa lo que fue el área del fondo Oeste, donde estuvo la caseta que hacía de vestuario y de almacén, entre otras funciones. Está aprobada, desde enero, la colocación de una placa que recuerde que allí estuvo el Metropolitano, solicitud impulsada por Eva Escudero, hija de Adrián Escudero, y Alfredo Collar, hijo de Enrique Collar.

Mudanza forzosa a Chamartín y Vallecas por la Guerra

Pero la Guerra Civil dejó destruido el Metropolitano. Todo el barrio quedó destrozado por las batallas del frente en Ciudad Universitaria. El Atlético tuvo que jugar en Chamartín y en Vallecas, donde celebró sus primeras Ligas. En 1941, lo compró el Patronato de Huérfanos del Aire y lo reparó. Javier Barroso, arquitecto, exjugador rojiblanco y posteriormente presidente, dirigió los trabajos de reconstrucción. Y en 1943 se reinauguró con un derbi ante el Madrid (2-1). El equipo rojiblanco regresó ya fusionado y como Atlético Aviación, su nombre hasta 1946.

El club se quedó con el estadio en propiedad en 1950 y la última remodelación elevó el aforo hasta casi los 60.000 espectadores. La posterior venta sirvió para empujar la construcción del Calderón, pues el Metropolitano, con pocos asientos, se había quedado antiguo para la época. Allí se habían celebrado también partidos de la Selección, veladas de boxeo y lucha libre, partidos de balonmano, rugby y béisbol, carreras de galgos, fue final de varias Vueltas a España...

El 7 de mayo de 1966 se jugó el último partido, un Atlético-Athletic. Un adiós al Stadium que ya se veía venir, pero que el público de aquel partido ante el equipo de Iribar no celebró de forma emotiva, pensando que aún habría más tardes. El hondureño Cardona marcó el último gol del Metropolitano, el hogar rojiblanco que da nombre al actual estadio.