CULTURA
Cine
53 a�os

Muere Anne Heche, una actriz devorada por el peor Hollywood

Actualizado

Su familia anunci� este viernes su muerte. Un portavoz ha precisado despu�s: "Aunque Anne est� legalmente muerta bajo la ley de California, su coraz�n todav�a late y no se le ha retirado el soporte vital para ver si es candidata a donar �rganos".

Muere la actriz Anne Heche a los 53 a�os, una estrella que brill� durante los 90/Foto: CARLO ALLEGRI-V�deo: El Mundo

Pocas actrices representan de forma m�s cruda y triste los estragos de la fama como Anne Heche. Su muerte a los 53 a�os anunciada de forma insistente durante una semana entera -se encuentra en "muerte cerebral" a la espera de desconectar el soporte vital- tras un fatal accidente de coche se ha convertido de repente en el ep�logo a la vez coherente y, sin embargo, completamente disparatado de una vida entera perseguida por el ruido. Y por los accidentes. Anne Heche era una actriz excepcional. Esto es lo que cuenta. No se olvide. Su capacidad para la comedia qued� clara cuando literalmente humill� (en el mejor y menos doloroso de los sentidos) a Harrison Ford en Seis d�as y siete noches. Aquella, hablamos de 1998, era una comedia rom�ntica firmada por Ivan Reitman y perdida en medio de ninguna parte cuyo �nico aliciente era ella. En su intrascendencia, y con el debido respeto, recordaba a la Katharine Hepburn de La reina de �frica. De eso iba la historia, de una mujer sofisticada con la �nica compa��a de un borrach�n encantador al que le sonaban las tripas. Y lo hac�a, lo de recordar a una estrella del pasado, con la misma solvencia que ese mismo a�o y en el raro, desconcertante y fallido experimento de Gus Van Sant llamado Psycho, y que no hac�a sino copiar plano a plano la obra maestra de Hitchcock, tra�a a la memoria y con la misma claridad a Janet Leigh. Las dos eran Marion Crane, la que mor�a en el primer acto.

Heche pose�a la gracia de las actrices que brillan en la memoria del espectador. Porque con su mera presencia, con su luminosidad de pelo corto, se empe�aba en que ataras cabos. Su fotogenia t�mida y a la vez lenguaraz remit�a al cine de toda la vida, no exactamente al cl�sico, sino a ese cine en el que los actores y actrices -fueran m�s o menos guapos, tuvieran m�s o menos talento- eran parte de la familia. Se sentaban con nosotros en el patio de butacas y no nos entreten�an con una simple historia sino con sus cosas. Y nosotros, como se escucha a un hermano o un amigo, les hac�amos caso. Sus cosas eran nuestras cosas.

Todos est�bamos convencidos por entonces, al final de los 90, que Anne Heche hab�a llegado para quedarse. De hecho, no hab�a producci�n grande, peque�a o medio pensionista en la que, de una forma u otra, ella no estuviera. All� estaba en el drama judicial m�s bien ins�pido Coacci�n al jurado al lado de Demi Moore; y en el aut�ntico desastre, en todos los sentidos imaginables, Volcano de la mano de Tommy Lee Jones; y en la m�s que brillante intriga pol�tica firmada por Barry Levinson Cortina de humo con nada m�s y nada menos que Dustin Hoffman; y en Donnie Brasco en compa��a de Johnny Depp cuando Johnny Depp era bueno. Anne Heche estaba y era cuesti�n de tiempo que acabara por enamorarnos. Una m�s como Seis d�as y siete noches y la adopt�bamos.

Pero algo pas�. Pas� Hollywood. Pas� el peor Hollywood. Pas� eso tan irrenunciable del Hollywood t�xico y malo como es su afici�n a los titulares aparatosos. De repente, la perdimos de vista en el cine y pasamos a encontr�rnosla en las revistas que brillan. Anne Heche dej� de ser esa actriz prometedora que tanta gracia nos hac�a y que nos encontr�bamos en todos lados, para ser simplemente carne de ca��n. E hizo boom. Resulta que era la novia de Ellen DeGeneres. Resulta que sali� del armario en una entrevista con Oprah. Resulta que se iban a casar en cuanto los matrimonios gays fueran legales. Resulta que Hollywood la cancel�. Resulta que se separ� en el a�o 2000 tras tres a�os de compromiso fotografiado, televisado y radiado las 24 horas del d�a. Resulta que se volvi� a casar. Pero primero con el c�mara Coleman Laffon y luego con el actor James Tupper. Dos hombres. Ya no era gay.

Y entre tanto lleg� su libro de memorias y el panorama que describ�a en �l daba alguna pista. Lo que ah� asomaba era una infancia traumatizada por un padre que abusaba de ella y una madre fan�tica que jam�s reconoci� abuso alguno. Y as�. Y de repente, la echamos de menos. M�s. Dol�a m�s no saber de ella sabiendo que las cosas no hab�an sido justas para ella. Casi nunca lo son. Seguimos vi�ndola en el cine a partir de entonces, pero de otra manera. Sal�a en Prozac nation (2001). Y en Birth (2004), la pel�cula de Jonathan Glazer que sigui� a Sexy beast. Pero sal�a poco. O sal�a mucho en una infatigable procesi�n de pel�culas para televisi�n que, la verdad, no iban a ning�n lado. La recuerdo en Rampart, una ruidosa pel�cula de Owen Moverman con Woody Harrelson, en la que su solo recuerdo salva la cinta.

El cinco de agosto vino en accidente. Fue una persecuci�n, un incendio y una explosi�n. Que si iba hasta arriba, que si la polic�a ha dicho, que si su amigo ha puesto en las redes sociales, que si la abuela fuma... Se dir�a que el propio incidente bien podr�a ser una met�fora muy triste, pero mucho, de su propia vida. En Seis d�as y siete noches dec�a aquello de "He volado contigo dos veces y te has estrellado la mitad de las veces". Pues eso. DEP.

Conforme a los criterios deThe Trust Project

Saber más
HollywoodLa lista negra de Brad Pitt con los actores con los que no quiere trabajar
M�sicaUna ex mujer cruel, tres hijos... Qu� fue de Zucchero, el italiano que nos enamor� con Baila morena
LiteraturaSalman Rushdie: "Para cierta izquierda el pueblo nunca se equivoca"